Desde que apareció el hombre se dan, aproximadamente, los siguientes avances en la ciencia agrícola. Inicialmente la humanidad vivió de la recolección, la caza y la pesca -como lo hacen todavía nuestras poblaciones en las reservas naturales del país-, después de varios siglos el hombre observó que algunas plantas producían mejores frutos o eran más productivas, pasaron otros siglos y apareció Darwin que introdujo la selección genética, contribuyendo al mejoramiento de plantas, mejorando las plantas por cruzamientos de plantas en dos o tres generaciones.

En épocas más recientes, como producto de ese conocimiento acumulado y con el avance de los microscopios electrónicos, los genes se los toma directamente de plantas o animales y se los inserta en las plantas madres. Entonces, por qué oponerse a la introducción de transgénicos, si lo hacen millones de agricultores en Europa y Estados Unidos, los principales productores agroindustriales del mundo. Hoy cuatro grandes conglomerados de productores de semillas transgénicas, insumos para la agricultura, maquinaria agrícola, pesticidas e insecticidas y distribuidores de alimentos controlan el 80 de la producción de alimentos para el mundo.

Tal como lo confirma el informativo Agronoticias que difunde el IBCE, estas semillas son ampliamente usadas por los principales productores de alimentos en el mundo.

El título sobre este asunto es: “Revisión internacional confirma la seguridad ambiental de los cultivos Bt”.

Una revisión exhaustiva realizada por científicos suizos y estadounidenses, en la que se ha revisado la literatura existente sobre cultivos Bt a partir de estudios de laboratorio y de campo, ha concluido confirmando la seguridad ambiental de estos cultivos y su contribución al control biológico.

Sus autores son Jörg Romeis, Steven E. Naranjo, Michael Meissle y Anthony M. Shelton.

La revisión, que ha sido publicada en la revista Biological Control, señala que los cultivos Bt están en más de 101 millones de hectáreas en todo el mundo, alcanzando niveles de adopción superiores al 80% en algunas regiones. Las plantas Bt han convertido lo que antes era un insecticida foliar menor en una estrategia de control importante. Los dos rasgos principales que se implementa son la tolerancia a los herbicidas y la resistencia a los insectos. La revisión se centra principalmente en los cultivos transgénicos resistentes a los insectos.

Una preocupación importante relacionada con esta tecnología es que las proteínas pudieran dañar los organismos no objetivo, específicamente aquellos que proporcionan servicios importantes del ecosistema, como el control biológico. Sin embargo, los estudios han demostrado que las proteínas de los cultivos Bt no dañaron a los enemigos naturales. Además, los cultivos Bt impulsan la conservación de los organismos no objetivo, contribuyen a un control biológico más efectivo, tanto de plagas objetivo como secundarias, y conducen a una reducción en el uso de insecticidas.

 

El documento concluye que la eficacia de los cultivos Bt en el control de plagas objetivo importantes ha sido muy alta. La adopción a gran escala de cultivos Bt en algunas partes del mundo ha dado lugar a supresiones en el área de las poblaciones objetivo de plagas, que beneficiaron tanto a los agricultores que adoptaron la tecnología como a los que no lo hicieron.