Luego esos factores de oferta empezaron a relacionarse, no solo con lo producido, sino con la posibilidad de que esa producción pueda llegar a los consumidores, y ahí empezó a entrar las decisiones que tomaban los países productores en cuanto a restricciones de exportación o no, y por el caso de la demanda si a la demanda real se le interponía alguna traba de importación desde el país consumidor. Y así todo se fue haciendo cada vez mas complejo, hasta llegar al extremo de lo que vimos desde hace ya 2 años. Si, ya hace dos años que comenzó la famosa guerra comercial entre Estados Unidos y China. Durante 2018 y 2019 los mercados de granos se movieron, no solo por la realidad respecto al comercio entre esas dos potencias, sino que el primer movimiento muchas veces se originaba en un Twit del presidente de USA, y a partir de ahí el mercado esperaba la reacción del gobierno de China.

Y así transcurrieron dos campañas, en las cuales los mercados de granos perdieron gran parte de su valor y nunca pudieron recuperar.

Cuando finalmente se veía una luz de esperanza al final del túnel, con la firma del acuerdo Fase 1 que entraba en vigor en febrero, no hace falta que comente que ocurrió en ese momento.

El coronavirus es noticia desde fines de diciembre, pero fue en enero que empezó a tomar mayor relevancia a nivel global cuando China comenzó a tomar medidas drásticas de aislamiento y control que incluyó cierre completo de ciudades.

Y entonces llegamos al 30 de marzo, con gran parte del mundo con contagiados y fallecidos, y con gran cantidad de países tomando antes o después, la decisión de ir desde la sugerencia hasta el forzado del aislamiento.

Y entonces los granos obviamente no pueden escapar de esta realidad.

La oferta de la campaña 19-20 ya está, ya se está en etapa de cosecha en Sudamérica, en Brasil ha sido récord, en Argentina parece que será menor que lo que esperábamos originalmente, pero aun así será un volumen muy importante.

La oferta está.

La demanda, luego de verse afectada por la guerra comercial, la peste porcina, ahora se ve afectada por varios elementos. Por un lado si bien China se ha visto mas activa en lo que va del mes, las proyecciones que manejan siguen estando muy por debajo de las que teníamos hace 2 años, por otro lado los cierres de las economías, reducen la demanda de carnes que se traduce en menor demanda de alimentos para engorde, la actividad global se desploma, en consecuencia hay menor uso de combustibles y por si no fuera poco, con la guerra por los precios de petróleo estos dos últimos elementos hacen que sea cada vez menos rentable usar biocombustibles para las mezclas.

Y entonces entramos en un terreno que está lejos de darnos buenas señales en el corto plazo.

Localmente analizando cantidad de barcos a cargar en próximos dos meses, si estuviéramos en una situación normal, podríamos pensar que se daría buen soporte de precios y días de oportunidades frente a alguna necesidad puntual de exportadores.

Para tener de referencia de acuerdo con el Min. de Agricultura en los próximos 15 días hay para embarcar 2,4 mill tn de Maíz, y 1,6 mill tn de subproductos (Aceite y harina de soja).

Pero la realidad se plantea muy distinta, todos los días amanecemos con distintas noticias respecto a posibles alteraciones/rupturas en la cadena logística desde el campo al barco. El contexto de corto plazo sigue con altísima incertidumbre. El mediano-largo plazo puede ser muy distinto.

Y ese mediano plazo depende hoy, casi exclusivamente, de cómo se desarrolla la pandemia, cuanto tiempo duran los “cierres” “parate” de las economías locales y globales. Y de nuevo, el consejo que siempre sale desde Agroeducación, anticiparse a posibles nuevas bajas, buscar las mejores maneras de poner pisos y a la vez tener la posibilidad de capturar mejoras en el mediano largo plazo, sin dejar de estar atento a días de oportunidad que pueden seguir apareciendo a pesar de todo.

Por Paulina Lescano – Especialista en Mercado de Granos - Docente de Agroeducación
Fuente: Agroeducación