“Hubo grandes cambios en los últimos tres meses en el consumo cotidiano”, dijo Cecilia Alba, de la consultora Kantar. “El padecimiento en la región fue diferente, aparece mucho menos impactada la Argentina en número de muertes, y Chile y Perú como los más comprometidos”. En paralelo, “la Argentina es el país con más restricciones de movimiento, y eso se traslada a las restricciones de frecuencia de compras, distinto a los países que fueron más laxos”.

En América Latina, el 63% de los trabajadores son vulnerables a la reducción de los ingresos, y 47% (140 millones) son trabajadores informales. “El final de la pandemia va a ser más desigual”, anticipó.

Según mostró, en el primer trimestre de 2020, en todos los países de la región se dio el consumo más alto desde 2010, sobre todo en marzo, porque lo más importante era abastecerse. Alimentos siguió siendo el rubro más importante, pero limpieza fue el que más creció, mientras las bebidas cayeron. Además, el consumo con tarjetas de crédito creció 30%. Las ventas de mayoristas fueron casi tan importantes como las de hipermercados, y se triplicó el comercio online, usado por al menos 7 millones de personas en la región. “Creemos que esto va a seguir creciendo, se vencieron barreras de manera forzada”, dijo. “El 25% de los hogares compró algo en e-commerce entre marzo y abril, y tienden a hacer compras más grandes por el temor”.

Para Alva, “por la vulnerabilidad sanitaria y económica de la región, va a tomar tiempo la recuperación”.

Bernardo Milesi se refirió a cómo está cambiando el mundo de agro y los alimentos a raíz de las nuevas tecnologías. “GLOCAL nace hace cuatro años como un fondo de aceleración del agrifood de América Latina. Estamos en Rosario, un cluster importante. Mucho de lo que está pasando con el COVID-19 confirma lo que pensábamos cuando armamos la empresa”, dijo. “De acá al 2050 el nivel de producción de alimentos debe ser 70% superior al actual, con un escenario de 9.000 millones de personas”.

Sin embargo, indicó que “el rubro de agroalimentos está penúltimo en digitalización, solo antes que construcción, lo que puede ser un problema o una oportunidad, ya que podemos acortar esta brecha. Tenemos cuatro pilares: la ubicación (Rosario), la red, la experiencia y los principales puertos del mundo”.

En cuanto a la metodología, explicó el programa de aceleración con que trabajan cuenta, con etapas definidas y medibles de manera conjunta, “para que sea una empresa de triple impacto”. A muchas de las startups de digitalización del agro les impactó bien el COVID.

“Para Milesi, hay tendencias que venían de antes y el COVID potenció”: se pasa de push a pull, es decir que la demanda va a llegar cada vez más directamente al productor y eso va a decidir qué se produce y qué no; hay convergencia de industrias a través de la tecnología; se superpotenció el D2C (Directo al consumidor), que llegó para quedarse, sin intermediarios, cuyo rol se va a reconvertir, dependiendo de si agregan valor; se tomarán las decisiones en tiempo real, se suben y bajan stocks, y se desarrollan plataformas on demand). “La tecnología genera las mismas oportunidades para el gigante y para el pequeño; el COVID superaceleró la adopción de tecnología”.

Milesi dijo que hoy el capital que sigue disponible para invertir está más selectivo, y el que llamó “AgriFoodTech” es uno de los rubros donde se invierte. En la Argentina está además el tema de diversificar riesgos y en qué invertir. Algunas startups cerraron nuevas rondas de inversión en medio del COVID. “Oportunidad para invertir en startups beneficia porque dolariza pesos, apalanca la innovación, disminuye el riesgo en la cartera total”, señaló.

Pablo Ogallar, fundador de B2B-Agri, se refirió al escenario postpandemia. “La imagen de la agroindustria se benefició. Y tenemos en la Argentina un ecosistema muy interesante, único en el mundo, que hay que capitalizar, conformado por la capacidad tecnológica e industrial; un alto nivel de conocimiento y educación; un altísimo desarrollo de las AgTech,; y una integración de biocombustibles, plásticos, farmacéutica, química y alimentación, que lleva a producir en 37 millones de hectáreas, 140 millones de toneladas de granos”, dijo.

Para el ejecutivo, dentro de la “nueva normalidad” habrá también una nueva normalidad empresarial, con adaptación continua a nuevos escenarios, una fuerza laboral permanente y otra para proyectos, conexión remota, nuevos horarios y mayor flexibilidad y horizontalidad, aumento general del teletrabajo, credibilidad y transparencia como diferenciales, innovación permanente, entre otras características. “¿Están todas las organizaciones preparadas para este cambio?”

“La Argentina tiene una oportunidad única de potenciar su liderazgo en la producción de alimentos tras la pandemia. La transformación digital va a definir la competitividad de las empresas del sector”, señaló.