¿Un tambero puede soñar con no tener que levantarse de madrugada los 365 días del año para hacer el primer ordeño de la jornada? ¿Es posible que las vacas se ordeñen voluntariamente sin intervención del hombre colocando manualmente las pezoneras? Ambas preguntas pueden contestarse con un "sí" rotundo si instala en su tambo el ordeño robotizado.

El tema fue tratado recientemente en una reunión en el campo El Rancho, cercano a Balcarce, propiedad de Diego Baudrix, quien colocó seis robots en su sala de ordeño.

La esencia del sistema de ordeño robótico es el tráfico libre de las vacas, un cambio drástico respecto del sistema tradicional de arreo dos veces por día hacia el tambo. Los robots están disponibles 24 horas al día y ofrecen alimento balanceado mientras las vacas se ordeñan voluntariamente.

Cómo funciona

Las pasturas de El Rancho se dividen en tres bloques (A, B y C), a los que se acceden por vías distintas. En la sala de ordeño hay puertas inteligentes en la entrada y salida, que ordenan el movimiento de las vacas.

Cada vaca se dirige al tambo cuando quiere, se ordeña en el robot, y al salir de las instalaciones, es conducida por la compuerta de salida al bloque A, B o C según la hora del día. De esta manera, las vacas pastorean distintas parcelas con un tráfico libre que permite que se ordeñen varias veces al día sin intervención humana.

El sistema computarizado que administra los robots y las puertas también registra toda la información individualizada de las vacas: producción, alimentación, movimientos, etc. Los detectores también determinan si la leche es normal o si tiene sangre, temperatura o mastitis, en cuyo caso la separa del circuito. Esto permite, además de mejorar la eficiencia de todo el sistema y adaptarlo a las modalidades de cada establecimiento, apartar automáticamente a las vacas que deben ser revisadas o tratadas por celo, mastitis, etc.

Corresponde destacar que el robot ordeña cada pezón en forma individual, lo que asegura el vaciado completo de cada cuarto y evita daños por exceso de vacío en la ubre.

Una vez ordeñados todos los cuartos, el robot retira las pezoneras y la vaca se va. Inmediatamente, la máquina se enjuaga y se desinfecta con un sistema de vapor que elimina gérmenes sin intervención humana.

En detalle, el robot de ordeño empleado en El Rancho tiene sensores de cámaras y de rayo láser que detectan la llegada de un animal al box, tras lo cual actúan sobre un brazo que se mueve eléctricamente y por aire comprimido para dirigir las pezoneras hacia los cuartos de la vaca (ver infografía).

El mecanismo primero limpia la ubre y luego expulsa los primeros chorros de leche; después coloca a las pezoneras de manera automática. Así, mientras la vaca consume el alimento balanceado es ordeñada sin la mano del hombre.

Con el nuevo sistema de ordeño, los empleados cumplen horarios diurnos en los cuales preparan las parcelas, revisan los informes en la pantalla del sistema, tratan a las vacas que ya han sido apartadas y realizan el mantenimiento de los robots (limpieza, cambio de filtros, etc.).

Este sistema permite "lograr una mayor producción, mejor performance reproductiva, menor descarte de animales, más vida útil, más lactancias, mejor adjudicación de la alimentación y mejoramiento en la calidad de leche", indicó Baudrix en la reunión.

Producción

La mayor producción de leche respecto de un tambo tradicional proviene de que las vacas se ordeñan 2,3 veces por día en promedio en el campo del empresario, sin arreos estresantes sino con tranquilidad. "Las vacas se ordeñan a su ritmo, con un intervalo de 9 a 14 horas según cada individuo, cuando quieren", reveló Diego.

Por otro lado, destacó que el robot alimenta a cada vaca según su producción, no a todas por igual. "Por ejemplo, una de 28 litros por día consume 7 kilos de ración; el robot le da lo que necesita según una programación", apuntó el empresario.

Asimismo, todas las vacas se ordeñan de manera correcta, sin que aparezcan errores por el cansancio que acumula el personal cuando deben pasar por la sala gran número de animales.

El Rancho se ordeñan 350 vacas de raza Montbeliarde, con 6 robots. La producción individual promedio es de 27 litros por vaca en ordeño por día, con una carga promedio de 2,7 vacas totales por hectárea. La parición ocurre durante todo el año y toda la explotación lechera es atendida por 2,5 operarios.

"El costo de un robot de ordeño es elevado comparado con un sistema tradicional -admitió Baudrix- pero tiene una larga vida útil y hay créditos del Banco Nación a 10 años para la adquisición. En mi caso, la inversión se repagará rápido por la mayor producción y por las mejoras en la reproducción, en la cantidad de lactancias y en la longevidad de las vacas", proyectó.

En el tambo El Rancho se utiliza la raza Montbeliarde, la segunda más empleada en Francia, en vez de la tradicional Holando. Según Diego Baudrix "produce igual que esta última, pero es más rústica y tiene mayor fertilidad". Además, los machos tienen mejor condición carnicera y se pueden vender muy bien como novillos.

Cambio de vida

La robotización del ordeño implica un cambio de vida del tambero: "cambia el trabajo duro de ordeñar dos veces por día a una manera totalmente distinta, que además trata de las vacas de manera más amigable. Se trata de un sistema sostenible, económicamente rentable y que da más posibilidades de que la gente joven se quede en el campo", dijo Alexander van der Lely, CEO de la empresa proveedora de los robots.

Baudrix coincidió: "más allá del avance tecnológico que significa la instalación de los robots en la empresa, buscamos un sistema que generara bienestar para todos los que trabajan en ella, con una rutina de poco sacrificio".

Así, el factor humano es un eje fundamental en el tambo robótico, que permite generar valor agregado y creatividad a sus actividades