Por estas circunstancias, al presente la situación del ENSO, califica como Niño débil. El impacto sobre el comportamiento de las precipitaciones puede ser relativo o en todo caso moderado por otros forzantes de escala menor, sin embargo, por el resto del otoño seguirá siendo un elemento que sumará en forma positiva para que las precipitaciones sobre la parte norte del sudeste de Sudamérica puedan desviarse positivamente. De este modo y relativo a los valores estadísticos de cada mes, podríamos tener una temporada otoñal más húmeda que lo normal.


El aumento del área donde las aguas superficiales muestran un calentamiento más importante respecto de comienzos de marzo, es significativo. La mayor parte de los modelos de pronóstico de este indicador, proyectan la continuidad de este estado y también la continuidad de la intensidad baja de este calentamiento. No se descarta, por otro lado, este contexto de aguas cálidas, se mantenga incluso hasta comienzos de primavera.

Independientemente de la influencia de la escala planetaria sobre las condiciones de circulación de la región, el patrón pluvial que domina la escena actual, es muy benéfico. Más allá de las anomalías negativas o la persistencia de lluvias escasas que viene mostrando el este desde hace veinte días, el avance de cosecha siempre demandará estas condiciones en esta época del año, las mismas no siempre se concretan. En esta ocasión y con lotes que vienen confirmando rendimientos que se ubican por encima de los normales, la continuidad del patrón seco es la condición más esperada.

Las primeras irrupciones de aire frío que se dieron durante el mes de marzo, se vieron interrumpidas hacia finales de mes. La alternancia de masas de aire que establecerá un enfriamiento progresivo del ambiente parece imponerse. Es decir no se perfila el ingreso brusco de masas de aire polar que redunden en enfriamientos contundentes que avancen sobre la franja central. Es posible que bajo estas circunstancias, el mes de abril no presente heladas en la zona núcleo. No se puede garantizar esto para el sur de la región pampeana, pero este comienzo de abril no parece imponer condiciones térmicas demasiado rigurosas.

En cuanto a precipitaciones, las mismas todavía pueden alcanzar volúmenes importantes durante el mes de abril en términos estadísticos. Este comportamiento esta algo sesgado por lo previsto para la primera quincena del mes, la cual tendería a ser mayormente seca. Desde mediados de abril hasta mediados de mayo, ingresaremos en un período que será vital para ver si LP, el sur de CB, el noroeste de BA y el sudoeste de SF, recuperan humedad. No aparecen indicadores que puedan anticipar que esta situación no se concrete, por lo cual las zonas secas del oeste tienen chances de recuperarse a medida que avance el otoño. En términos generales las lluvias más abundantes quedarían desplazadas hacia la Mesopotamia, el noreste de la región pampeana y el este del NEA.

El NOA todavía muestra buen nivel de actividad en la producción de sistemas precipitantes por lo cual, la típica estación seca de la zona puede retrasarse, al menos hasta mediados de mayo.