Para cumplir estos objetivos, se deben conocer aspectos básicos del funcionamiento de cada especie, llegando en algunos casos a la variedad, e integrar los conceptos productivos para alcanzar una máxima rentabilidad. Las plantas frutales, como todo organismo vivo, se desarrollan a través de un conjunto de cambios que se conoce como ontogenia (gr., origen, desarrollo). El concepto se aplica a las plantas frutales desde su nacimiento a partir de una semilla en adelante. Por el contrario, la edad fisiológica se refiere al grado de vigor y deterioro que puede desarrollar cualquier planta (Figura 1).

Etapas de la poda en carozos

La juventud es la primera etapa ontogénica, desde la germinación de una semilla o embrión caracterizada, fundamentalmente, por su incapacidad para formar flores y reproducirse sexualmente. Una planta que tiene esta característica es juvenil. Esta característica se aprovecha para el desarrollo de portainjertos, donde su rápido desarrollo vegetativo permite injertar un cultivar para obtener una planta, que se establecer en el huerto en una o dos temporadas.

La segunda etapa es la madurez o el estado adulto, con capacidad plena de reproducción sexual si existen las condiciones del medio para que ella se exprese. Las plantas maduras ontogénicamente, pasan por un periodo de planta joven (que no debe confundirse con juvenil).

En este período la poda se orienta, principalmente a conseguir la estructura definitiva del árbol, dado el fuerte crecimiento vegetativo y la nula o poca capacidad de producir fruta. Este período en los frutales de carozo va de uno a cuatro temporadas, dependiendo de la especie y el cultivar, así como del portainjerto utilizado y al manejo que se someta el huerto.

La transición

Después de este tiempo de transición las plantas alcanzan un estado maduro, de vigor moderado, aunque mejor corresponde llamarlo productivo por su función, que tiene una duración variable según la especie y las condiciones del medio y de manejo que es lo que se conoce como la vida útil del huerto (alrededor de 15 años para duraznero, 20 para ciruelo y 25 para cerezo). En este período la poda consiste en mantener el equilibrio entre el crecimiento vegetativo y el productivo, lo que se denomina comúnmente poda de producción.

Luego, el esfuerzo de la poda se concentra en la renovación de la madera frutal, eliminación de madera improductiva y el estimular brotes jóvenes y vigorosos. Este tipo de poda se conoce como de poda de renovación.

Pasado este período el huerto presenta bajo vigor y baja capacidad productiva de fruta, lo que se conoce como envejecimiento. En este período, el análisis económico determina si el huerto se mantiene a través de podas de renovación o se toma la decisión de eliminarlo.

Un podador o un encargado de huerto, debe tomar decisiones basadas en los principios biolÛgicos del desarrollo de un árbol, junto con la decisión económica que determina el nivel de producción y calidad de la fruta.

Períodos productivos de la poda en carozos

Acortamiento del período improductivo

La poda en este periodo debe orientarse, por una parte a determinar la estructura del árbol, como también a manejar el equilibrio para estimular una precoz entrada en producción. El concepto se aplica no solo a eliminar o a rebajar ramas, sino que también a modificar ángulos de inserción, a tutorar e intervenir, a lo largo de toda la temporada, para definir ramas estructurales y las futuras ramas productivas.

Equilibrio entre el crecimiento y la producción

Debido a las complejas y estrechas relaciones que se producen dentro de una planta, el encargado técnico de un huerto requiere un conocimiento, tanto de sus necesidades como de su capacidad productiva. Por lo tanto, la poda debe procurar un equilibrio entre el crecimiento vegetativo y el productivo. Debido a que la fruticultura moderna requiere producciones estables a través de los años.

Este equilibrio, a su vez, está relacionado con la proporción de madera de una planta, en relación con su capacidad de producir una determinada cantidad de fruta de alta calidad. Hasta hace algunos años el fruticultor privilegiaba la cantidad de fruta para maximizar sus ingresos. Actualmente, la calidad es un factor determinante, incluso por sobre la cantidad.

El podador, tiene la facultad de definir una potencial carga de fruta, con la determinación del número de ramillas o dardos por árbol y, consecuentemente, por hectárea.

Extender el período productivo

Para cumplir este objetivo contamos con algunos elementos de manejo que deben ser aplicados rigurosamente, entre ellos procurar una buena sanidad vegetal. Es imprescindible, por ejemplo, sellar los cortes de poda, inmediatamente después de haberlos efectuado, con pintura látex más un fungicida específico para hongos de la madera.

Costo de la poda en carozos

El valor económico de las labores de poda debe minimizarse para aumentar la utilidad de una plantación frutal. Esto corresponde a la decisión de la forma de conducción del huerto. Plantas altas aumentan los costos de manejo por el mayor tiempo requerido para efectuar los procesos de raleo, cosecha y la poda misma.

Este factor debe ser abordado desde la implementación del huerto, escogiendo un sistema de conducción, el cual, requiera el mínimo de mano de obra, que es el factor más incidente en los costos de manejo del huerto. Por otra parte, se deben definir, la variedad, el portainjerto y la distancia de plantación para tener un huerto eficiente.

La poda en carozos y su influencia

Los árboles frutales de hoja caduca, como el duraznero, ciruelo y cerezo, presentan adaptaciones climáticas al ciclo anual de temperaturas características de los climas templados, con estaciones bien definidas. El verano, cálido y favorable para el crecimiento y fructificación, en contraste, con un invierno frío y lluvioso. Es así como, el funcionamiento del árbol y su comportamiento en relación con la poda, ser· diferente si se realiza durante el receso o en el período de crecimiento o estival.

La poda de invierno posee un efecto vigorizante del área intervenida, por lo que muchas veces se producirán crecimientos en puntos vegetativos no esperados.

La poda de verano, por su parte, efectuada después de la cosecha, es una poda considerada debilitante, ya que priva al árbol de una cierta cantidad de reservas no acumulables. Sin embargo, la pérdida de reservas es mucho menor que las ventajas de podar en ese momento.

Por ejemplo, debido a la actividad metabólica que existe durante este período, permite una buena cicatrización de los cortes de poda, lo que significa una mejor sanidad. Además, el árbol podado en verano, permite visualizar mejor los cortes que se deben realizar, para una buena entrada de luz a su interior.

Tipos de poda en carozos

Poda de formación

La poda de formación tiene por objeto constituir el armazón o esqueleto de la planta para soportar el peso de la fruta de las futuras cosechas, a la vez, permitir el máximo aprovechamiento de la luz y su distribución a través del árbol.

Poda de producción

Esta poda se debe realizar todos los años para asegurar la renovación de la madera frutal. El grado o intensidad va a depender de la especie e incluso de la variedad, como a su vez de las características medioambientales y de manejo del huerto. La decisión de cómo realizar esta operación está inserta en el manejo de todos los factores que determinan la producción de la planta.

Por esto, solo se pueden entregar antecedentes que orienten al productor. La intensidad de la poda está estrechamente relacionada con el hábito de fructificación de la especie. Otro factor que determina la intensidad de poda es la carga frutal que se desea obtener, de esta manera la poda se complementa con la operación de raleo de fruta.

Poda de renovación

La vida útil de un huerto depende principalmente de las características de la especie, en este sentido se podría decir que el cerezo es más longevo que el ciruelo y éste, a su vez, que el duraznero. Los factores de manejo y sanidad vegetal juegan un rol fundamental en el mantenimiento de una productividad alta por el mayor tiempo posible.

Elementos productivos de los principales frutales de carozo

Las diferentes especies de frutales de carozo, y en algunos casos las variedades, presentan hábitos de floración diferentes. Es así, como las yemas portadoras de las flores pueden estar en ramillas o en dardos, ubicadas lateralmente.

Duraznero y nectarino

El duraznero fructifica en yemas simples laterales en ramillas del año, siendo las ramillas vigorosas de 30 a 60 centímetros de longitud las más productivas, estas ramillas se deben promover mediante una poda suave en los primeros años de vida y más fuerte en árboles viejos y débiles. Las ramillas cortas, brindillas y dardos, en algunas variedades, producen frutas de excelente calidad.

En nectarino el vigor de las ramillas que se deben dejar con la poda, debe ser un poco menor; hasta 40 centímetros, para evitar el aborto floral y de frutitos. Son adecuados elementos productivos las brindillas y en árboles muy vigorosos, también, los dardos presentes en madera de dos años.

Los chupones se presentan generalmente en la parte superior del árbol, lo que manifiesta si existen en gran cantidad una mala poda anterior. Estos elementos se dejan cuando son requeridos como ramas de renovación y no deben despuntarse.

Cerezo

Las flores del cerezo son simples, hermafroditas, de color blanco, las que se agrupan en corimbos de una a cinco. Estas inflorescencias se forman tanto en yemas florales ubicadas en la base de las maderas de un año o de yemas ubicadas en dardos de dos o más años distinguiéndose dos tipos de organizaciones de yemas florales: yemas aisladas que se encuentran en la base de madera de un año y yemas en dardos en madera de dos o más años constituidos por una yema vegetativa central rodeada por 5 a 9 yemas florales.

Ciruelo

El ciruelo tiene yemas simples laterales en dardos, mientras que algunas variedades de ciruelo japonés también producen fruta en brindillas y hacia el extremo de ramillas vigorosas. Los dardos en esta especie son menos longevos que los del cerezo. La poda, al igual como ocurre en el duraznero, es la primera labor de raleo, debe renovar entre un 20% - 40% de los dardos en madera vieja.