Si bien en Argentina no existen estadísticas actualizadas acerca de los costos de la mastitis en la producción lechera, estimaciones realizadas durante la década del ´80 indicaban que las pérdidas por menor producción son de más de $ 220 millones al año (Almast, 1983).

A lo largo de las últimas décadas, mientras se dio un proceso de concentración de las unidades de producción y se incrementó el volumen de leche, el recuento de células somáticas experimentó una baja considerable. Sin embargo, la mastitis no deja de ser un problema en el país.

Es por eso que el laboratorio Fatro Von Franken reunió un grupo de productores y veterinarios en la distribuidora Insupec, en Rafaela, como parte de un ciclo de 15 charlas que están realizando en todo el país. Para ello, convocó a dos expertos en la materia para hacer escuela.

Los médicos veterinarios Martín Pol (Lactodiagnóstico Sur) y Luis Calvinho (INTA Rafaela) abordaron respectivamente temas como “Tratamientos de mastitis clínica. ¿Cuántos días y a quién tratar?” y “Uso de Rifaximina para el tratamiento de infecciones mamarias”.

Para Pol, “con la mastitis hay pérdidas directas que son las que el productor ve y está seguro que ocurren, como la leche tirada, la cual representa el doble de lo que se gasta en medicamentos”. A su vez, agregó algunos números para dimensionar el impacto del problema: “No hay duda que la vaca deja de producir entre 600 y 800 litros en la lactancia; es algo que no vuelve a producir nunca más”.

“Las terapias que duran menos días nos permiten mitigar la principal pérdida directa con la que convivimos en los tambos, que es el descarte de leche. Son valores que, analizándolos a lo largo de todo un año, representan mucho dinero para el productor”.

Como se dijo, MOTIVAR estuvo presente en Rafaela, Santa Fe, y también dialogó con Luis Calvinho, quien advirtió: “La estacionalidad en la aparición de los problemas de mastitis en nuestros tambos nos muestra que son muy pocos los meses del año donde tenemos un clima ideal ante la exposición de patógenos de la mastitis. Hay que tener en cuenta entonces métodos de control y bienestar para atender este problema casi todo el año” (Ver recuadro).

MOTIVAR: ¿Han mejorado los tratamientos en el tiempo?

Martín Pol: La enfermedad es estacional y entre noviembre y diciembre los niveles de células somáticas aumentan del mismo modo que la mastitis clínica para luego estabilizarse hacia el otoño. Seguramente hemos ido progresando en los últimos 20 años en su control. Sin embargo, hay marchas y contramarchas en este aspecto, lo cual creo que obedece a las señales de estímulo de precios y bonificaciones por calidad de leche por parte de la industria.

Cuando ésta quiere exportar, se encuentra con que necesita leche de más calidad y paga un mejor precio.

Teniendo en cuenta que los cultivos en tambo dan resultados de 50% bacterias Gram + y 50% sin desarrollo y Gram -; y entendiendo que solo sería necesario tratar las Gram +, ¿se estarían tratando innecesariamente entonces al 50% de las vacas?

MP: Hay alguna variación de tambo a tambo, pero en general no es raro que los porcentajes se distribuyen en el modo que se plantea en la pregunta.

En general obtenemos más beneficios cuando tratamos las bacterias GRAM + siempre que hablamos de mastitis leves y moderadas.

Las mastitis que cursan sin desarrollo bacteriano o con bacterias GRAM – leve y moderada, se resuelven en la mayoría de los casos con el sistema inmune de la vaca logrando una cura espontánea satisfactoria.

Esa distribución de bacterias hace que sea más indicado hacer un uso racional de antibióticos, disminuyendo las dosis, atendiendo a las GRAM +.

El problema en el campo es que para saber qué tipo de bacterias tenemos, debemos realizar un cultivo en tiempo real. Se necesita una decisión rápida y hay algunas tambos que están realizando cultivos para definir en 24 horas si la vaca necesita o no los antibióticos.

En base al ensayo publicado en el NMC, los resultados de la utilización del Cefaximin L como terapia corta, tuvo los mismos resultados como las terapias largas tradicionales con mayor cantidad de pomos y descarte de leche. ¿Eso es correcto?

MP: Hicimos un estudio donde al azar tratamos a las vacas con uno o dos pomos de tratamiento de un día versus dos y las curas clínicas para ambos grupos fueron superiores al 90%.

Las curas bacteriologicas a los 14 y 21 días post tratamiento fueron similares a las terapias largas tradicionales, con porcentajes cercanos al 65 % en ambos casos. La cura bacteriológica es un parámetro que se evalúa solo en investigación y raramente en la práctica a campo y lo que privilegian los productores es la cura clínica.

Sin embargo, el objetivo es siempre lograr la cura bacteriológica de la infección.

Entendiendo que existen mismas eficacias entre terapias cortas y largas, ¿cuál sería la ventaja económica de una terapia corta, con menos pomos y menor descarte de leche?

MP: Como se dijo, la mayor pérdida directa con la que convivimos pasa por el descarte de leche. De allí la importancia de aplicar terapias que duran menos días, a fin de lograr tratamientos que tienen un periodo de descarte de leche corto.

Evaluando estos productos y comparándolos con los que son tiempo dependientes, observamos hasta tres días de reducción de leche descartada. Eso, anualizado, es mucho dinero.

LA OPINIÓN DE LUIS CALVINHO, DEL INTA RAFAELA

“Una droga que sea concentración dependiente puede simplificar los tratamientos”

Atentos. Veterinarios y productores.

En su diálogo con MOTIVAR, el experto del INTA Rafaela, Luis Calvinho, explicó que muchas veces el comportamiento del productor tiene que ver con el precio de su producto a la hora de atender la problemática ligada a la mastitis. “Por otro lado, hay que decir que, si bien se ha ido mejorando, siempre debemos dejar en claro que esta problemática no se puede erradicar sino controlar: todos los años hay que reforzar los conceptos sobre su control”, aseguró.

MOTIVAR: ¿Cuáles serían las ventajas de una droga concentración dependiente versus una tiempo dependiente, en función de la practicidad de la rutina y del costo de tratamiento, teniendo en cuenta, cantidad de pomos utilizados y descarte de leche?

Luis Calvinho: La Rifaximina es concentración dependiente y tiene cierto efecto tiempo dependiente a ciertas concentraciones. Si uno tiene la posibilidad de usar menos antibióticos es una terapia más racional, menos uso, menos posibilidades que quede el antibiótico en el ambiente y la leche. Todo esto debe conjugarse con una buena eficacia para lograr un ahorro de ambos lados

¿Cuál es el problema de utilizar una droga tiempo dependiente como si fuera terapia corta (concentración dependiente)?

LC: Si es tiempo dependiente, de las más comunes en el mercado, uno corre el riesgo de subdosificar. Es decir, vamos a emplear antibióticos por menos tiempo de lo que hace falta para lograr una cura bacteriológica. Es muy probable que no logremos eliminar el microorganismo; vamos a observar que la vaca mejoró (una mejora clínica), pero no se eliminó la infección. Y en un tiempo, quizás 20 días, aparece nuevamente la mastitis. Es un riesgo importante. En general hay una tendencia importante en nuestro país a subdosificar; algo que parte del desconocimiento: piensan que están haciendo algo bien y terminan con un problema.

¿Es interesante para el productor la utilización de una droga concentración dependiente para simplificar los tratamientos?

LC: Si porque está más acorde a lo que es la idea del productor porque se trata de usar menos cantidad de jeringas por tratamiento. Si está conjugado de esta manera puede ser una solución para muchos casos, pero hay que hacer hincapié en el uso racional y prudente para que sean más efectivos y se genera menos resistencia ayudando a que el productor gaste menos.

Por Facundo Sonatti
Fuente: Motivar