CÓRDOBA MÁS SECA

Las oportunas precipitaciones de finales de abril generaron recargas generalizadas en vastas zonas aptas para trigo. Dentro de este contexto, las mejoras no fueron tan notorias sobre CB, salvo en zonas del centro este donde la influencia de las precipitaciones del este fue más marcada. En estos primeros días de mayo, las lluvias, aunque mayoritariamente modestas, se repitieron en zonas de ER, BA y en menor medida SF. Sobre las provincias de CB y LP prácticamente no ha llovido en mayo, salvando áreas reducidas.

Si hacemos un balance hídrico considerando la capa superficial, la disponibilidad de humedad es óptima en muchos sectores donde las siembras comienzan temprano. En el sudoeste de BA, por ejemplo, la mejora ha sido notoria, dado que en la última semana de abril se registraron precipitaciones superiores a los cien milímetros. Este volumen de agua, sobre suelos someros que se cargan muy rápido, resultó en un alivio que hoy garantiza el arranque de la fina sin apremios en la zona y dan un fuerte espaldarazo al desarrollo de las pasturas de invierno. En otras zonas con suelos más pesados como el sudoeste entrerriano, el perfil no se ha completado totalmente, pero las reservas superficiales son buenas, algo similar se aplica al centro sur de SF.

Toda la zona triguera tributaria de Rosario, presenta una disponibilidad de humedad superficial entre adecuadas y óptima. Sin embargo la misma, como mencionamos, flaquea hacia territorio cordobés, quedando muy exigida sobre el departamento Rio IV, por ejemplo.

Muy posiblemente el balance hídrico esté subestimando la situación en el sudeste de CB, donde marzo fue muy llovedor. Si bien esta zona en abril no tuvo la misma respuesta pluvial, es razonable pensar que con aportes menores buena parte del sur cordobés logrará incorporarse al área de siembra sin mayores problemas. Lo que está claro es que estos aportes deben llegar en forma relativamente temprana dentro del mes de mayo. Más allá de estas fechas, las siembras se vuelven muy riesgosas en zonas mediterráneas dado que las lluvias de junio y del trimestre frío en general son muy pobres.

En el informe de tendencia climática del miercoles pasado, decíamos que hay un consenso generalizado sobre la posibilidad de que lo que resta de mayo, junio y julio presenten una oferta de agua discreta, con tendencia a mantener el litoral y buena parte del sur de la región pampeana, con precipitaciones que a lo sumo alcancen valores normales, es decir, con potenciales desvíos negativos. Si esta tendencia se valida, se ira dimensionando el valor de las lluvias de finales de abril.

Las zonas que quedaron con los perfiles cargados, con lluvias de mantenimiento, o sea, algunos eventos oportunos que mantengan razonablemente adecuadas las reservas superficiales, lograrán superar el trimestre frío sin mayores exigencias. Nuevamente, las decisiones de siembra se volverán más difíciles sobre el oeste, en tanto no se observe durante lo que resta de mayo alguna lluvia generosa, al menos de veinte o treinta milímetros, dentro de la ventana de siembra. No parece aconsejable avanzar con la tarea de implantación sobre las zonas secas que no reciban al menos este nivel de auxilio.

En concreto, las reservas de humedad son adecuadas u optimas en al menos el 80 por ciento del área apta para trigo. Atendiendo que vamos a una semana, incluso diez días sin lluvias, las tareas de conservación de humedad son importantes de considerar.

De acuerdo a estas previsiones, normalmente observaremos un retroceso en la condición de humedad superficial, sin embargo, salvando las zonas con pasturas implantadas, no hay coberturas con demanda y tampoco exigencias atmosféricas. La foto actual de humedad superficial, con los pertinentes trabajos de conservación, define una posición inicial favorable para el arranque de la fina.