Con la limitante de la rotación, el cultivo de maíz logró posicionarse en esta zona gracias a varios factores: un gran desarrollo por parte de los semilleros, la correcta elección de híbridos acompañada por tecnologías de los procesos, siembras tardías, siembra directa, baja densidad de siembra, un meticuloso manejo y control de plagas y malezas, entre otras.

Pensar en un cultivo de segunda forma parte de la planificación de la siembra de fina en esta región (sobre todo teniendo en cuenta que la fina ocupa entre un 35 y 50% de la rotación).

Hace un tiempo, con un grupo de técnicos y productores, venimos pensando que la soja ha dejado de ser la única opción y se suma a otras alternativas como el girasol y maíz de segunda, así como los cultivos de servicio. Y es en esta búsqueda de alternativas en la que el maíz ha respondido con muy buenos resultados.

Lo primero que recomendamos es que no se puede producir maíz de segunda con baja tecnología. Una de las claves es la fertilización. Hay que tener en cuenta que estamos sembrando el cultivo de maíz después de cosechar entre 5 y 6 mil kg de cebada o trigo. El nitrógeno que queda en el suelo es muy bajo.

Los especialistas en fertilización de la zona, como Guillermo Divito, nos plantean un modelo de 110 -X. con aplicaciones tempranas de nitrógeno (N). Por una cuestión de eficiencia, la aplicación de N está planteada líquida, urea protegida o Nitrodoble. Tan importante como el nitrógeno es el fosforo y del azufre.

La superficie que planteamos no es más del 15-20 % de la superficie de segunda, por una cuestión de fecha de siembra, rotación y manejo de rastrojos.

La fecha de siembra es clave. Los primeros lotes de cosecha son los que salen de cebada. Hasta el 15 de diciembre se puede observar que los híbridos templados, más cortos, entran muy bien (115 madurez relativa) y, desde esa fecha en adelante, se pueden plantear otras alternativas, con híbridos más cortos (115MR) hasta llegar al 25 de diciembre con siembra de híbridos ultra precoces (96 y 102MR).

Los especialistas de la Facultad de Ciencias Agrarias de Balcarce muestran una clara respuesta de rendimiento con la siembra de híbridos precoces después del 15 de diciembre.

Otro de los puntos a tener en cuenta es la densidad de plantas. Si bien existían dudas respecto del coeficiente de logro de este cultivo, principalmente por el volumen de rastrojo y la uniformidad en la cosecha del cultivo de fina, finalmente quedó demostrado que los logros son muy buenos, debido a la temperatura y la humedad presentes en la cama de siembra.

Una buena siembra nace en el control de cosecha y el manejo de la cola de la misma. El objetivo es lograr entre 30 y 40 mil plantas por hectárea en campos someros y profundos respectivamente, con un incremento de 5 mil plantas en híbridos ultra precoces (102MR).

En cuanto a la relación de rinde respecto de una soja de segunda, se observa entre un 2,5 y 2,8, con algunos picos más altos y con un gran coeficiente de variación. Este dato, sumado a la relación de precios, plantean un análisis que contempla aumentar el área de maíz sin afectar la superficie de cultivos de fina la campaña entrante. Lo interesante del maíz de segunda es que está demostrando gran estabilidad.

Si bien no se puede hablar de una tendencia, en los últimos años el sudeste de la provincia de Buenos Aires se ha visto favorecido por ausencia de heladas tempranas, lo que es muy beneficioso para los cultivos de segunda.

Por todas estas razones, y como afirmamos anteriormente, encontramos en el cultivo de maíz una alternativa de menor escala que la soja de segunda, con planteos de cosecha en julio-agosto.