La Argentina está frente a las puertas de conseguir la mejor cosecha de toda su historia. Y esto no es fruto de la casualidad ni del azar, sino del compromiso de los hombres y mujeres del campo y de toda la cadena productiva que renuevan año tras año su confianza y se animan a sembrar y seguir apostando por el desarrollo de sus actividades.

El esfuerzo inquebrantable de los productores es la energía que alimenta el crecimiento del resto de la economía argentina. La cosecha récord demandará más transporte, más trabajo en los pueblos, y un repunte de la industria de maquinaría agrícola y en las empresas de servicios agropecuarios. El campo cuando crece no lo hace solo, hay muchas historias detrás: productores, contratistas y asesores trabajando en red detrás de la misma causa.

Las estimaciones alcanzadas por la Secretaría de Agroindustria indican que la campaña 2018/19 será la más grande con 145 millones de toneladas. Y este acontecimiento viene acompañado de otros hitos importantes, como el récord de la producción de maíz de 55 millones de toneladas, que permitirá exportar 30 millones de toneladas y colocarnos como el segundo exportador mundial del cereal.

El crecimiento es tan impactante que sumadas las cosechas de soja, con 55,9 millones de toneladas, y la de maíz, superaría la producción total de granos del ciclo 2012/13 de 110 millones de toneladas. La planificación de los productores en la rotación de los cultivos fue un factor también determinante.

La superficie sembrada en soja se revirtió en los últimos 10 años, al punto de estar por debajo de las gramíneas, y ubicarse en 44% contra 47% del resto, dándole sostenibilidad a los suelos con buenas prácticas y priorizando el cuidado del medio ambiente pensando en las próximas generaciones.

El trigo fue otra vez protagonista al lograr la tercera cosecha récord consecutiva con un volumen de 19,4 millones de toneladas, un 5,2% superior al ciclo pasado. El fuerte crecimiento en la producción de cebada de 35,3% fue otro hito.

Es casi un ritual cotidiano que el campo marque nuevos récords de producción en cada campaña. A menos que haya algún evento climático que lo impida, los argentinos nos acostumbramos a ver a la agroindustria como un sector dinámico que se supera constantemente.

Es como un equipo que siempre gana, y los espectadores lo disfrutan sin analizar mucho el juego, hasta que el golpe de una derrota invita a reflexionar sobre lo importante. Ese sabor amargo se sintió fuerte en 2018 con la peor sequía en 50 años, que representó pérdidas millonarias para el sector y las cuentas del país.

Pero como en el deporte, en el agro también hay revancha. Este año con un clima dispuesto a acompañar, los productores volvieron a invertir y, para multiplicar la potencialidad de un clima favorable, aumentaron 14% el uso de fertilizantes lo que permitió mejorar los rendimientos.

Así, se consiguió estimar una cosecha récord que representará el ingreso aproximado de 28.000 millones de dólares, e implicará cerca de cinco millones de viajes de camiones en las rutas del país, rutas que el gobierno nacional continúa mejorando para fortalecer la competitividad del sector y transportar los granos en mejores condiciones.

La agroindustria argentina cuenta con más de 276 mil productores de los cuales el 80% son sociedades familiares, y 17.800 instalaciones de procesamiento. Es un sector que se caracteriza por ser una actividad estratégica para el desarrollo económico, con un fuerte impacto en la producción, las exportaciones, el empleo, el arraigo y la distribución del ingreso. En términos porcentuales, representa el 18% del PBI, el 65% de las exportaciones, y el 15% de la generación de empleo.

Solo el sector de la soja emplea en total unas 250.000 personas entre directos e indirectos. Esa potencialidad que es valorada en el mundo y vivida como un orgullo por los argentinos, nos invita a sentir que formamos el mejor equipo y que cuando logra sus metas, ganamos todos. Por eso es fundamental conocer del esfuerzo, del compromiso y el tiempo que lleva consolidar las bases de la Argentina que viene, la Argentina del cambio.

El autor es secretario de Gobierno de Agroindustria