Es cierto que cuando un alguien proyecta determinada situación y se equivoca, quienes lo han escuchado no le van a creer en una nueva oportunidad.

Algo similar ocurre con el Gobierno. Sin dudas, ha perdido confiabilidad en sus estimaciones.

Pero cuidado, pues si quien se ha equivocado tiene un cierto grado de inteligencia va agudizar su ingenio para acertar.

En suma: que el Gobierno se haya equivocado, no implica necesariamente que vuelva a hacerlo. Por el contrario, es más probable que “le pegue”. Es que la dura realidad lo podría haber transformado en un agente menos “optimista”.

¿A qué viene esta disquisición?

Veamos. Hoy el Gobierno dispone de un apoyo extraordinario por parte del FMI.

Este organismo permitirá al Gobierno vender la suma de 9.600 millones de dólares, a razón de 60 millones por día. Más claramente: el Tesoro subastará 60 millones de recursos provenientes de su programa con el FMI y de emisiones de deuda a partir de abril. Ello implicar un total de 9.600 millones, hasta fin de año

La posibilidad de venta de estos 60 millones diarios y la firme determinación del Banco Central (BCRA), de continuar con una política de emisión cero y de tasas de interés elevadas, en un contexto de cosecha de gran volumen debería asegurar que la depreciación del peso argentino siga dentro de la banda (zona de no intervención).

Al menos en un período de tres meses, aproximadamente. Pues luego, nos acercaremos al tiempo pre-electoral.

Lo de las tasas de interés no es moco de pavo.

Las tasas de las “Leliq” se acercan al 60% anual. Y las de los depósitos a plazo fijo a, más o menos, 40%. Si consideramos una inflación decreciente para lo que resta del año, estas tasas son en “términos reales” relativamente elevadas.

Pero lo que más importa es el comportamiento de nuestro peso. Veamos el tema en criollo: lo que importa es cómo va a subir el valor del dólar. ¿Por qué?

Pues porque los precios de los granos -y especialmente la soja- van atados a la paridad de nuestro peso (el dólar).

Se debe tomar en cuenta, también, el volumen de la cosecha que acaba de empezar. Ahora esperamos la entrada de algo así como 28 mil millones de dólares, con un extraordinario volumen de maíz.

Vale destacar lo expresado por Ieral-Fundación Mediterránea: "Utilizando como referencia las liquidaciones de 2017, puede esperarse que la diferencia interanual del ingreso de dólares de la agroindustria pase a ser significativa entre marzo y mayo de este año".

Y aunque, como sabemos, las exportadoras ahora no tienen obligación de liquidar en el corto plazo éstas bien pueden quedar disociadas del momento de las exportaciones, pero no por demasiado tiempo, pues la situación financiera es estricta para todos. Sí, para todos los agentes de la economía.

Es que los tenedores de la mercadería no están en situación demasiada holgada para esperar (la cosecha del año pasado fue pésima). Sobre todo en una economía donde la espera es muy costosa. Y además, el mundo no da muestras de precios internacionales en suba. Por ahora, por supuesto.

Así están las cosas. Quienes decidan esperar, asumirán fuertes riesgos. ¿Valdrá la pena?