EL estado de los cultivos de maíz en Estados Unidos está reflejando el fuerte atraso sufrido en el momento de las siembras por las excesivas lluvias. De acuerdo con informe del USDA, a la primer semana de septiembre el 81% de las plantas atraviesa el estado de grano pastoso, contra el 95% a igual fecha de la campaña anterior. En estado de grano dentado el atraso es aún mayor, con un 41% en esta cosecha versus el 73% de al anterior. Y finalmente, en etapa de grano maduro solo hay un 6%, contra el 20% vigente un año atrás.

Este atraso en la evolución de los cultivos tiene un efecto directo sobre el atraso en la cosecha, o bien, sobre el riesgo de tener que enfrentar alguna helada temprana. En este último caso las consecuencias serán muy negativas, pues se interrumpe el normal proceso de madurez de los granos y los rindes serán mucho menores a los inicialmente estimados.

El análisis de la estructura del mercado mundial sigue mostrando algunos indicadores que podrán tener impacto en el corto a mediano plazo. En primer lugar, por tercer año consecutivo el consumo mundial de maíz crece a niveles récord y el mismo no es compensando con un aumento sincrónico en la producción. En consecuencia se produce una caída de las existencias finales por tercer año consecutivo, hecho que le da al mercado cierto potencial alcista para la nueva cosecha.

Otro factor que hay que tener en cuenta es el crecimiento sostenido que viene registrando el maíz para consumo animal, en su forma de balanceados y raciones, hoy en un piso de 695 millones de toneladas, síntoma del cambio en la dieta alimentaria mundial hacia un mayor consumo de proteínas animales.

La oferta global de maíz, desde el punto de vista del comercio vía exportaciones sigue concentrada en cuatro países. Los Estados Unidos, con ventas por 52 millones de toneladas y luego le siguen los tres grandes competidores, Brasil, la Argentina y Ucrania, que en esta nueva cosecha 2019/2020 se están disputando el segundo puesto en el ránking mundial.

De acuerdo con las cifras proyectadas por el USDA, Brasil aparece como el segundo exportador con 34 millones de toneladas, pero muy cerca esta la Argentina con 33,5 millones y, algo mas atrás, Ucrania con 30 millones de toneladas. Los tres países completan un volumen de oferta global de 97,5 millones de toneladas, volcando la balanza de la demanda, pero sin descuidar la oferta de maíz estadounidense, hoy muy susceptible a posibles problemas climáticos durante su cosecha.

En este contexto los productores de la Argentina tienen que comenzar a planificar la siembra de sus cultivos de verano. Con el agregado folklórico local de la incertidumbre política y economía para los próximos 45 días, en pleno momento de la siembra de maíz. En estas ultimas semanas, más precisamente después del resultado de la PASO, se ha percibido un cierto cambio en la tendencia de las superficies a sembrar con soja y maíz.

Por temores a futuras intervenciones en los mercados, los productores están cambiando su intención de siembra, reduciendo ahora la superficie de maíz y aumentando el área de la soja, opción que antes del resultado de las PASO era justamente la contraria.

Por el lado de la oferta de maíz en la Argentina, en esta cosecha ha quedado demostrada la alta competitividad de nuestro grano. Hasta el momento los exportadores acumulan compras por un total de 29,8 millones de toneladas, mientras que las declaraciones de venta totalizan 31,8 millones. Lo que deja un saldo pendiente de comprar y originar de 2 millones de toneladas.

Mas allá de no saber lo que pueda suceder en el futuro, hoy los fundamentos del mercado indican una mejor relación de precios soja/maíz a favor del forrajero. Si el productor piensa con el bolsillo debería sembrar mas maíz, si lo hace con el corazón depende de cada individuo su decisión.