La semana pasada, el USDA hizo un nuevo informe de Estimaciones de Oferta y Demanda.

Con relación a la soja, no hubo cambios en la producción estimada para EE.UU. Y la realidad es que el mercado esperaba una baja en el cálculo.

Es probable que la estimación a la baja por parte del mercado sea la realidad. El USDA se niega a reconocer la caída.

En vista del retraso en la siembra tanto de soja como de maíz y los problemas climáticos de la campaña estadounidense, lógico es prever un ajuste en baja de la producción final.

Lo que importa para la formación del precio está en el balance de oferta y demanda en ese país. El indicador más claro está en la relación stock-consumo. Y todo indica que, en breve, deberá revelar cuán apretado se halla. Ello podría actuar como trampolín en los precios internacionales.

Claro está: una suba en el valor internacional, no necesariamente será un aumento, a partir del 10 de diciembre, en el precio local. Todo dependerá de la forma de intervención del Estado en los precios locales.

Los precios son buenos, hoy por hoy, especialmente en nuestro país por la reticencia de la producción a desprenderse de mercadería cuando el horizonte económico es tan incierto. No es que falta cantidad.

Lo que falta es oferta por las últimas medidas económicas que dificultan las decisiones de venta por parte de los productores.

Textualmente, dice la BCR: “A la fecha se llevan vendidas en total 39,3 Mt de soja 2018/19, lo representa poco menos del 70% del total de una campaña en la que se produjo alrededor de 56 Mt en nuestro país. Esto está por detrás del 80% que marca el promedio desde el 2010” (08.11.19)

A nivel global, la mejora en las perspectivas de llegar a un acuerdo comercial, entre este país y China, debería presionar a la suba en las cotizaciones en Chicago.

El ministro de Comercio chino, hace pocos días dijo que “ambas partes han acordado cancelar los aranceles adicionales en diferentes fases a medida que avancen en sus negociaciones”. Se abre una esperanza. Veremos cómo sigue esta suerte de telenovela de la tarde.

En cuanto a la campaña en nuestro país, hay que destacar la falta de humedad que afecta gran parte de la zona agrícola. No es de esperar una gran cosecha de trigo.

Y respecto a la siembra de maíz y soja, el problema climático tiene en vilo a los productores. Muy especialmente en la zona Núcleo, donde la falta de agua es alarmante.

Se profundiza el retraso en la siembra de maíz y, así, se estima una caída en el área en Zona Núcleo

Ya que hacemos un paneo general, vale la pena detenerse en la cuestión geopolítica derivada de la áspera relación entre el presidente electo y el presidente Bolsonaro.

Acá, el pato de la boda será el trigo.

Argentina cubre cerca del 80% de las compras de trigo que efectúa Brasil.

El menor costo de transporte, por la proximidad geográfica, y la preferencia obtenida a través del Mercosur han contribuido decisivamente a que la Argentina se convirtiese en su principal proveedor.

Cuando nuestro país no pudo satisfacer las necesidades del vecino, éste empezó a importar trigo afuera del Mercosur, abriendo cupos libres de arancel. Ni tontos ni dormidos, esta oportunidad la tomaron EE.UU. y Canadá.

Nuestro país no puede darse el lujo de mantener una relación tirante con Brasil.

La cuenta de exportaciones necesariamente debe aumentar. Para salir de la presente crisis, urge la entrada de mayor cantidad de dólares “genuinos”. Y el trigo es más que importante para ello.