Desde que fue creado el BCRA, hace 83 años, la inflación promedio anual fue del 53,3% anual acumulando una inflación de 257.710,71 billones por ciento de inflación. Este solo número junto con los 13 ceros que se le quitó a los diferentes signos monetarios, donde un peso actual es equivalente a 10.000.000.000.000 de pesos moneda nacional, evitan abundar en detalles explicando por qué no tenemos moneda. No es casualidad que tengamos períodos de calma en el mercado de cambios y luego violentos saltos porque la gente se refugia en el dólar que es la moneda que eligió como reserva de valor y para muchas operaciones como medio de intercambio.

Gráfico 1


El gráfico 1 muestra la evolución mensual del tipo de cambio real a pesos de abril de 2019 en los últimos 48 años y medio. Casi medio siglo de evolución del tipo de cambio real. Para armar la serie obviamente voy eliminando ceros a medida que se fueron produciendo los cambios de monedas, traigo el tipo de cambio a valores actuales por IPC y le resto la inflación de EE.UU.

Algunos preferirán usar precios combinados (mitad precios al consumidor y mitad mayoristas) pero la realidad es que ese esquema consiste solo en cambiar la ponderación de los bienes transables en el indexador. En cualquier caso, pueden variar los niveles absolutos de tipo de cambio en cada momento, pero la tendencia será la misma.

Lo que muestran estos 48 años de tipo de cambio real es que entre 1970 y 1991 la volatilidad cambiaria fue fenomenal. En el gráfico observamos tres picos: 1) en 1975 con el rodrigazo fruto de la inflación cero de Gelbard, 2) la salida de la tablita cambiaria de Martínez de Hoz y la licuación de pasivos y 3) la hiperinflación.

También vemos que hay tres períodos de tipo de cambio que son los más bajos de la serie histórica: 1) el primer punto más más bajo es en enero de 1981 con el fin de la tablita cambiaria (en febrero de 1982 Martínez de Hoz devalúa el peso un 10% a pedido de Lorenzo Siguat que era el ministro que le iba a seguir en el cargo), 2) el período de la convertibilidad y 3) la caída del tipo de cambio real a partir del momento que asume Néstor Kirchner, continúa con Cristina Fernández y se recupera transitoriamente con Cambiemos para volver a caer.

Cada vez que el tipo de cambio fue pisado con tasas de interés artificialmente altas, con endeudamiento externo y controles de cambio, incluidos cepos cambiarios, luego vino un estallido cambiario de diferente magnitud.

Por ejemplo, el control de cambios impuesto por Gelbard junto con un déficit fiscal consolidado de 7,5% del PBI comenzó con un tipo de cambio en moneda actual y a pesos de abril 2019 de $ 82 y termina a fin de año con un tipo de cambio real de $ 72,5. Es decir, cae el tipo de cambio real. Gelbard mete algunos retoques a comienzos de 1974 y luego de algunos toquecitos que le hace Alfredo Gómez Morales llegamos al rodrigazo, cuando Celestino Rodrigo destapó la olla de la inflación cero de Gelbard y el tipo de cambio llegó a los $ 170 actuales. En febrero de 1976, con el país totalmente fuera de control, se llegó a un dólar de $ 272 actuales.

La tablita cambiaria de Martínez de Hoz largó con un tipo de cambio, siempre a pesos de abril de 2019, de $ 51 en diciembre de 1978 y terminó en enero de 1981 en $ 28 actuales. Otra fenomenal caída del tipo de cambio real.

Luego del plan Bonex en diciembre de 1989, el tipo de cambio larga en $ 55 actuales se llega con un tipo de cambio de $ 30 actuales en febrero de 1991 y se entra en la convertibilidad a $ 27 actuales.

Duhalde devaluó un 40% y terminó buscando el tipo de cambio 4 a 1. Lo cierto es que luego de corralón, pesificación asimétrica y demás embrujos, Néstor Kirchner asume con un tipo de cambio de $ 55 actuales y Cristina Fernández entrega el gobierno con un tipo de cambio a pesos de abril 2019 en $ 28.

Gráfico 2


En los 48 años considerados, fue frecuente el uso del tipo de cambio como ancla contra la inflación. Cuando uno observa toda la serie histórica no encuentra períodos largos en que el peso se revalorizara fruto de un fuerte ingreso de capitales para invertir en el sector real de la economía. El período de mayor ingreso de divisas por Inversión Extranjera Directa fue en los 90, pero ahí el tipo de cambio se mantuvo bajo por ese ingreso de capitales y por el endeudamiento que a partir del segundo mandato tomó el gobierno de Menem.

En general la combinación para anclar el tipo de cambio consistió en controles de cambio y cepos cambiarios, uso de la tasa de interés y el endeudamiento externo y un breve período de buenos precios internacionales en el gobierno de los Kirchner que ayudaron a financiar la fuga de capitales sin que saltara el tipo de cambio. Para tener una idea, De la Rúa gobernó con una soja promedio de $ 179, todo el período kirchnerista tuvo una soja de U$S 372, el primer mandato de Cristina Fernández gozó de una soja de U$S 484 la tonelada y de U$S 469 el segundo mandato. Precios récord y encima tuvo que poner el cepo cambiario ni bien ganó las elecciones en octubre de 2011 y llegó agonizando a la entrega del mandato en 2015 vendiendo futuros en cantidades industriales.

El gráfico 1 marca dos datos. La primera mitad de esos 48 años se caracteriza por una altísima volatilidad en el tipo de cambio real, con fenomenales subas y bajas. El segundo dato es que desde 1991 venimos con un tipo de cambio muy bajo en toda la serie histórica y esa baja en el tipo de cambio no puede explicarse por una lluvia de inversiones, salvo los primeros años de la convertibilidad con las privatizaciones. Es decir, desde 1991 llevamos 28 años mostrando uno de los tipos de cambio más bajos de la serie histórica siendo que empeoramos en nivel de gasto/PBI, carga tributaria, inseguridad jurídica y legislación laboral, por citar algunos ítems. Todos factores que juegan en contra de la fortaleza del peso.

Obviamente no voy a caer en el ridículo de decir cuál tiene que ser el tipo de cambio que debe regir en la economía, pero sí puedo afirmar que la constante ha sido manipular el tipo de cambio como ancla contra la inflación por el hecho de no tener una moneda. Como la gente no cree en el peso argentino por los dislates cometidos desde 1935 a la fecha, el argentino eligió el dólar como su moneda y los gobiernos se empeñan en obligar a los argentinos a usar el peso, un producto que ya nadie quiere. El resultado es tener que poner cepos cambiarios, controles de precios o pagar tasas de interés disparatadas para mantener con respirador artificial una moneda que ya está muerta como tal, como es el caso del peso.

Casi medio siglo de disparates cambiarios confirman que el peso viene agonizando hace rato.

Fuente: Economía para Todos