En una año electoral, empezó a jugarse fuerte todo aquello que tiene relación las disputas gobierno-oposición. Se puede observar muchas operaciones mediáticas, encuestadores que han perdido credibilidad luego de lo sucedido en Río Negro, parte de la política que se juega en los tribunales, jueces sospechados, políticos y empresarios procesados o presos, el "círculo rojo" jugando su juego… y esto provoca que no se distinga lo verdadero de los fuegos artificiales.

El gobierno, con indicadores económicos y sociales pobres, trata de dar la pelea en aspectos más intangibles (lucha contra la corrupción, transparencia, defender la República del populismo), aunque con la urgencia de empezar a mostrar algún indicador que genere al menos una expectativa en los que no quieren una vuelta al pasado. Y con disputas internas entre los socios de Cambiemos que parecen poco apropiadas para los momentos que vive el país. La oposición fragmentada repite como un mantra la palabra "unidad", pero por ahora parece un intento de que los electores vean paz en la vidriera pero sabiendo que en el fondo vuelan los vasos. El peronismo kirchnerista dice tener las soluciones a los problemas que generaron ellos y a los que generó Macri también. El peronismo  que dice ser no K (Lavagna, Urtubey, Massa) buscando ser una alternativa anti-grieta pero coqueteando con todo lo que sea necesario. En ese marco, los empresarios del agro deben decidir sus estrategias y sus inversiones. Sin duda, son hombres y mujeres audaces.

Esto genera cuestionarse lo siguiente: Argentina, en su simplificación de la realidad, necesita de un salvador y de un culpable. En dicha "conducta", en el último mes, el productor está en el ojo de la tormenta. La posibilidad de retener granos  por parte del productor surge después de pagar cuentas viejas (sequía), cuentas de la presente campaña (arrendamientos, insumos, servicios, impuestos, intereses de créditos tomados) y los primeros gastos de la campaña siguiente. Solamente un remanente será posible retener del total cosechado. A su vez, Zorraquin y Meneses, explican en su informe que no hace falta explicar que el productor vende en pesos y son los exportadores los que poseen el poder de decisión del momento del ingreso y liquidación de divisas al país, no el productor.

Si se consulta las curvas de ventas de Soja a lo largo del año y a lo largo de distintas campañas (de distintas fuentes, tanto públicas como privadas como Bolsa de Cereales de Bs As, Minagri, BCRA, Novitas), se puede observar que coinciden en un comportamiento homogéneo de venta de la mercadería. Tiene variaciones o rangos, dependiendo de factores como: volumen cosechado, el precio del grano, la tasa de interés que se enfrenta, el ritmo de cosecha, etc. Ese comportamiento homogéneo indica que en soja, a los 30 días de cosecha, desde la campaña 2013/2014 a la 2017/2018, se ha vendido en todas ellas no menos del 50% con un máximo de 70%, y que al mes de octubre en las mismas campañas, se ha vendido no menos del 70%, con un máximo de 90%. Por lo tanto de lo que estamos hablando es de retener o diferir la venta en el mejor de los casos del 20% de la producción, habiendo vendido a los 30 días de cosecha al menos el 50% de la producción.

En la Argentina electoral de "piel fina" y con una economía en problemas, pensar que la evolución del Tipo de Cambio depende de la retención por parte del productor del 20% del grano cosechado, luego de una importante sequía, nos parece por lo menos (para ser buenos) una simplificación de realidad.

Por otra parte, el informe detalla que la tasa de interés volvió a subir superando el 60% anual nuevamente. Como dato positivo, empezaron las ofertas de algunos bancos a ser más atractivas en algunos planos: para compra de maquinaria o bienes de capital tasas en dólares al 1% o 2% anual y en pesos al 25% o 30% por plazo de 36 a 60 meses. Tarjetas del agro con tasas en pesos del 25% al 30% anual y en algunos convenios con 270 días libres que bajan el costo al 10% anual. Empresas de insumos que ofrecen pago a un año contra entrega de cheques ahora usando tipo de cambio actual más 30- 35%. Descuento de cheques en algunos bancos al 25%, aunque también hay al 50%. Canjes contra grano disponible por insumos y algo de canjes a futuro son otra alternativa disponible. Los productores tratando de alargar los plazos de pago con cheques a fecha, pero sin que se corte la cadena de pagos.

Con respecto al negocio ganadero, en los últimos días se planchó un poco la firmeza del precio del novillo gordo. Se instaló en el orden de 64$/kg a 68 $/kg, en parte porque el consumo interno se retrajo a unos 55 kg/ha (dato de enero, representa un 7% menos que hace un año). Y repuntó algo el precio del ternero liviano superando los 70 $/kg, con una demanda importante de los invernadores porque todos esperan una suba mayor del precio de esta categoría. Lo que no repunta es el valor de los vientres preñados, siendo hoy mejor alternativa comprar o retener que vender, pero no todos pueden hacerlo por no tener pasto suficiente o por una necesidad imperiosa de hacer caja y pagar las cuentas. En otro orden de cosas, la Secretaría de Agroindustria generó una resolución en la que baja el peso mínimo de faena de hembras a 165 kilos peso res con hueso (equivale a 260 kilos vivos y antes era de 300 kilos).

En cuanto al negocio lechero, el SIGLEA de febrero muestra que el precio de la leche de febrero fue en promedio de 10,45 $/litro o 153,71$/kilo de sólido, un 8% más que el mes anterior y un 81% de aumento en 12 meses. Sigue la disputa de las usinas por conseguir más leche (el uso de la capacidad instalada no llega al 50%), por lo que hemos observado valores superiores a los 11 $/litro también. En parte esto se explica por una caída en la producción respecto a enero (-19%) y respecto a un año atrás (-9,8%).

Por último, pensando en los negocios y en las motivaciones para invertir, crecer y arriesgar, el deseo más repetido entre los empresarios es "bajen la presión fiscal". Y saquen impuestos distorsivos. Y simplifiquen la cantidad de impuestos y la forma de pagarlos. Según el IARAF existen 163 impuestos y tasas en la Argentina (40 nacionales, 41 provinciales y 82 municipales) y el 10% de ellos recaudan el 90% del total. FADA estima la presión fiscal agrícola en el 60,5% del resultado. ¿No será mucho?