Lamentablemente, la firmeza en la defensa de nuestros intereses por parte de la Mesa de Enlace, no parece suficiente como para exigir que no sea sólo nuestro sector el que paga el ajuste, que claramente política no está dispuesta a hacer.

La sinceridad ha sido eliminada de las declaraciones públicas y tanto el gobierno nacional como el provincial parecen no tener ninguna otra opción que no sea, pedirle al campo todo el dinero que se necesita para sostener un Estado en el que, sólo unos pocos tributan, para que siga funcionando un sistema que de este modo, no se tolera más.

Para peor, la oposición política debuta en ese rol con pasividad cómplice que nos configura un panorama, aún más sombrío. Lo sufrimos hace algunos años, y lo advertimos. Estamos en manos de estrategas de la división y la generación de enfrentamientos entre pares. Nos ponen a unos contra otros, y lamentablemente deberemos volver a las rutas y a las acciones que les hicieron cambiar el rumbo hace 11 años.

Retenciones, revalúos, aumentos selectivos de impuestos, y todo lo que tienen en mente para seguir con este plan siniestro, deben hacernos reaccionar.

Lamentamos que muchos de nuestros representantes no estén a la altura de las circunstancias y que las mesas del poder los obnubilen, desconectándose de las bases a las que deben honrar. No hay plazos, no hay coordinación, no hay empatía, no hay propuestas, y lo peor de todo, se perdieron la oportunidad de decirle al país, qué es el campo, cuanto nos sacan y porque insistimos en que somos el chivo expiatorio.

A los productores de la zona y del país y a todos nuestros vecinos les decimos que lo único que cambiará en pocos días será el número de año, pero que lamentablemente, deberemos volver a ponernos a prueba para resistir y sobrevivir.