En plena etapa de siembra para los cultivos gruesos, los pronósticos climáticos distan de mostrar señales de mejoría, con lotes anegados y notables dificultades para llevar a cabo la incorporación de hectáreas al circuito productivo de la campaña 2019/20.

Los aportes hídricos se prolongan más de lo previsto y la siembra del cereal ingresó en tiempo de descuento. El plazo óptimo ha concluido mayormente en la región de planicies mientras que en el Medio - Oeste apenas tienen los días contados. Si tomamos como parámetro los límites establecidos en el seguro de siembra preventiva, este viernes finaliza en los condados del sur de Minnesota, Iowa y centro – sur de Wisconsin. En tanto, ya culminaron en las Dakotas (salvo algunos distritos del sudeste), Nebraska y Kansas.

La baja cantidad de hectáreas incorporadas a la fecha derivan de las interrupciones ocasionadas básicamente en el centro – norte del núcleo productivo. Los inconvenientes más notorios se presentan en Illinois y coincide con la región que mayores registros pluviómetros acumula. Teniendo como parámetro la media de las cosechas de las tres campañas precedentes, dicho estado aporta el 15% del volumen producido en el país y se ubica en el segundo puesto detrás de Iowa. El límite teórico de la ventana de siembra es el 8 de junio.

Indiana concentra gran parte de los campos en donde las sucesivas lluvias generan mayores dificultades para sembrar. Los atrasos son más que evidentes en estas latitudes cuando usualmente, finalizando mayo, está completada más del 90% del área en intención. La fecha tope se extiende al 4 de junio y representa el 7% de la producción norteamericana. Seguidamente, se verifican inconvenientes en grandes extensiones de Michigan que aporta alrededor del 4%.

Dakota del Sur se encuentra en el grupo de los más afectados y, aquellos lotes que se siembren de aquí en adelante, lo estarán haciendo tardíamente. La ventana ideal ha concluido este sábado 25 de mayo. Los estados mencionados representan en conjunto cerca del 30% de la producción nacional y lo que suceda en estas latitudes impactará inevitablemente en los números finales.

La prolongación del panorama descripto aumenta la brecha entre la superficie en intención – proyectada en 37,56 mill.has. – y la que termine efectivizándose. En segundo lugar, el rendimiento potencial esperado decae a medida que nos alejamos del período óptimo de siembra. Un tercer punto es que aquellas hectáreas que inicialmente estaban destinadas al cereal, terminen volcándose al cultivo de soja que cuenta con mayor margen.

Una de las alternativas que evalúan los productores estadounidenses para estas ocasiones es optar por el cobro de la póliza del programa denominado "siembra preventiva". Es un seguro que pone a disposición el gobierno para aquellos campos que, por diversos factores, no lograron ser cubiertos. Una vez transcurrido el período, determinado previamente según grano y condado, el productor está habilitado para cobrarlo según las hectáreas sin cultivar. Una segunda opción es la siembra fuera de término y quedarse con una cobertura reducida tomando el riesgo de cosechar con rindes inferiores a los potenciales.

Por otra parte, frente a la confirmación oficial de subsidios agrícolas, se afianzaron las expectativas de que aquellas tierras que no puedan ser ocupadas por maíz, en lugar de tomarse el pago del seguro, se terminen destinando a la producción de soja. La insistencia de Donald Trump por compensar al sector por las pérdidas ocasionadas el distanciamiento comercial con China resulta clave en este aspecto.

Oficialmente se ratificó el paquete de asistencia al productor y se aplicará un sistema de pagos en función de las pérdidas de cada condado y no por cultivo como se había evaluado en una primera instancia. Los desembolsos están programados en tres tramos y el monto total del programa que cobrará directamente el productor asciende a U$S 14.500 millones, es decir, el 90% del paquete total.

El organismo aclaró que habrá un canon fijo por hectárea estipulado para cada condado, independientemente del cultivo, con el fin de no distorsionar las señales de precios en el mercado. Si bien el mercado ha ido asimilando los estímulos oficiales para que el productor no desista a sembrar, la decisión no deja de estar sujeta al factor climático.

Por Eugenio Irazuegui ; Analista de mercados – Responsable de Research de ZENI
Fuente: Centro de Gestión Agropecuaria