Entre ellas esta Dulce Hidalgo, pastora de la iglesia Luz verdadera que resplandece con poder, su energía se irradia entre la planificación y acción. “Tenemos un proyecto en Calabozo, llamado Claidur que es una procesadora de harina de maíz y estamos por traerla a Fusagri, trabajar y procesar el maíz para convertirlo en harina es el sueño para nuestra comunidad”, subrayó Hidalgo.

La iniciativa busca el beneficio de 500 personas que enaltecen el esfuerzo de estas aragüeñas. Asimismo, Hidalgo afirmó que “tenemos un centro de rehabilitación donde trabajamos y abordamos temas de farmacodependencia, alcoholismo y situación de calle desde los 12 a los 48 años de edad. Estos  muchachos trabajan la tierra con la siembra de ají  y todo lo que se llama agricultura, eso es lo que nosotros hacemos en nuestro Consejo Campesino”.

Bajo las directrices del Instituto Nacional de Tierra (INTI), se maneja el centro que forma parte del Consejo Campesino, con el propósito de impartir una formación integral que incluye talleres dictados por el Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces). “En este lugar los enseñan desde cómo sembrar, técnicas para desinfectar la tierra  hasta el cuidado del cultivo”.

Hidalgo, acotó que “con estas actividades ellos se mantiene ocupados, se liberan del ocio y además tienen algo con que contar cuando salgan del Centro de Rehabilitación. Aquí pasan dos años y medio, ahora recibimos nuevas indicaciones de la Organización Nacional Antidroga (ONA), para que ese tiempo sea extendido a tres años .Trabajamos conjuntamente con ellos, es nuestro trabajo con la sociedad. Les enseñamos el  amor por la tierra, las plantas, antes las arrancaban  y las destruían, ahora se está reconstruyendo su mente, cuerpo, alma y espíritu”, sentenció.

Por su parte, Mariluz Rojas subrayó que “soy campesina por excelencia porque mis padres se dedicaron al cultivo, tengo cuatro años en la lucha desde este espacio, esto es el futuro de mis nietos. Uno de los factores más cambiantes han sido los precios tan altos que están en el mercado y nosotros lo vamos a llevar a bajos precios, directo al consumidor, sin intermediarios, va directo a la comunidad, esa es la misión”.

Rojas resaltó que a pesar que se crio en la ciudad  le gusta el campo, “nosotros comenzamos trabajando con escasos recursos pero lo hemos logrado, yo he cosechado frijol verde y frijol bayo como no tiene idea” afirmó.

Entretanto, Maribel Tovar explicó que “estamos aquí para romper ese mito de que la mujer no puede trabajarla agricultura, nosotras si lo hacemos realidad yo le he enseñado a mi hijo esto, le digo, usted puede estudiar pero con la situación del país ahorita hay que atender el campo, salga y hágalo para que usted vea un futuro el día de mañana. Y a él le gusta, él trabaja conmigo y lo que tiene es 14 años”.

Trabajar y darle un futuro a su hijo se ha convertido en su meta,  hacerlo desde el campo es fructífero en un país de hermosos paisajes y riquezas naturales. “A mí me ha gustado siempre trabajar el campo”. Destacó Tovar.

María Bravo, una productora que a sus 50 años le apuesta a Fusagri puntualizó que, “queremos que esta fundación funcione en su totalidad,tenemos cuatro años de lucha y hemos logrado mucho”.

Bravo catalogó la iniciativa de maravillosa, fruto de sus manos, del tiempo y la lucha de vecinos que colaboran. “Hemos sacado muchos rubros, frijoles bayos, auyama, quinchoncho, yuca, batata, todo se ha logrado aquí en Fusagri”.