La ola de calor no sólo puede causar pérdidas productivas, también puede llegar a comprometer la respuesta inmunitaria del rodeo bovino, en plena vacunación contra fiebre aftosa.

En pleno período de inmunización y conscientes de que Uruguay puede perder todos los mercados para ganado en pie, carne y subproductos, incluso los de alto valor -como Japón- que tanto tiempo llevó reconquistar, los productores no deben mover los ganados a las horas de mayor sol, evitando hasta el mínimo estrés.

Más allá de ser un tema de bienestar animal, hay suficientes datos técnicos para demostrar las pérdidas productivas por estrés calórico, tanto en rodeos de leche como de carne.

Un trabajo de INIA Treinta y Tres mostró que los novillos con acceso a sombra ganaron 18% más frente a los animales que no contaron con sombra y por consiguiente, sufrieron el estrés calórico. El primero de los grupos tuvo una ganancia de peso más alta, a pesar de que redujeron 12% su pastoreo diurno.

Síntomas. Más allá de que la prevención -proporcionando sombra y agua suficiente y de calidad al ganado- es la mejor forma de prevenir el estrés calórico, en el campo hay que ser práctico y reconocer de inmediato los síntomas, para actuar de rápido y evitar pérdidas.

Los bovinos mantienen una temperatura en el entorno de 38,6° C y temperaturas por encima afectan su rango de confort. Por encima de ese rango de confort, sube la velocidad de la respiración de 40 a 120 respiraciones por minuto, jadeando sin parar. Ese es el síntoma más clásico del estrés calórico. Esos síntomas aumentan si el animal es arreado o sometido a mayor nivel de estrés.

“Cuando aparece el caso clínico -se ve el jadeo, se tambalea o no coordina- hay que mojar al animal lo más rápido posible. Hay que meterlo adentro del agua”, explicó el técnico del Instituto Plan Agropecuario Rafael Carriquiry a El País.

El veterinario indicó que “hay que bajarles la temperatura rápidamente. El año pasado me pasó con terneros que estaban amamantando. Cuando se les baja rápido la temperatura enseguida se recuperan”.

Puede pasar que el animal esté tan descompensado que “le cueste bajar la temperatura corporal y eso pasa mucho en los animales adultos”, reconoció el técnico del IPA.

Puede darse que si el bovino está bastante descompesando, por más que se le moje, no muestre mucha respuesta. “Cuando está tirado jadeando sin parar, difícilmente se recupera si no se le baja la temperatura corporal”, advirtió Carriquiry, admitiendo que los productores conocen bien los síntomas y saben actuar rápidamente para evitar pérdidas.

“La forma que tiene ese animal de achicar la temperatura es bajar vapor de agua por los pulmones y por eso jadea, no es que esté agitado o mucho menos, respira rápido para eliminar calor”, contó.

Carriquiry advirtió a los productores que mover al sol los ganados no es bueno”, pero además, en plena vacunación contra la fiebre aftosa -la recomendación sirve igual para cualquier vacuna-, compromete el resultado inmunológico. La respuesta inmune cae”.

En cuanto a generar condiciones de sombra, si no es natural, la solución puede ser colocar malla sombra con 80% de filtrado de sol. En este caso, el IPA recomienda respetar un metro y medio cuadrado en caso de los terneros y un mínimo de tres metros cuadros por cada animal adulto. La mayor intensidad del estrés calórico se da entre las 10 y las 18 horas.