Un trabajo de Cristian Fernando Bianchi, especialista en sistemas productivos-sanitario bovino en la Cabaña La Gofredina, y Bernardo Milano, técnico superior de agronegocios de esa cabaña, evaluó la producción de carne a partir del Macho Entero Joven (MEJ) en un campo de Clason, Santa Fe.

La evaluación se realizó con 609 MEJ y, entre otros resultados, se observó que la categoría del Macho Entero Joven "aporta medias reses pesadas, con mayor volumen en los cortes y con una correcta cobertura de grasa sin excedentes, lo que permite plantear la integración de la exportación con el consumo interno".

Hace 29 años trabajan con Braford, "por sus condiciones de adaptación a ambientes complejos en suelos anegadizos, con salinidad extrema y limitantes para obtención de forraje de calidad", según destacan los autores con el objetivo de la producción de reproductores y la invernada de novillos. En tanto, tras la resolución oficial N° 4906/2010 del exMinisterio de Agricultura de la Nación que creó la categoría MEJ decidieron desarrollar la recría y terminación de animales enteros.

"Al formar parte de la Asociación Braford Argentina (ABA) y estar en el programa de mejoramiento genético PegBraf, evaluamos las progenies de los distintos reproductores que utilizamos. Contamos con registros de identificación de padre y madre, peso de nacimiento, peso de destete, peso a los 205 días, circunferencia escrotal, aptitud materna, entre otras características evaluadas. Además, contamos también con registros de pesadas mensuales, mediante las cuales se calcula el aumento medio diario (AMD) desde el nacimiento hasta la finalización de su terminación", indicaron.

La Cabaña La Gofredina cuenta con una superficie ganadera y agrícola con suelos de alta complejidad, Clase VII a Clases IV, donde se desarrolla la producción. "La salinidad y sus condicionantes sobre los recursos forrajeros y las relaciones entre los componentes del sistema suelo-planta-animal, además de la dureza de sus aguas, constituyen limitantes severas para la producción animal", explicaron.

Allí el planteo nutricional se basa en la utilización de campos naturales con especies de alto contenido de lignina y celulosa (Spartina Sp, Disticlis sp y Cynodon sp) en la mayoría de la superficie donde se realiza la cría, además del uso de pasturas consociadas de alfalfa (Medicago sativa) var. Gapp 969 (grupo 9) y festuca (Festuca sp.) var. Fortuna INIA, mediante pastoreo rotativo intensivo (PRI), donde se realiza la recría.

En tanto, como suplementación los animales acceden a un silo de autoconsumo de maíz, lo que permite sostener altas cargas a lo largo del ciclo.

En cuanto a la reproducción, con la técnica de IATF (Inseminación a Tiempo Fijo) se inseminan las diferentes categorías de vientres y el repaso posterior se realiza con toros producidos en el establecimiento.

Según los expertos, el manejo del MEJ "requiere prestar especial atención a la etología del rodeo, en especial cuando se producen las montas, debiéndose segregar a los dominados para evitar traumatismos y pérdidas de peso por ese motivo".

Considerando el tema de la genética, se utilizaron toros que forman parte del Programa PegBraf de la ABA. Y para la categoría vaquillonas (donde una parte de la población se inseminan a los 15 meses) se seleccionaron reproductores de bajo peso de nacimiento. Para las vacas adultas, se eligieron reproductores por su mérito genético.

Gracias a la trazabilidad individual de todos los animales del establecimiento, se realizó un seguimiento hasta la medición de las carcasas, marbling, entre otros parámetros obteniendo resultados que reflejan la productividad del sistema.

Resultados

Como se mencionó, se evaluaron 669 MEJ criados, recriados y terminados en un mismo ambiente. De la totalidad de los MEJ evaluados, el peso promedio de faena alcanzado fue de 463,06 kg.

La edad promedio con la que se alcanzó dicho peso de faena fue de 20,12 meses.

El peso promedio de carcasa logrado fue de 260,66 kg.

"Las diferencias encontradas en los distintos años surgen, en parte, por la variabilidad de condiciones climáticas que se presentaron, las cuales condicionaron la oferta forrajera y los aumentos medios de peso por disminución en el consumo", explicaron.

Por medio del sistema de tipificación utilizado (Sistema de Tipificación Argentino exJNC), el 45% de los MEJ evaluados fue agrupado en las categorías superiores.

En base a la trazabilidad individual de los MEJ evaluados, se pudo medir comparativamente datos productivos de los padres seleccionados para inseminación de los vientres de la cabaña.

Según señalaron los autores, mediante la planificación nutricional, con dietas enfocadas en la nutrición prenatal, buen estado del plantel de hembras para lograr un correcto peso al destete y dietas de terminación es posible lograr un mayor peso de carcasa con mayor volumen de cortes, sin excedentes de grasa (eficiencia energética de conversión) y empezando a lograr un marbling superior con respecto a los valores normales alcanzados por la raza.

Dentro de los destinos receptores de la producción se encuentran Brasil, Rusia, Israel, entre otros.

"La categoría del Macho Entero Joven aporta medias reses pesadas, con mayor volumen en los cortes y con una correcta cobertura de grasa sin excedentes, lo que permite plantear la integración de la exportación con el consumo interno", afirmaron.

"La utilización del programa PegBraf como herramienta genética permite agregar valor mediante la elección de reproductores capaces de transmitir a su progenie precocidad para alcanzar el grado de terminación en un menor tiempo", agregaron.

En este contexto, explicaron que el acortamiento del tiempo de terminación permite una menor permanencia del animal en el establecimiento, lo que se traduce en menos tiempo de consumo.

"Los resultados obtenidos permiten plantear la posibilidad de incluir dentro de la nomenclatura la categoría del MEJ, así como también una actualización del sistema de tipificación actual", sostuvieron. "Otra reflexión es que los resultados deben ser complementados con una evaluación específica del consumo y de los costos indirectos, para poder lograr una evaluación económica más precisa del sistema de producción", añadieron.

Para los expertos, además el acortamiento de los ciclos por una mayor eficiencia productiva, "permite inferir una menor producción de gases de efecto invernadero (GEI). Habría que llevar a cabo las mediciones correspondientes para poder sacar más conclusiones".