La medida que genera un tipo de cepo a los importadores de insumos esenciales para las actividades productivas del país, ha provocado la suspensión en las ventas de dichos insumos por parte de algunos proveedores.

Medidas que tienden nuevamente a promover una reducción del paquete tecnológico a aplicar en los cultivos –por el aumento de precio que ocasionara en los insumos, la mayoría importados-, y por lo tanto provocar una disminución de rindes, con lo cual nuevamente terminara perdiendo la Argentina en su conjunto.

Con esta desafortunada medida, el impacto en los costos totales del paquete tecnológico a aplicar se eleva por lo menos al doble del cálculo estimado para la presente campaña. Pero no solo ello, sino que los ingresos para el país y la provincia de Buenos Aires, que cobija el 60 % del trigo de todo el país- disminuira en alrededor de los U$S 400 millones si se ven reducidas tan solo 2 millones de toneladas de las previstas a cosechar en esta campaña ( 20/21 millones). Y eso sin contar en cómo repercutirá la medida en la ganadería, los servicios y otras actividades vinculadas, ya que queda de manifiesto un desdoblamiento cambiario donde el productor va a terminar pagando sus insumos productivos a un Dólar CCL ($115), MEP ($107), es decir, un dólar de entre dos y tres veces superior al que está recibiendo por su producción (Dólar Soja $ 46).

La incertidumbre que genera esta medida en mitad de la campaña fina (trigo y cebada), se extenderá también a la futura campaña gruesa, a no ser que se arbitren los mecanismos necesarios para garantizar que los aumentos en los insumos no se efectivicen.

El productor, quien soporta la presión fiscal más alta del país, con índices confiscatorios sumando los tres estamentos del Estado (Nacional, provincial y municipal) que va desde el 65 al 77% de carga impositiva, no tendrá margen para aplicar el paquete tecnológico necesario para maximizar los rindes.

Desde CARBAP vemos que la única certeza a raíz de esta medida es que pierden la provincia y la Nación por menores ingresos, pierde el productor por menores rindes, y pierde el país en su conjunto volviendo a retroceder en los resultados de sus cultivos.