La Nación (GDA) | En su reporte mensual, publicado la semana pasada, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos volvió a efectuar proyecciones menos alcistas que las esperadas por los operadores privados.

En el caso de la soja, el organismo recortó la producción estadounidense de 100,1 a 98,9 millones de toneladas y en el caso del maíz, desde los 353,1 de agosto a los 350,1 millones ahora. En ambos casos, los ajustes fueron menores a los esperados, aunque para la oleaginosa se proyecta que los stocks finales en EE.UU. del ciclo 2019/2020 serían algo menores que los previstos. De allí que el informe fuera calificado como neutral/alcista para la soja y bajista para el maíz.

Resulta claro que, en opinión del USDA, los importantes retrasos en la siembra verificados en EE.UU. no tendrían el correlato en los rindes que incluso el Pro Farmer (tour de especialistas de fines de agosto) proyectara. Lo mismo sucede con el área efectivamente sembrada. El USDA (como es usual en el reporte de septiembre) mantuvo la superficie estimada en agosto. Los privados apuntan distinto en maíz (entre 0,8 y 1,5 millones de hectáreas menos).

Más allá de las discrepancias (nunca tan importantes como este año), lo cierto es que la palabra oficial pesa y los “fondos” (muy importantes para el día a día de Chicago) actúan en consecuencia.

En Argentina, son muchas las consultas y las dudas respecto de las decisiones comerciales vinculadas con el trigo 2020. Y lo cierto es que las dudas son procedentes, toda vez que el “partido” promete ser diferente al del presente año (ciclo 1820/2019). Siempre es así. Cada año es un partido distinto.

La última campaña se “alinearon los planetas” y el trigo argentino enfrentó una competencia muy diezmada en el plano global, por los problemas climáticos que recortaron las producciones en varios países exportadores del cereal. Es el caso de Rusia, Ucrania, la Unión Europea y de Australia.

En semejante contexto, la Argentina vio facilitada su tarea de colocar los importantes excedentes de una cosecha récord. Así, vendimos trigo a países que habitualmente no son nuestros clientes y la plaza fluyó sin problemas y con excelentes precios todo el año.

Pero ahora la cuestión es otra. A excepción de Australia (nuevamente clima adverso), nuestros habituales competidores presentan buenos volúmenes de producción y las cotizaciones internacionales del cereal así lo demuestran. El precio FOB argentino actual se ubica en un nivel único. Cómodamente, el trigo más caro del mundo. En el orden de los US$40 por tonelada por encima del de otros oferentes. Esto, porque ya queda poca mercadería disponible y queda un “saldito” para Brasil con la ventaja del Arancel Externo Común del Mercosur.

Pero en pocas semanas, quienes aún especulan con algunos pesos/dólares más por su trigo disponible verán como “se apaga la luz”.

Por su parte, ¿conviene ponerle precio al trigo nuevo? Creemos que sí. El grueso tendrá que tomar decisiones luego del 10 de diciembre. Creemos que, sea quien sea el nuevo presidente, las “retenciones” actuales se verán incrementadas. Sin novedades climáticas en Estados Unidos, las cotizaciones locales para el trigo nuevo son aconsejables. Sólo una helada temprana en EE.UU. en las próximas 2/3 semanas puede generar fuertes subas en Chicago que contagien a todos los granos.