Estamos todos pendientes, y con razón, sobre el devenir del mercado internacional de los granos, y de sus precios.

Es lógico, porque según se mueva éste, los precios internos de los granos habrán de subir o bajar.

Está claro que el merado internacional es decisivo.

Sin embargo, en un cuadro como el actual, pesa enormemente en los precios internos lo que suceda o vaya a pasar en el mercado de cambios, dados el condicionamiento proveniente del comercio exterior y de múltiples factores macroeconómicos.

Como estamos viendo, el valor del dólar sigue aumentando, a un ritmo acelerado. Obviamente en nuestro país, porque en rigor, lo que sucede es que el peso nacional pierde día a día valor. El dólar informal (blue) es el que va en punta.

Para muestra solo falta un botón: desde que comenzó la cuarentena, el peso ha perdido un 50 de su valor en términos de dólar. ¿Mas claro? Hubo una devaluación de más de 50% en menos de dos meses. Impresionante.

Un aspecto que incide en el problema está en las tasas de interés que, en relación a la inflación, resultan reducidas. Y ellas, además de tratar de incentivar el consumo y la inversión, en vista de la incertidumbre y la pandemia, promueven la compra de dólares.

La expansión monetaria, para financiar el cada vez mayor déficit fiscal y para ayudar a las empresas y a los particulares, cosa que no haya una visible ruptura en la cadena de pagos, trajo esta caída en las tasas de interés, que, a su vez, induce al aumento de la demanda por dólares.

Por eso, se incrementa la brecha entre el nivel de los dólares contado con liquidación y bolsa (que son legales) con el dólar informal (blue).

Por otra parte, la brecha entre éstos y el dólar comercial es enorme. Pensemos que la diferencia hoy llega al 100%. Es algo increíble. Y si dirigimos nuestra mirada al dólar por donde se convierte el precio de la soja, la diferencia es abismal.

Para colmo, el real ha sufrido una fuerte depreciación respecto al dólar.

Así cada vez es más difícil que nuestras exportaciones, donde se encuentran los granos y los subproductos correspondientes, puedan competir. Sólo lo pueden hacer cuando se pagan precios internos magros. ¿Quién es el jamón del sándwich? Ustedes lo sabrán mejor que nadie.

Con este esquema es lógico aguardar una nueva devaluación de nuestro peso en el mercado oficial, por lo que de no mediar alguna inaudita intervención estatal, el precio de los granos debería aumentar, en el mercado doméstico.

De alguna forma, la brecha tendrá que ir achicándose: las importaciones están promovidas y las exportaciones, castigadas.

Veremos cómo sigue esta historia. Todo es incertidumbre. Sin embargo, algo es seguro: el actual esquema no tiene la menor sustentabilidad.