El jueves 7 de marzo, se informaba que el dólar subió hasta $43,5. Paralelamente, la tasa de interés de las LELIQS crecía hasta 51,86 por ciento. De esta manera, en los últimos 14 días hábiles, el dólar minorista subía +$4,2 (+10,2%) y la tasa de interés +793 puntos básicos (+18,1%). El viernes 8 de marzo, volvía a bajar a $42,3.

A este sube y baja de valores, Economía y Regiones decide referirse con la siguiente frase: “No es lo mismo que el dólar baje a la banda, que la banda suba al dólar”. Con esto quieren explicar que, con el dólar bajando a la banda se puede establecer un poco de confianza, pero lo contrario sucedería si la banda sube al dólar. Si nos mantenemos en el primer plano, el BCRA puede intervenir, comprar dólares y bajar la tasa de interés sin generar riesgos monetarios (cambiarios e inflacionarios a futuro). Por el contrario, subiendo la banda al dólar y sin credibilidad, dicha intervención genera caldo de cultivo para futura reversión monetaria y salto del tipo de cambio, de la inflación y de tasa de interés.

En otras palabras, el reciente movimiento del dólar y la suba de la tasa de interés responde mayoritariamente a la baja estacional de la demanda de dinero. ¿Por qué decimos que la suba del dólar (tasa de interés) es resultado “mayoritariamente” pero no “completamente” de la baja estacional de la demanda de dinero? Porque también hay problemas de “fondo” del programa monetario del BCRA de Sandleris que comienzan (lentamente) a sentirse e impactar en la coyuntura monetaria argentina.

En esta línea, Economías y Regiones destacan que el BCRA está quebrado y la nueva política monetaria lo quiebra cada vez más, atentando contra su credibilidad, reputación y la suerte del proceso desinflación. En pocas palabras, la actual política monetaria no sólo empeora el patrimonio neto del BCRA que bien medido cae de -3,30 (diciembre’18) a -3,56 (marzo’19) a -3,58 (junio’19), sino que también deteriora (por separado) la calidad del activo y del pasivo. Por el lado del activo caen las reservas de “verdad” del BCRA, pero suben las reservas “alquiladas”. Por el lado del pasivo, las deudas remuneradas (LELIQs – Pases) aumentan mucho más que la base monetaria.

Claramente, las LELIQs son un problema que vuelven inconsistente al programa monetario de Sandleris. Esto quiere decir que, el BCRA no tiene con qué pagar las LELIQs, con lo cual se entiende por qué son una promesa de emisión monetaria futura. Si a este escenario monetario con problemas “técnicos” se le suma que hay un ciclo electoral en el horizonte temprano, hay que pensar que el plan monetario de Sandleris probablemente ya dio lo mejor y comienza a agotarse lentamente.

Economías y Regiones hace hincapié en que es crucial entender que en el ciclo electoral 2019 se dan dos situaciones que agrandan los problemas con respecto al pasado. Primero y principal, la situación macroeconómica es mucho peor de todas. Segundo y no menor, existen muchas chances de que Cristina Fernández de Kirchner se presente como candidata a presidente. De ser así, se potencia exponencialmente la caída de la demanda de dinero, la fuga hacia el dólar, el aumento del tipo de cambio, la aceleración de la inflación, el incremento de las expectativas de inflación y la potenciación del riesgo país que siempre hay en todo proceso electoral presidencial en Argentina.