Conscientes de esta realidad, el principal desafío que tiene hacia adelante la producción porcina nacional, es crecer y crecer para utilizar parte de esos granos y esa harina que hoy se exportan, para no solo transformar proteína vegetal en proteína animal sino ser un verdadero polo de agregado de valor en origen, con generación de empleo (2-3 empleados cada 100 madres), arraigo rural para la familia del pequeño y mediano productor de granos, derrame sobre las localidades vecinas con motivo de la mayor actividad comercial por la necesidad de plomeros, herreros, electricistas, albañiles, etc.

Exportar granos es exportar horas de trabajo que deberían hacerse en Argentina.

Este crecimiento, solo será posible si nos ponemos de acuerdo y se entiende cual debería ser en gran medida la matriz productiva de nuestro país sino otra que transformar cada uno de los granos que producimos en algo con mayor valor, y eso los productores de porcinos en argentina lo sabemos hacer muy bien.

Por eso, durante los cuatro días de ArgenCarne, del 9 al 12 de mayo, que se realiza en el predio de la Sociedad Rural de San Justo, Santa Fe, se tratarán estos temas referidos al sector porcino para que siga creciendo y consolidando como una alternativa productiva que genera gran valor agregado.

Hoy se pretende querer ser el Supermercado del mundo, cuando en realidad podríamos ser su Rotisería. Imaginemos un solomillo horneado con papas de Balcarce, tomates de Mendoza y manzanas de Rio Negro o Neuquén. Todo ultra congelado y en el envoltorio adecuado, listo para calentar y degustar, por un japonés, vietnamita u otro consumidor del sudeste asiático, podríamos hacerlo seriamente si en realidad nos lo proponemos. Esto, es agregar valor a escala en la industria del alimento.

Nadie podrá disentir con la opinión que nuestro país ha sido tocado con la varita mágica, por la calidad de nuestros suelos, el clima moderado y la calidad de nuestra gente, poniéndonos en primera fila en el contexto de las naciones productoras de alimento. Alimento con un alto contenido de valor agregado, ya no, solo granos y carne congelada, o por lo menos en el mayor porcentaje posible. Este agregado de valor en la industria del agro alimento es la que generará los puestos de trabajo que a principios del siglo veinte brindaba en cantidad ingente solo para el laboreo de la tierra.