Indicadores de Escala Global

Las temperaturas superficiales de las aguas del Pacífico Ecuatorial central han evolucionado dentro de lo que estaba previsto. La anomalía cálida se ha resumido y en general todos los indicadores que monitorean el fenómeno ENSO, convergen sobre un escenario neutral. Es muy probable que durante la primavera y aun durante el desarrollo de todo el semestre cálido este forzante climático no presente variaciones.


Como puede apreciarse en el mapa, sobre la línea ecuatorial, las aguas cálidas se desplazan hacia el oeste y hacia el norte, mientras que sobre la costa de Sudamérica la corriente de Humboldt promueve un enfriamiento mayor al normal, que ya estaba presente el mes pasado. Por otra parte, el litoral Atlántico frente a las costas brasileñas y uruguayas, continúa sin mostrar anomalías de importancia, tal como sucediera el mes pasado. Recordemos que durante junio el litoral Atlántico estuvo muy cálido y la circulación del noreste muy intensa, una combinación que se desactivo en el último bimestre y en principio podría ser la principal causa que explicaría el significativo retroceso pluvial. Las anomalías del litoral Atlántico tienen una dinámica propia de las dos corrientes marinas principales de la zona y si la situación evoluciona hacia un calentamiento durante el los meses de primavera, tendremos allí una fuente extra de humedad que puede generar lluvias generosas en gran parte de la región pampeana. Por lo pronto los pronósticos mantienen la tendencia a un ligero calentamiento, nada que pueda considerarse demasiado influyente.

Indicadores de Escala Regional

Durante el invierno, la sensibilidad del patrón pluvial de la región pampeana a los potenciales aportes de aire húmedo que puedan generar en forma ocasional los vientos del noreste es muy evidente. Durante gran parte de agosto la circulación del sur fue la que predomino sobre la región pampeana. Recién sobre la última parte del mes los vientos cálidos y húmedos lograron recomponerse temporariamente, pero no llegaron a transportar suficiente humedad a toda la región pampeana. Las lluvias se concentraron en áreas del litoral, sin aportes de importancia en la región pampeana.

Para salir de la situación actual, el cambio tiene que ser consistente con una persistencia mayor de la circulación del noreste. La masa de aire presente actualmente presenta poca humedad, se condensa en forma de nubes bajas, debido a las bajas temperaturas, pero la actividad para formar sistemas precipitantes de importancia es pobre.

La tendencia al cambio a gran escala, sobre todo comenzando a ganar área hacia el sur y hacia el oeste, será lenta. Por lo pronto el litoral sigue concentrando las mejores chances de precipitaciones, pero en principio, esta circulación invernal comienza a cortarse desde la semana próxima. Este es un primer paso para esperar cambios en la segunda quincena de septiembre.

En el comienzo de la primavera el flujo de aire del noreste es el mayor responsable de la incorporación de humedad sobre la región pampeana. A medida que avanza la temporada, la humedad de componente amazónica comienza a complementar la entrada de aire húmedo desde el Atlántico. El flujo amazónico es vital para el NOA y también genera aportes sobre el oeste de CB. Esta campaña puede verse afectada de alguna manera por los incendios de las selvas amazónicas.

Es muy difícil dimensionar el efecto que el siniestro que afecta principalmente a Bolivia y Brasil pueda tener sobre este flujo de humedad, lo que sí es razonable suponer es que la entrega de humedad desde la biomasa a la atmosfera vía evapotranspiración será menor. De esta manera, aun con la circulación funcionando a pleno, la cantidad de vapor de agua a transportar puede ser inferior a la normal. En consecuencia, no deberíamos sorprendernos si el NOA ve problemas en el inicio de su temporada de lluvias, tanto por la fecha como por el volumen. Este flujo de humedad también aporta sobre el oeste del NEA y Paraguay, lo cual define una zona muy vasta que puede ser vulnerable a una potencial disminución de las precipitaciones.

En principio este efecto perjudicial, no debería ser significativo para las áreas agrícolas de la región pampeana, las cuales seguirán pendientes de la reactivación de la circulación del noreste y el transporte de humedad desde el océano Atlántico.