Era cantado que ni bien comenzaran a operar, aunque sea parcialmente los bancos, el tipo de cambio tenía que saltar. En rigor, era obvio que el peso iba a demostrar lo depreciado que estaba y lo más depreciado que va a estar por el comportamiento tan poco acertado del gobierno en el manejo de la economía.

La base monetaria aumentó el 39% en los últimos 30 días (último dato disponible al 6 de abril comparado con el 6 de marzo). Si hacemos la comparación con respecto a un año atrás, el aumento de la base monetaria es del 81,4%. Pero atención, que el gobierno ya había inaugurado su gestión aumentando el gasto público y dándole a la maquinita para financiar los aumentos de gasto por la tarjeta alimentaria que lanzaron aduciendo una crisis alimentaria, crisis que va a empeorar si siguen con la cuarentena de esta manera. Además, al congelar las tarifas de los servicios públicos, empezaron a aumentar nuevamente los subsidios económicos.

En el primer bimestre del año, el déficit fiscal aumentó el 144% respecto al mismo período de 2019, como consecuencia del aumento de los gastos primarios que crecieron el 51% en tanto los ingresos corrientes aumentaron el 38,6%. Los subsidios económicos, por retrasar nuevamente las tarifas de los servicios públicos, subieron el 86%, con aumentos en las mencionadas prestaciones sociales como las tarjetas alimentarias, que, según el ministro Arroyo, iban a destinarse $ 70.000 millones en vez de los $ 20.000 millones que figuraban en el presupuesto. Es decir, de entrada, antes del coronavirus, el gobierno se lanzó a una fiesta de gasto público y emisión monetaria que, inevitablemente, nos llevaba por muy mal camino. Digamos rumbo de colisión. Con el coronavirus, lejos de cambiar el rumbo, el gobierno aceleró ese rumbo y parece haber pisado el acelerador a fondo con los anuncios de reparto de subsidios a diestra y siniestra.

Gráfico 1


El gráfico 1 muestra la evolución diaria de M1 (circulante + depósitos en cuenta corriente del sector privado + depósitos en cajas de ahorro en pesos del sector privado). Como puede verse, ya en el comienzo del año venía creciendo, pero claramente la curva sube en forma pronunciada a partir de 13 de marzo cuando empiezan las restricciones para circular y luego se impone la cuarentena. Ese dinero estaba inmovilizado en los bancos por la imposibilidad de transitar, por los feriados que se incluyeron en el medio (suerte de feriado bancario) y por las restricciones que hubo para hacer operatorias. Si ayer, que abrieron los bancos pero hubo atención más limitada al sector privado, el contado con liqui se disparó, en pocos días más es muy probable que veamos al blue despegando como un misil. Es que nadie quiere tener pesos en el bolsillo porque se deprecian por hora. Es más, el gobierno sigue anunciando más subsidios, ayudas económicas y gastos de todo tipo cuando la recaudación impositiva se le cae como piano de piso once, fruto de la recesión que se profundizó con la cuarentena.

Si combinamos, violenta expansión monetaria con caída en la demanda de moneda y disminución en la oferta de bienes, estamos formando la tormenta perfecta para generar una crisis inflacionaria de grandes proporciones.

El presidente está empecinado en que no va a bajar el gasto público ni los sueldos de los funcionarios porque dice que eso es el discurso de la anti política. Falso, la política ha dejado de ser política para transformarse en un gran negocio donde impera el clientelismo político con ñoquis, empleo público de todo tipo y planes sociales que establecieron la cultura de la dádiva.

La anti política es que los “políticos” hayan aumentado el empleo público en las provincias de 1.663.638 empleados en 2005 a 2.379.451 en 2019, casi 716.000 puestos más de empleo público provincial. Por su parte los municipios llevaron el empleo de 399.000 empleados en 2005 a 605.746 en 2019. Casi 207.000 empleados municipales más. La nación había llevado el empleo estatal de 540.372 empleado en 2005 hasta 798.702 en 2015 y Cambiemos lo redujo a 739.149 en 2019.

Ni hablar de la impresionante cantidad de planes sociales que se prestan para todo tipo de corrupción, como es el famoso caso de las pensiones por invalidez laboral, donde de golpe aparecieron en Argentina 1 millón más de inválidos. Algunos cobrando pensiones por invalidez y mostrando en sus muros de Facebook como pasean por las playas de Brasil o hacen kayak. Curiosamente es una familia en Formosa, donde 15 personas con el mismo apellido tienen pensiones por invalidez laboral. Debe ser una epidemia que se le anticipó al coronavirus.

En definitiva, todo parece indicar que el gobierno está dispuesto a seguir con la fiesta de aumento del gasto y a emitir moneda. El coronavirus puede ser la excusa para caer en una megainflación, el punto es si, como siempre sostengo, es que quienes estuvieron viviendo durante tantos años del trabajo ajeno, no es hora que hagan un esfuerzo de ganar un poco menos y se le evite a la población, no solo estar encerrada, sino caer en otra hiper en el medio de una gran recesión. Porque no nos engañemos, si el aumento del gasto público y la expansión monetaria fueran reactivamentes, hoy Argentina debería ser el tigre del Sudamérica. Y la realidad es que no somos ni un gatito en materia económica con la receta de aumento del gasto público y la emisión monetaria.

Fuente: Economía para Todos