Sin embargo, según análisis de la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro), dicha estimación no se ajusta a la realidad del mercado nacional, ya que la información estaría maximizada, porque la cosecha actual es bastante negativa y se estima que la pérdida de producción sería de al menos 700.000 toneladas. Además, la calidad de parte de esta producción es aún un tema no menor que falta determinar.

En un comunicado difundido el fin e semana por Cappro, se aclaran sin embargo, que en el informe del USDA no se detallan las bases para esta estimación ni la fuente, la opinión de Cappro es trascendente, porque aglutina al eslabón agroindustrial de la cadena.

Agrega que la industria aceitera nacional se encuentra en un panorama de total incertidumbre.

“Las condiciones actuales en el mercado nacional incentivan la exportación de soja en estado natural en lugar de su industrialización, con lo que incluso empresas que realizaron grandes inversiones en el país para instalar plantas de procesamiento de oleaginosas, terminan también exportando granos en lugar de procesarlos”, argumenta.

También dice que el Paraguay termina perdiendo la oportunidad de generar más divisas por sus productos, así como más fuentes de trabajo de calidad, oportunidad que es aprovechada por otros países que sí industrializan nuestra soja. “Si deseamos realmente convertir a nuestro país en una potencia agroindustrial que se agregue valor a nivel local a los productos agrícolas que ya produce con tanta eficiencia, debemos construir políticas que brinden estabilidad a las industrias paraguayas”, señala entre otras cosas.