Las bioenergías, en general, están asociadas a complementar el ciclo productivo de varias actividades, lo que se conoce como economía circular. Por ejmeplo, el biodiesel es la transformación en combustible del aceite que se extrae en el proceso de elaboración de proteína de soja, el principal producto exportable de Argentina. El etanol derivado de maíz es el resultado de la fermentación del almidón que contiene el cereal, cuyo proceso entrega como coproductos la burlanda, un alimento ganadero de muy alta calidad y dióxido de carbono renovable. Algunas destilerías capturan este gas y lo comercializan a industrias que necesitan reducir su huella de carbono, como las de bebidas. La producción de bioetanol de caña se complementa con el proceso de obtención del edulcorante, a lo que se agrega la producción de energía térmica y eléctrica a partir de la fibra de la planta. La fibra también se puede utilizar para elaborar papel, o más incipiente, algunos bioplásticos. Las plantas de generación térmica a partir de biomasa funcionan como complemento de industrias madereras o alimenticias que aprovechan las ramas de las podas, el orujos de las aceitunas o de otras especies.

Pero el biogás tiene una vuelta más en este nuevo paradigma de la economía circular. Es el complemento ideal para remediar pasivos ambientales transformando las corrientes de efluentes o residuos orgánicos en combustible gaseoso. Las centrales térmicas de gasificación San Martin III A y C convierten los residuos de la ciudad de Buenos Aires en biogás, que luego se transforma en electricidad para ser inyectada a la red. Hace pocos meses, la Central Térmica de gasificación de Ensenada comenzó a hacer exactamente lo mismo con los residuos de los habitantes de la ciudad de la Plata. El tambo de Adeco Agro en Christophersen y el criadero de cerdos de ACA en Yanquetruz convierten el estiércol de la producción ganadera en electricidad que también se inyecta a la red. Bioeléctrica en Rio Cuarto, además de los residuos pecuarios de la zona, utiliza también la vinaza de su planta hermana de producción de bioetanol, Bio4, para generar energía eléctrica para la red y energía térmica para el proceso de biocombustible.

En los casos de Adeco, ACA, y Bioeléctrica, el digestato -el material que no se transforma en gas, pero que contiene aún gran cantidad de materia orgánica y nutrientes- es aprovechado como biofertilizante esparciéndose en los campos vecinos. Lo que salió del campo como grano, que se transformó en carne y biocombustible vuelve al campo para hacer crecer más grano. Economía circular al palo. La Resolución 19/19 de la Secretaria de Estado de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la nación establece los criterios mínimos generales para la aplicación del digestato en los suelos.

Estos ejemplos fueron las plantas pioneras que se construyeron a partir de la sanción de la Ley 27.191, que creó las condiciones para el desarrollo de la energía renovable en Argentina, a través de las distintas licitaciones del programa Renovar. Detrás vienen decenas de proyectos similares que también han obtenido sus adjudicaciones correspondientes, por un total de aproximadamente 70 MW eléctricos, y que se irán inaugurando en los próximos meses.

Los 70 MW son apenas una pequeña fracción del potencial que Argentina tiene para este combustible. Esto lo sabe muy bien la consultora Eclareon, que busca lanzar el proyecto «Enabling Bioenergy Argentina». Con ello la empresa de origen alemán pretende identificar y cuantificar las oportunidades y barreras que existen para el desarrollo de biogás en Argentina.

Pero Renovar tiene una limitante. Solo admite que la energía eléctrica se inyecte en las redes de alta tensión. Esto requiere de una gran inversión en la subestación transformadora y que solo se justifica en proyectos de grandes potencias. Por otro lado, la Secretaría de Energía creo el marco de la generación distribuida bajo la Ley 27.424, que admite que los consumidores de energía puedan convertirse en usuarios generadores y puedan volcar sus excedentes a la red. Sin embargo, no está contemplado que el usuario pueda entregar potencias superiores a la contratada para el consumo. Es decir que un tambo que tenga el potencial de biogás para abastecer un generador de 300 KW y consuma 30 KW, no podrá vender la energía de los 270 KW sobrantes.

Varias iniciativas se están llevando a cabo en diferentes regiones del planeta para impulsar el uso del biogás más allá de la generación de energía eléctrica. En los últimos meses hemos presentado en este portal varios tractores, camiones y hasta buques que ya son capaces de funcionar con gas natural renovable o biometano, que no es otra cosa que el mismísimo biogás purificado. Del mismo modo que el gobierno está impulsando el gas natural licuado para el transporte de carga pesado, podría pensarse en aplicar la misma tecnología con biometano.

Otra alternativa podría ser el reemplazo de gas natural. Una de las economías donde está tomando gran impulso esta idea es en California, donde existen rigurosas políticas ambientales en apoyo a la lucha contra el cambio climático. La estricta legislación californiana obliga a las petroleras a tomar acciones ambientales para compensar sus emisiones. En este sentido Chevron está financiando una red gas natural renovable generado en explotaciones tamberas.

Esta iniciativa podría resultar muy interesante para algunas regiones de nuestro país. Por ejemplo, en el sur de la provincia de Córdoba, donde la red de gas natural no llega, existen lo que se conoce como gasoductos virtuales. Se trata de una red de distribución domiciliaria de gas natural que se abastece de una estación a la cual el gas natural comprimido llega en camiones de pueblos vecinos que están conectados con los gasoductos troncales. Se podría pensar en reemplazar la provisión de gas fósil con biogás generado en los establecimientos ganaderos de esa localidad.

De esto y mucho más se va a hablar esta semana en el evento US Biogas 2019, el congreso más importante de mercados y oportunidades de biogás y gas natural renovable del continente americano. Allí estaremos para llevarles los últimos adelantos que hay en esta materia. Porque al fin y al cabo, la vaca también está viva.

Fuente: Bioeconomia