Con una demanda global de aceite de girasol que va en constante aumento y un virtual estancamiento productivo de Ucrania (el máximo exportador mundial del cultivo), las oportunidades que se abren para el negocio del girasol en Argentina son inmensas. Con ese as bajo la manga se desarrollará el próximo 2 de julio el 7mo Congreso Argentino de Girasol en la sede de la UCA de Puerto Madero, donde se desplegarán las chances de mejorar la inserción del girasol argentino en el mundo.

Nuestro país tiene capacidad para cubrir el 16% del incremento proyectado en la demanda mundial de grano de girasol, estimado para los próximos cinco años en 5,13 millones de toneladas. Sin embargo, para lograr ese objetivo se necesita que el cultivo gane mayor terreno en el área agrícola, una tendencia que se ha venido reflejando en los últimos cinco años. Desde la eliminación de las retenciones en el 2015 (luego reinstaladas), el girasol ha experimentado un crecimiento en cantidad de hectáreas sembradas que lo volvieron a posicionar en el mapa de las rotaciones.

Según un informe elaborado por la Dirección de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales de Bahía Blanca, se observa que la superficie sembrada de girasol creció un 46% si se comparan los resultados de la última campaña con el ciclo 2014/15. De esta manera, el área sembrada pasó de 1.300.000 hectáreas a las 1.900.000 hectáreas actuales. Y si se hiciera un promedio de las últimas tres campañas, el nuevo status de área quedaría establecido en torno a 1.780.000 hectáreas, una cifra que aunque todavía está muy lejos de los promedios históricos, es un número que muestra una franca recuperación y una tendencia ascendente respecto a la última década.

La mayor parte de este incremento en el área sembrada de girasol lo aportan principalmente dos regiones: el NEA y el norte y centro de Santa Fe. El 82,5% de esas 600 mil hectáreas anexadas al girasol en los últimos cuatro años corresponden a esa zona; mientras que el sudeste y sudoeste de Buenos Aires, dos de las regiones girasoleras más representativas del país, no han tenido variaciones significativas. Por un lado, el centro y norte de Santa Fe destinaba 90 mil hectáreas al cultivo en la campaña 2014/15. Y al cabo de cuatro años, esa cantidad se triplicó y ahora hay más de 280 mil hectáreas dedicadas al girasol.

El caso más sorprendente sin embargo se registra en el NEA, donde el cultivo ha tomado vuelo y ha obtenido un crecimiento exponencial: en el 2014 había 135 mil hectáreas sembradas con girasol y en apenas 4 años la superficie destinada al cultivo creció 226%. En la última campaña, con 440 mil hectáreas, el NEA se ha vuelto la región que más área concede al girasol, superando incluso a zonas históricas para el cultivo como el sur de La Pampa y el sudoeste y sudeste de la provincia de Buenos Aires.

En términos de rendimiento, el girasol también ha logrado un salto tecnológico que le ha permitido tener nuevos máximos históricos. El pico se obtuvo en el ciclo 2014/15 con un rinde de 22,2 qq/Ha, con la particularidad de que fue la campaña con menor cantidad de área sembrada en toda la década. En tanto, el rinde promedio en los últimos cinco años se ubica por encima de los 21 qq/Ha, definiéndose así un nuevo status que supera casi en 20% los promedios registrados en la década previa (17,7 qq/Ha).

En el último año, por ejemplo, el rinde alcanzó los 21,3 qq/Ha (un 2,9% más que la campaña previa) y la producción nacional se incrementó un 11,4% respecto al ciclo anterior, arañando un volumen total de 4 millones de toneladas. Si bien se observa variabilidad en las toneladas producidas, a partir de las últimas cinco campañas se vuelve a repetir la tendencia creciente que se registra en otras variables.

De esta manera, el girasol posee las condiciones necesarias para iniciar su despegue en la Argentina. Si se eliminan retenciones y se recuperan los reintegros a las exportaciones, la cadena de valor girasolera podría revitalizarse, expandirse a nuevos mercados internacionales y recuperar parte de su historia. Una serie de cuestiones que sin duda serán tratadas en el congreso organizado por ASAGIR el próximo 2 de julio en la sede de la UCA.