Los huevos de gallinas libres partieron como un producto de nicho en Chile: difíciles de encontrar, casi el doble de caros que los normales y con poca demanda. Hoy, el panorama es completamente diferente y, mientras la oferta se cuadriplicó en las góndolas de los supermercados, la producción a nivel país creció un 100% en 2018.

Se trata de un boom "impensado" que sorprendió a la misma industria -la que en su conjunto mueve unos US$600 millones al año- y que ha presionado a los productores tradicionales a sacar sus propias líneas de huevos de gallinas sin jaulas. Todo, en línea con las nuevas tendencias que ya marcan pauta en Europa y Estados Unidos, pero que también imponen una serie de desafíos a nivel nacional.

Así, para poder dibujar la evolución de este mercado en el país y sus nuevas proyecciones, Emol conversó con los principales actores de la industria, los que también se refirieron a la importancia del bienestar animal y a cómo han debido optar por someterse a la fiscalización de una certificación privada -pagada- para asegurar que efectivamente sus gallinas son "felices".

"Un mercado más acelerado del que todos esperábamos"

 

Para los productores de huevos de gallinas libres, los números hablan por sí solos: en Chile se consumen 3.800 millones de huevos al año. De ese total, en 2017 sólo un 1% eran huevos producidos en sistemas sin jaulas, pero en 2018 el porcentaje alcanzó el 2%, es decir: 76 millones, según cifras actualizadas de la Asociación de Productores de Huevos (ChileHuevos).

"Sí, sigue siendo un número bajo en relación a la industria tradicional, pero el consumo se ha duplicado en sólo un año. Hay más marcas, algunas formales y otras informales, pero lo que importa es que hay más consciencia", comentó a Emol el gerente general y fundador de Ecoterra, Pablo Albarrán.

Para él, "a menos que caigamos en una crisis económica severa, es difícil que la gente retroceda en términos de consciencia", por eso estima que el mercado seguirá creciendo, "porque las cifras actuales se deben exclusivamente al aumento de la demanda".

Y ante la entrada de nuevos competidores, los precios se han visto presionados a la baja: si hace un año una caja de 12 huevos de gallinas libres costaba en promedio $3.500, hoy es posible encontrar la misma cantidad por $3.000. En contra parte, la caja de huevos tradicionales bordea los $1.900. Lo mismo con las marcas: si hace un año habían dos empresas ofreciendo sus huevos "libres" en el supermercado, hoy son alrededor de ocho en total.

Pero el menor ingreso por caja no ha significado un problema, contó Renato Maino, dueño y fundador de Gallina Feliz, quien consignó que "efectivamente ha crecido la competencia, pero la demanda también y mucho, entonces lo otro no se ha notado en los resultados". De hecho, apuntó que sus ventas han crecido un 20% promedio por año.

Así, ante las exigencias de los "nuevos consumidores", Coliumo fue una de las empresas tradicionales que optó por sacar su propia línea de producción libre de jaulas: La Castellana. La razón fue simple: "Es un mercado creciente, más acelerado del que todos nos esperábamos", afirmó María Jesús Errázuriz, subgerenta de Administración y Desarrollo de la firma.

De hecho, "desde el lanzamiento de la marca -en junio del año pasado-, a la fecha, nuestra venta neta ha aumentado un 600%", reveló Errázuriz y aterrizó: "Hoy, de un total de 400 mil huevos que vende Coliumo al día, 30 mil de ellos son de nuestras gallinas libres".

Pero aunque los huevos de estas tres empresas son producidos en sistemas sin jaulas, las gallinas con las que trabajan no viven bajo las mismas condiciones. Algo que en Europa estaría claramente tipificado en la caja del producto, pero que en Chile -dado lo incipiente del mercado- no se exige para ningún tipo de producción.