Sin duda, el "cisne negro" del Covid-19 se ha constituido en "el factor" de mercado que opaca fundamentos claramente amigables para los precios. La cosecha de soja 2020 en EE.UU. expuesta a recortes, el acuerdo fase I con China; el derrumbe de casos de fiebre porcina y, por último, los recortes en la producción de soja en Sudamérica por la falta de oportunas lluvias en febrero.

Y Chicago reaccionó. Pero el flagelo del virus sobrevuela sobre los mercados, plantea un inevitable slow down de la economía mundial, se alteran las cadenas de comercialización, se cierran fronteras, se paraliza el flujo de capitales y aparece la amenaza de una gran recesión, que esta vez será en el sector de servicios (que en la mayoría de los países representa más del 70 por ciento del PBI). Otra historia.

Así, los temidos interrogantes: ¿fin de la globalización?; ¿se realimenta el proteccionismo? El temor a que en la "locomotora" del mundo (China) su sobreoferta estructural de productos manufacturados derive en complejos conflictos sociales. En semejante contexto, muchos economistas expertos en indicadores macroeconómicos buscan paralelismos con lo sucedido cuando otros brotes virales (SARS, ébola, gripe aviar, fiebre porcina). Hasta aquí, la "foto" de la visión pesimista.

¿Hay otra? Veamos. Ahora China anuncia el aplanamiento de la curva de casos en su vasto territorio, prohíbe el comercio e ingesta de animales salvajes y vuelve a mostrar voracidad en su demanda de soja. Dado que en Brasil los precios récord de la soja (por devaluación) generan ventas masivas, que EE.UU. por razones estacionales va a ver menguar sus existencias de la oleaginosa y que en la Argentina se vendió mucha soja 2020 en forma anticipada por razones políticas, es altamente probable que la renovada demanda china de carnes y de soja se traduzca en un escenario de precios mucho más amigable en un par de meses en el plano internacional.

Aquí, los desafíos son otros. La logística es el tema del momento. El país necesita la cosecha y los camiones que la transportan debieran ser tratados como "ambulancias" en un contexto pleno de justificados temores y con cuarentena declarada.

Para colmo, con una cadena comercial "herida" y con la cadena de pagos en "terapia intensiva". Nada que el temerario y conmovedor productor argentino no pueda enfrentar si las autoridades se ponen a la altura de las circunstancias. Las por venir son semanas realmente cruciales.