El hombre sólo cultiva 7 mil de las 250 mil especies vegetales identificadas en el mundo. Sólo cuatro conforman el 70 % de las dietas occidentales modernas. De acuerdo con los especialistas, este patrón productivo y el efecto del cambio climático sobre la agricultura, generan un escenario de alta vulnerabilidad y riesgo para la alimentación humana.

En este contexto, urge la necesidad de aumentar la diversificación productiva mediante la incorporación de nuevas especies, poco indagadas. Este es el caso de la chía, un alimento que se posiciona como un cultivo promisorio de gran demanda mundial.

De acuerdo con Martín Acreche –especialista en ecofisiología de cultivos del INTA Salta–, “la diversificación productiva es una excelente opción para reducir el riesgo al que se enfrenta la producción mundial de alimentos y, en este sentido, la chía surge como una alternativa de mitigación y adaptación a los cambios en el ambiente”.

En este sentido, agregó que, “por sus precios y bajos requerimientos nutricionales, la chía es un cultivo clave para diversificar en zonas donde frecuentemente se realizan monocultivos, como es el caso de la soja y el tabaco.

A su vez, se refirió a un reciente estudio preliminar del INTA, en el que se muestra que la chía presentaría moderada tolerancia al estrés hídrico en el periodo crítico para la generación del rendimiento. “Esta característica la posicionaría como un cultivo con potencial para zonas de escasez de agua ante el efecto del cambio climático”, subrayó el técnico.

Chía: un pequeño gran alimento

Se trata de una planta herbácea, poco estudiada a escala nacional y mundial, que se caracteriza porque su semilla posee una alta concentración de aceites y contiene el mayor porcentaje combinado de ácidos grasos esenciales.

Uno de estos es el ácido graso poliinsaturado omega-3, importante en la alimentación humana y efectivo para disminuir las afecciones cardiovasculares.

Además, tiene un mayor porcentaje de proteínas en comparación con los cereales tradicionales, es libre de gluten y se destaca por su alto contenido de antioxidantes naturales. A su vez, el mucílago de la testa de la semilla es un polisacárido útil como fibra soluble y dietética.

Una alternativa productiva en auge

Frente a una tendencia mundial hacia una alimentación más saludable, los consumidores demandan cada vez más productos naturales y funcionales. En este contexto mundial, la chía se ubica en un lugar preferencial y, recientemente, este cultivo subtropical reforzó su valor comercial de la mano de un aumento en su industrialización.

Debido a la alta proporción de omega-3 en sus granos, esta semilla se posiciona como un cultivo promisorio. Así, aumentó su industrialización y hoy se comercializan diversos productos alimenticios y medicinales preparados a partir de la chía.

Para Acreche, “la chía es un cultivo promisorio para los países en desarrollo” y, en línea con esto, los países en los que la chía adquiere, cada vez, mayor importancia comercial son México, Bolivia, Argentina, Ecuador y Guatemala.

Por sus requerimientos ambientales, térmicos y de horas de luz para maximizar su rendimiento, la región del noroeste de Argentina (NOA) y, particularmente, los Valles Templados de Salta y Jujuy, presentan condiciones propicias para su cultivo.