Frente a un contexto de incertidumbre, la henificación es una alternativa viable y con ventajas. Marcelo Pamies –especialista del grupo de producción animal del INTA Colonia Benítez, Chaco– destacó que “es un momento oportuno para aprovechar el rebrote de otoño y tratar de hacerlo en su óptimo nivel de nutrientes y cantidad de materia seca”.

En este sentido, aseguró que “las precipitaciones de febrero y marzo no fueron suficientes para acumular una buena cantidad de forrajes, por lo que la henificación es una buena opción para ingresar al invierno con buena disponibilidad”.

“Nos encontramos en el momento oportuno para la elaboración de heno, lo cual nos dará una ventaja doble, diferir el heno elaborado y el potrero al pie”, destacó. Además, recalcó el beneficio de dejar reposar la pastura hasta el invierno, o sea, diferir ese potrero, utilizar el rebrote como alimento diferido en pie destinándolo a alguna de las categorías criticas como la vaquilla de reposición.

Dime cuándo te cortan y te diré la calidad

De acuerdo con Pamies, “la henificación tiene como premisa realizar un corte oportuno de la pastura en su óptimo nivel de nutrientes y cantidad de materia seca, que para las gramíneas megatérmicas se da entre prefloración y floración tardía”.

“La calidad del forraje conservado nunca será superior al material que le dio origen”, indicó el técnico, aunque, para lograr la mayor calidad posible, hay que considerar la composición de la pastura, densidad de plantas, estado fenológico, presencia de malezas y sanidad de la misma.

Y recordó: “La obtención de un heno de calidad requiere de una rápida evaporación del agua, humedad siempre por debajo del 20 % y cuidado de las hojas porque en ellas se encuentra entre el 60 y el 70 % de los nutrientes, siendo fácil de perderse durante el proceso de elaboración”.

Los procesos de la henificación son corte, rastrillado y enrollado o enfardado, siendo importante cada paso para mantener la calidad, teniendo presente que hacer un rollo o un fardo malo tiene el mismo costo que hacer uno bueno.

Para el corte de pasturas megatérmicas, aconsejó usar las máquinas más eficientes como las segadoras a discos con acondicionador que ofrecen corte neto, mínimo repicado y deshilachado.

Sin embargo, reconoció que “el 75 % de la superficie con pasturas implantadas se cortan con corta-hileradora de hélices que tienen como desventaja el mayor repicado, por poseer cuchillas largas”. Para minimizar esto, aconsejó que las cuchillas estén bien afiladas y mantener constante las revoluciones en la toma de fuerza y una velocidad de avance pareja.

Como actividad previa a las operaciones de corte, es necesario regular los chapones posteriores de la corta-hileradora para lograr andanas acordes a las condiciones climáticas. La altura de corte aconsejada en pasturas megatérmicas es de 15 centímetros y el mejor horario de corte es cuando se levanta el rocío.

Con respecto al rastrillado, Pamies señaló que se debe iniciar cuando el forraje se estabiliza en el 40 % de humedad, velocidad de trabajo 7 km/h y altura de trabajo que no quede forraje sin mover evitando pérdidas, pero nunca tocar el suelo.

En cuanto al enrollado, señaló la importancia de arrancar cuando el forraje se estabiliza en 20 % de humedad. La rueda limitadora de profundidad debe evitar el impacto de los dientes recolectores con el suelo y su regulación en altura es de 2 cm por debajo de la altura de corte.

“Contamos con toda la tecnología para poder lograr un heno de calidad. En todo caso, si no es almacenado adecuadamente, se desperdicia y estas pérdidas pueden fluctuar del 2 al 50 % en el almacenamiento”, aseguró el especialista.

“Para evitar esto, lo ideal es tomar medidas tales como el retirarlos del campo, almacenar los rollos en lugares altos y que permitan el escurrimiento del agua para evitar encharcamientos y no colocarlos debajo de los árboles”, aconsejó.

Además, recordó la importancia de ubicar los rollos pegados por sus caras planas formando hileras en dirección Norte-Sur, distanciar las hileras como mínimo 1 metro, aislarlos del piso usando postes, gomas y cubrirlos con alguna lona o plástico hasta la mitad del diámetro del rollo.