El 72% de los feedloteros que respondieron una encuesta está de acuerdo en mantener el peso mínimo de faena (300 kilos para el animal vivo), según informó la Cámara Argentina de Feedlot (CAF).

En el desglose de ese porcentaje, un 31,7% está conforme con el peso establecido por el Estado, un 20,6% pide elevar los pesos mínimos actuales de macho y hembra y un 19,8% estima conveniente que se modifique un peso mínimo diferencial y menor para la hembra (entre los 260/270 kilo vivo).

En el sondeo, hecho por escrito y que representa el 62% de los socios de la cámara (unas 1.800.000 cabezas), hay un 27,8% que se mostró en desacuerdo con la reglamentación oficial, en consonancia hacia la eliminación de cualquier tipo de límite al peso mínimo de faena.

Juan Eiras, presidente de la Cámara Argentina de Feedlot (CAF), remarcó a LA NACION que el negocio de los engordadores es "meter más kilos" a la hacienda, porque el valor del animal gordo y del ternero de invernada es mayor al costo de alimentación.

"Ese 72% es la suma de productores que entienden que el negocio es hacer más kilos. Hoy, en promedio, hacer un kilo a corral cuesta $55 y a pasto entre $25/30 (promedio) y tenés un mercado que paga $70: es el negocio en sí", explicó el dirigente.

Además, Eiras remarcó que dentro de ese porcentaje positivo, es decir que se mantenga el kilaje de faena, hay casi un 20% que entiende que el Estado debe subir el peso mínimo. "Cuanto más cerca en kilaje este el consumo de los que son los kilos de la exportación, más fácil será participar de ambos mercados y elegir a quien mejor pague", aclaró.

La Cámara considera que el consumo continúa siendo la variable determinante a la hora de fijar los precios, ya que el crecimiento exponencial mostrado por la exportación obedece y se justifica por el envío de vacas a China y no en el novillo de exportación que mostró un crecimiento pero solo del 7%.

En cuanto a la zafra de terneros, la entidad estimó que las condiciones climáticas, a excepción de las zonas complicadas por las inundaciones, darán una buena provisión de terneros en peso y estado.

Además, la cosecha de granos generará para la actividad un abundante volumen de insumos de alimentación, "cuyo precio dependerá fundamentalmente de la estabilización o no del tipo de cambio".

La proyección es un primer ciclo de 2019 con un importante volumen de terneros, maíz y subproductos, "pero con empresas en un escenario de iliquidez como consecuencia de lo transcurrido en 2018, sumado a la imposibilidad del acceso al crédito mientras nos mantengamos con tasas activas que superan el 60%".

En la vereda de enfrente, días atrás la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) en un comunicado pidió eliminar el peso mínimo de faena "si se pretende expandir y acrecentar el negocio ganadero".

Carbap consideró que las intervenciones y regulaciones del Estado no solo complican la operatoria de la cadena comercial, sino que también limitan el poder de decisión que tienen los productores para adaptarse a producir.

"Nadie puede asegurar que el mantenimiento del peso mínimo de faena no va a repercutir en forma negativa sobre la economía de los productores, principalmente sobre los criadores quienes son el origen y el cimiento por sobre el cual se construye toda la ganadería de nuestro país", precisó Carbap.