Recordamos que para que podamos hablar de un evento La Niña o El Niño el apartamiento en uno u otro sentido debe ser superior a medio grado y persistir al menos durante tres meses. Una vez que se valida esto, hay que monitorear si esta anomalía oceánica se acopla a la atmosfera e influye sobre la circulación. Es todo un proceso que hay que recorrer, pero no se puede soslayar que la anomalía fría está presente.


En cuanto al pronóstico para esta anomalía, se destaca un emparejamiento de las probabilidades entre el estado neutral y un potencial evento La Niña durante el resto del invierno. El enfriamiento puede consolidarse algo más durante la primavera, las probabilidades igualmente no son contundentes en cuanto a que un episodio frío vaya a concretarse. Sin embargo es razonable pensar, proyectando desde ahora, que puede darse un evento La Niña durante la primavera, con una señal débil. Por lo pronto parece un argumento un poco flojo como para definir escenario de falta de lluvias a gran escala. Estimamos que la circulación de escala regional seguirá siendo determinante para el desarrollo de los meses de primavera.

La persistente falta de precipitaciones del otoño, ha dejado una complejidad con la que a la franja mediterránea del país le cuesta lidiar, mucho más durante el trimestre frío. No vemos posibilidades serias de cambio para el patrón deficitario que domina el oeste de la región pampeana.

Hacia mediados de junio cuando el aire tropical tuvo una irrupción muy fuerte, con un despliegue de humedad que tomo toda la región pampeana, las lluvias se mantuvieron sobre el este, con un progreso disperso y menor sobre SF y CB. Se ha establecido una suerte de comportamiento monzónico sobre la zona central mediterránea y también en la zona central del norte del país. Esto no llama tanto la atención para esta época, pero preocupa que el mismo se haya establecido previamente a la llegada de los fríos más intensos. Si la situación es simétrica en el tiempo, las lluvias de primavera podrían atrasarse en el oeste. Esta hipótesis puede ser derivada recién durante agosto, dado que julio está muy encaminado a transitar dejando pocas lluvias sobre la franja mediterránea del país, desde el norte hasta LP.

Habrá que ver si el mes de agosto tiene mejores posibilidades de anticipar algún tipo de auxilio pluvial para la evolución de la fina sobre la franja mediterránea del centro norte del país. Estimamos que lo observado a mediados de junio puede repetirse, en la última parte de julio o agosto. Ese será el momento de ver si se concretan algunas precipitaciones, sobre el centro sur de SF y CB. Lluvias de diez milímetros no son la solución, pero al menos romperían la persistencia deficitaria y pueden anticipar un panorama mejorado para la transición estacional.

La circulación de escala regional muestra señales de cambio progresivo que deben ser monitoreadas en períodos relativamente cortos, por quincenas. Por lo pronto todas las variables tienen un típico comportamiento de invierno, con predominio de circulación de aire del sur o del este, con el aire tropical reducido a su área fuente del centro norte de la Mesopotamia. Bajo estas circunstancias, habrá que esperar para detectar alguna mejora en las lluvias para las zonas más demandantes.

CONCLUSIONES

De acuerdo al diagnóstico climático del último período y al análisis de los principales indicadores de escala global y regional, proyectamos el siguiente comportamiento pluvial y térmico para el próximo bimestre:

1. Se han definido ligeros cambios en los indicadores de escala planetaria. La neutralidad se mantiene para el invierno, con un aumento de la probabilidad para que el indicador ENSO, hacia principios de primavera, se vuelque hacia La Niña. Esta situación que parece ganar consenso en las discusiones, debe ser considerada teniendo en cuenta la potencial intensidad del evento. El mismo no tendría mayores chances de intensificarse, dado que para finales de año, la neutralidad volvería a imponerse, aunque quede una señal fría en el océano.

2. Parece improbable que se concreten cambios significativos en el comportamiento pluvial respecto de lo que se viene observando Para julio y agosto las precipitaciones, seguramente seguirán recostadas sobre el este. Sin embargo es importante monitorear si aparece algún tipo de corrimiento de las lluvias hacia el oeste durante agosto, algo que comience a perfilar un escenario con mejores chances de recargas para el comienzo del trimestre de primavera.

3. El panorama térmico aparece sesgado por la irrupción de aire polar de la última semana. Estimamos que las jornadas de frío riguroso cederán en la segunda década del mes. Posiblemente desde entonces se vuelva a un patrón más cálido como el que dominó gran parte del mes de junio. No se descartan otras irrupciones de aire polar. La tendencia del mes pasado que presentaba corrimientos positivos generalizados para la temperatura, más bien queda restringida al norte del país. Para la región pampeana, predominarían los valores normales al cerrar cada mes.