No obstante ello, nuestra opinión era que tanto Trump como Xi Jinping "necesitaban" buscarle una salida al tema de la soja. Uno por razones electorales y el otro por razones vinculadas con la demanda de una dieta rica en proteínas de una población con recursos. Todo ello, pese a que la intransigencia china obligara a Trump a redoblar la apuesta y a prometer ayuda a sus farmers. Solo faltaba que el clima en EE.UU. nos diera una mano para que los precios comenzaran a reaccionar con la ayuda de los fondos para estas épocas.

Pero apareció un factor de mercado tan inesperado como bajista: la fiebre africana porcina en China. Así, comienzan a circular informes que advierten sobre una matanza brutal de cerdos en China, con versiones que van de la necesidad de sacrificar desde 50 hasta 200 millones de cabezas. Vale advertir que China "poseía" un stock de casi 430 millones de cabezas, cuando en el ránking mundial la Unión Europea tiene algo más de 140 millones y EE.UU. algo más de 70 millones, según el USDA. En definitiva, un golpe tremendo a la demanda de soja y de maíz, que Chicago comenzó a evidenciar con valores para la soja que perforaron los 300 dólares por tonelada.

Pero, finalmente, el exceso de lluvias en el área núcleo estadounidense y un retraso histórico en las tareas de siembra le agregaron volatilidad a Chicago. Los precios (con ayuda de los fondos) muestran una recuperación en dicha plaza, al tiempo que la soja sudamericana ya había comenzado a mostrar cierta independencia en su accionar como consecuencia de que la demanda china (naturalmente) comienza a orientarse a estas costas.

Así, comienza una nueva historia, no exenta de interrogantes. ¿Serán ciertos los números que divulgan las fuentes chinas sobre la matanza de cabezas?; ¿es posible que le encuentren una solución al virus?; ¿qué ocurrirá con el área por sembrarse con maíz y soja en Estados Unidos?

Estas dos semanas que se inician serán determinantes para dar respuesta al último interrogante. El mecanismo conocido como el prevent planting (una de las tantas políticas activas que defienden a los farmers) ofrece la posibilidad de no sembrar maíz (cada condado de cada Estado tiene sus fechas límite) y cobrar un seguro o pasarse a soja y tener 15 días más para la decisión final. Los farmers tienen la última palabra.

¿Y el productor argentino? Nos parece prudente esperar, en la medida de lo posible. Con un ojo en China y el otro en Estados Unidos, como siempre.