Los cultivos sin suelo, sobre substratos o semi-hidroponía no son nuevos, pero en Argentina esta práctica viene creciendo de manera considerable en los últimos 10 años, sobre todo en los cultivos de tomates, pimientos y frutillas.

Estos sistemas presentan múltiples ventajas con respecto a los cultivos tradicionales en suelo, entre ellos, su potencial de rendimiento es considerablemente mayor, no requiere desinfección de suelo, y por su dinámica permite manejar de manera más eficientes los recursos. Dentro de las desventajas podemos considerar como principal la inversión inicial.

La semi hidroponía se desarrolla sobre una maceta o saco, de diferentes substratos. Dentro de los substratos más utilizados encontramos, la turba, perlita y fibra de coco. Todos los substratos comparten en mayor o menor medida, las características de ser buenos retenedores de agua y no aportar nutrientes a los cultivos. Por esto mismo, al unirse el insignificante aporte de nutrientes y el volumen reducido, es donde la fertirrigación juega un rol clave.

En cultivos a suelos, se puede permitir hasta un 10 % de diferencia de caudal de riego en el diseño, sin que el cultivo resienta su productividad, aunque en la práctica estas diferencias son mayores. Pero en sistemas semi hidropónicos, un 10 % de diferencia va a producir una merma en el rendimiento.

Debido a esto, se recomienda usar goteros auto compensados, ya que todas las macetas o sacos requieren todas del mismo aporte de agua y nutrientes. Los goteros no auto-compensados varían su caudal a medida que se avanza en la línea de riego, mientras que esto no sucede en lo auto-compensados ya que tienen la capacidad de regular el caudal en función de la presión dentro de un rango de trabajo.

Los tiempos de riego van a estar dados por el volumen de substrato que se tenga y que límite de pérdida de agua útil establecemos. Los pulsos de riego van a ser de la misma duración, incrementando su frecuencia a medida que la demanda hídrica aumente. En días de verano pueden llegar a hacerse 10 riegos o más. La fertilización se realiza en todos los riegos, con distintos tipos de fertilizantes, para entregar una solución nutritiva balanceada y en cantidades adecuadas.

La gran cantidad de riegos y fertilización, sumado al control de pH y conductividad, llevan obligadamente a la instalación de un controlador de riego. Es importante que sea un equipo robusto, que no tenga paradas por fallas, y que sea preciso al momento de inyectar los fertilizantes y ácidos.

Por último, dado que estos sistemas no toleran pasar varias horas sin riego en días de alta insolación, es imprescindible contar con un sistema de suministro eléctrico de backup por cualquier corte de energía.