ESCASEZ GENERALIZADA

La demanda de precipitaciones es muy elevada en vastos sectores del país. Para esta época del año, la franja mediterránea es la que más sufre la ausencia de lluvias y si bien estadísticamente en zonas de Chaco, Santiago del Estero, NOA o incluso de CB, llegar a estas fechas con niveles exiguos de reserva no es algo fuera de lo usual, las señales de cambio en el patrón pluvial ya debieran haber aparecido. Por el contrario, la performance pluvial escasa o nula sobre la franja oeste del país, viene consolidando un escenario que, con matices, evoluciona hacia la sequía y avanza sobre zonas del centro bonaerense. La mejora en la oferta de agua es perentoria, pero los pronósticos no son optimistas.

Como lo hemos mostrado en otras ocasiones, teniendo en cuenta el nivel de reserva actual en el promedio del primer metro de suelo, podemos estimar las lluvias necesarias para que los suelos recuperen condiciones adecuadas de humedad durante las próximas dos semanas.

Este ejercicio arroja un nivel de demanda muy superior al que estadísticamente puede ser satisfecho por las lluvias en esta época del año sobre la franja mediterránea. Observemos que la línea de ochenta milímetros ya se desplaza hacia el sur santafesino y avanza sobre territorio bonaerense.

Dado que este es un planteo teórico a gran escala, pueden surgir diferencias en áreas reducidas debido al potencial acceso a napa o simplemente una mejor condición de suelo o de manejo de la humedad residual que quedó desde comienzos del invierno. De todas maneras el crecimiento de la demanda pluvial empareja el ajuste y define la complejidad del momento.

En términos estadísticos, las lluvias que pueden observarse sobre la provincia de CB durante las próximas dos semanas son, a lo sumo, del orden de los cuarenta milímetros. Los datos del pasado nos definen un contexto de orden en cuanto a lo que es razonable esperar en términos probabilísticos. Cuando vemos la demanda calculada por el modelo, notamos que la misma está por encima de los cien milímetros, es decir muy improbable de satisfacer. Por otra parte, los pronósticos no muestran un cambio significativo en la oferta de agua durante los próximos diez días, no al menos del volumen que resulta de esta estimación de la demanda. El análisis hecho para CB, no es muy distinto para LP, el sur de SF o el oeste de BA. El resto de las áreas trigueras tienen algo más de margen, pero ya no quedan situaciones holgadas.

El cruce de los modelos de pronóstico, las estadísticas de lluvia para las próximas dos semanas y la estimación de la demanda, converge sobre un escenario crítico para gran parte de la franja oeste de la región pampeana. El estrés hídrico que sufren las plantaciones seguramente ya estará produciendo una merma potencial de los rendimientos.

Algunos atisbos de cambio se ven en las condiciones de circulación en la transición intermensual. Si se logran imponer con mayor persistencia vientos del sector noreste, sin interrupciones sistemáticas como las que venimos observando durante septiembre, deberíamos arrancar el mes de octubre con una carga de humedad atmosférica que puede devenir en un escenario más inestable y con mejores posibilidades para el arranque del semestre cálido.

Esta no es una campaña que encontrará contención en forzantes climáticos de escala planetaria, por lo cual los vaivenes en la circulación de la escala regional serán los que marquen el paso del semestre cálido. Por lo pronto, la transición estacional y la consiguiente mejora en las precipitaciones que espera el oeste, tiene un atraso de al menos tres semanas. Esto no basta para definir un indicador que se proyecte como sequía meteorológica al mes de octubre, pero la consecuencia sobre los cultivos de la fina ya es un hecho.