“Hace 10 años en Venezuela se sembraban en los dos ciclos de siembra entre 2 millones y 2 millones 250 mil hectáreas de los diferentes rubros, para este año los pronósticos son llegar a 800 mil hectáreas”, precisó.

Denunció que la administración de Nicolás Maduro le ha dado la espalda al campo venezolano y prefiere seguir importando alimentos, que pueden perfectamente producirse en el país. “Se acabaron todos los programas públicos para ayudar a los productores del campo. Para el régimen el único campo productivo se llama Puerto Cabello”, denunció.

Advirtió que la “soberanía alimentaria” no estará garantizada en 2019, y que el campo venezolano “solo produce para cubrir las necesidades del 10% del consumo nacional”.

“En el país, para esta fecha, tenemos entre 4% y 5% de acopio de vegetales y hortalizas porque las condiciones son sumamente complicadas. Entre 30% y 35% de vegetales, frutas, hortalizas y verduras se están quedando en los campos porque no hay transporte para sacar la producción a las grandes ciudades y eso, sin duda alguna, afectará a los consumidores”, reveló el representante del gremio agropecuario.

Maíz en caída libre

En cuanto a la siembra del maíz, que es uno de los rubros más importantes para la comida de los venezolanos, Fantinel comentó que la producción va en caída libre.

“El ciclo de siembra pinta muy mal para todos los rubros, pero en especial para el maíz. Solo hay 130 mil bolsas de semillas para sembrar apenas 100 mil hectáreas y como se trata de inventarios viejos del año pasado, la experiencia nos dice que entre 20% y 30% de esas semillas pueden estar comprometidas y no germinar”, explicó.

Recordó que en 2007 la siembra de maíz fue de 800 mil hectáreas, pero en 2017 bajó a 350 mil, en 2018 llegó a 220 mil y para este año apenas podrá llegar a las 100 mil.

“El rubro maíz es uno de los más demandantes porque necesita mucho fertilizante, urea, agroquímicos. Se ha vuelto tan cuesta arriba mantener la producción, cuando no tenemos apoyo del gobierno”, sentenció.

Afirmó que todos los insumos y agroquímicos están dolarizados y solo un pequeño porcentaje de los productores pueden pagar lo que cuestan. “Ya los pequeños y medianos productores no pueden trabajar en el campo, porque una siembra de maíz o de otros rubros puede llegar a costar hasta 400 mil dólares”, dijo.

Con respecto a la producción de arroz, Fantinel comentó que para el ciclo antes referido se podrán sembrar unas 25 mil hectáreas.

Cambio de modelo

El productor agrícola también se refirió al racionamiento eléctrico y de agua que hay en todo el país.

“El racionamiento de electricidad es algo que afecta a todos los venezolanos y entorpece todas las actividades. En los campos hay una sequia importante gracias al fenómeno El Niño y tampoco tenemos agua. No contamos con la tecnología, con las semillas que están genéticamente modificadas para aguantar la sequía. Pero lo que más nos afecta es el expendio de combustible. Perdemos de 4 a 5 horas para poder surtirnos de gasolina o gasoil y en ese tiempo muchos productos se pierden porque necesitan ser trasladados a una cadena de frio y no llegan a tiempo, lo que representa una perdida para el productor”, señaló.

Indicó que la regulación de precios también es un “flagelo” para los agricultores, lo que ha provocado “un paro técnico en el campo venezolano”. “Los productores venezolanos son los que menos beneficios económicos recibimos en toda la región y esto ha traído como consecuencia que muchos productores se dediquen a otras actividades”, precisó.

Fantinel denunció que se mantienen las “extorsiones” por parte del hampa organizada y “el matraqueo” de algunos funcionarios pertenecientes a los cuerpos de seguridad del estado.

Al ser consultado sobre el financiamiento de las siembras y cosechas, el directivo de Fedeagro afirmó que debido a las medidas tomadas desde Miraflores los bancos no están otorgando créditos agrícolas. “Los bancos no nos prestan dinero por el encaje legal. Ellos no tienen liquidez y por eso no nos otorgan prestamos”, dijo.

Indicó que urge un cambio de modelo político y económico para poder lograr que el campo venezolano resurja y se puedan garantizar los alimentos a toda la población.