Desde hace dos años que las expectativas del mercado de granos vienen siendo esquivas a la "buena" formación de los precios. Y cuando digo "buena", me estoy refiriendo a que esté vinculada a los fundamentos. Sea por una cosa u otra, la sequía que aquejara a nuestro país y a Uruguay en el ciclo 2017/2018, duró poco en la construcción positiva de las cotizaciones. El inicio de la guerra comercial entre EE.UU. y China vino a profundizar la magra situación productiva de ese año.

Casi sin respiro, nos sorprendió la fiebre porcina africana en China, que posteriormente se extendió a otras latitudes. Ello, comenzó a generar la lógica incertidumbre sobre el nivel de demanda de harinas proteicas por parte del gigante asiático, con el impacto que ello generó sobre las cotizaciones de la soja, en particular, y de la plaza granaria en general.

En la temporada 2018/2019 (un año después de la sequía en Sudamérica), los excesos de lluvias complicaron el inicio de una cosecha estadounidense que, en el caso de la soja, podría terminar un 20% por debajo de la del año previo. Y hablo en potencial, porque aún restan contar las posibles pérdidas luego de terminado el período invernal en el hemisferio norte, ya que hay soja y maíz en cinco Estados que no se han podido cosechar por la nieve. En ese sentido, el USDA determinó que Dakota del Norte y del Sur, más Minnesota, Michigan y Wisconsin, serán revisados en abril, una vez finalizado el invierno boreal.

Pero, en resumidas cuentas, lo urgente se está "llevando puesto" lo importante. Nada se dice en cuanto a que la relación stock/consumo para la soja en EE.UU. volvió a tiempos de 2017 (antes del conflicto con China) y que para este año comercial (ciclo 2020/2021) se proyecta que caiga al 7,5% (uno de los niveles más bajas en la historia). Tampoco se dice que por primera vez en 7 años habrá déficit entre la producción y el consumo mundial de la oleaginosa.

Está claro que por ahora, y solo por ahora, nada de lo comentado en el párrafo anterior es importante. Cuando se presentan tantos factores imponderables (de rápido impacto e imprevisibles), solo resta esperar a que "pasen" lo más rápido posible.

El caso del coronavirus resulta más impactante aún, puesto que la Organización Mundial de la Salud lo declaró como pandemia, al tiempo que Estados Unidos prohibió los vuelos desde Europa.

En un año con números muy finos, los desafíos que tendrá el mercado de aquí en adelante, tendrán que ver con cuándo será el momento de volver a los fundamentos, a la esencia. Sin lugar a dudas, a esos desafíos también deberán prestarle especial atención la clase política. No son tiempos fáciles para nadie. Esperemos a que el mundo pueda volver un poco a normalidad.

Por: Diego de la Puente