Frente al inicio de la próxima cosecha de soja y maíz, se repite el interrogante sobre cuál es la fórmula para lograr un almacenamiento seguro. De acuerdo con especialistas del INTA, las respuestas varían según el clima, el estado de los cultivos y el porcentaje de humedad que tengan los granos. Sin embargo, todas las combinaciones posibles apuntan a resguardar la calidad, evitar el desarrollo de hongos y micotoxinas.

“Luego de cosechado, el grano sigue respirando y produce calor”, indicó Rubén Roskopf, especialista en poscosecha del INTA Pergamino –Buenos Aires–, y agregó: “Para que el almacenaje sea seguro, es necesario que dentro del silo se registre baja temperatura y humedad. De este modo, se reducen las posibilidades de desarrollo de hongos e insectos.

En esta campaña en particular, Roskopf recomendó: “Iniciar la cosecha de soja con algunos puntos por encima de humedad de recibo”. Y aclaró: “Es preferible cosechar mientras se puede y considerar que, aun asumiendo costos para el acondicionamiento, siempre es más seguro el grano en la planta de acopio que en el campo, debido a que en pocos días puede pasar a la categoría ‘fuera de condición’, por granos dañados o brotados si el clima se presenta húmedo”.

En una campaña que se presenta húmeda, Roskopf analizó la diferencia sustancial que aporta el cálculo del costo de secado versus el secado a campo. Y ejemplificó: “Un lote de soja con un rendimiento de 4 toneladas por hectárea, cosechado con humedad del 17,5 %, tendrá un costo de secado de cómo máximo 300 kg/ha”.

Y argumentó: “este costo para secar 4 puntos de humedad, es equivalente al descuento que se aplicaría por comercializar la soja con 13,5 % de grano dañado (punto de indiferencia). Sin embargo, es importante tener en cuenta que el porcentaje de soja que se pierde por grano dañado cuando ocurre un temporal de alta humedad (esperando a que el grano se seque a campo) normalmente es mucho mayor, tal como ocurrió en la campaña 2018”.

Cuando la cosecha del grano se realiza con humedad y luego se seca, la carga de hongos y el desarrollo de micotoxinas serán notablemente inferiores, en comparación con un grano cosechado tardíamente. “Esto amplía las posibilidades de industrialización y el destino”, indicó el técnico del INTA.

En este punto será necesario asegurar que el caudal de aire sea el adecuado, típicamente un entre 0.3 y 0.5 metros cúbicos por minuto y por tonelada de grano almacenado, es decir, unas 3 a 5 veces el caudal recomendado para grano seco, ya que se debe remover la temperatura generada por la respiración de la masa de grano húmeda.

“Los controladores automáticos son sencillos y funcionan con un termostato que permite hacer un uso mucho más eficiente de la energía eléctrica y del tiempo”, expresó de la Torre.

En este sentido, Roskopf señaló que “Una solución de compromiso es no llenar el silo y cargarlo hasta la mitad de su capacidad”. Y añadió: “Esto permitirá disponer de mayor cantidad de aire por tonelada almacenada”. De todos modos, siempre se recomienda medir la velocidad del aire y calcular el caudal específico en cada silo antes de tomar decisiones de manejo.

En la Argentina, el almacenaje de granos en bolsas plásticas es una herramienta estratégica, sobre todo cuando el estado de los caminos impide la circulación de camiones durante la cosecha. Para minimizar las pérdidas de calidad, se recomienda que el guardado de granos húmedos en silo bolsas no se extienda por más de 30 días.

Leandro Cardoso, especialista en poscosecha del INTA Balcarce, destacó que el primer recaudo que deben tener productores y acopiadores es lograr una muy buena hermeticidad desde el inicio.

“Por un lado, que sea hermético es lo que ayuda a prevenir el ingreso de insectos e incluso permite un mejor control, debido a que tenemos la posibilidad de usar baja dosis de fumigantes, lo que es importante desde el punto de vista económico y, además, garantiza la mortalidad total de los insectos”, apuntó Cardoso y agregó: “Por el otro, la hermeticidad ayuda a que el desarrollo de hongos sea menor, y con ello el daño en el grano, respecto a un silo sin hermeticidad”.

Al momento de almacenar grano húmedo, Cardoso acentuó que los plazos están limitados por el tipo de grano y por la ubicación de la bolsa. “Para guardar maíz –en el sudeste bonaerense– las temperaturas de otoño-invierno son bajas y, por lo tanto, el grano en la bolsa se enfría. Esto determina que se pueda almacenar un grano con 16 o 17 % de humedad durante el periodo invernal, sin mayores problemas”, ejemplificó.

“Mientras que si se traslada el ejemplo al centro-norte de Córdoba, las temperaturas son menos limitantes, por lo que el plazo de almacenamiento seguro será menor”, agregó Cardozo.

El lugar donde armar la bolsa es otro de los factores a tener en cuenta. “Debe ser un lugar alto y con leve pendiente”, indicó el técnico del INTA quien señaló que es importante tener en cuenta que, cuando llueve frecuentemente, se producen encharcamientos temporarios en el lote y el agua puede ingresar por pequeñas perforaciones en la base de la bolsa. “Esto puede producir fermentación de los granos y lentamente podría afectar el resto del material almacenado”, agregó.

En línea con esto, Roskopf manifestó que es imprescindible monitorear frecuentemente la humedad, la temperatura, los olores y el estado general de los granos guardados para continuar con la bolsa en el campo o decidir su extracción.

“La principal ventaja que posee el silo bolsa es la hermeticidad, debido a que previene la entrada del oxígeno”, explicó Roskopf y aseguró que es importante reparar roturas que se registren en la bolsa para mantener la modificación atmosférica del silo bolsa durante todo el periodo de almacenaje.