Yaracuy - Como parte de las estrategias emprendidas por el Ejecutivo Nacional para refrescar la cartera agrícola y darle un impulso a la misma, se ha planteado el desarrollo de la agricultura urbana como eje importante, situación que no es nueva para el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas, INIA, ente que, desde hace algunos años ha venido trabajando en ésta área bajo el enfoque de Agricultura Familiar y en la adecuación de los espacios para convertirlos en patios productivos ya sea para la agricultura o la producción avícola.

Tal es el caso de Yaracuy, estado que por su condición geográfica y potencial agrícola sirvió como piloto en la implementación del proyecto de Agricultura Familiar, en donde si bien es cierto, que no todas las familias que se iniciaron en el programa se mantienen; existen experiencias significativas que han cambiado su estructura de trabajo para dedicarse únicamente a atender sus patios y hacerlos productivos, convirtiéndolo así, en su única actividad económica y siendo algunos de ellos referencia en el estado.

Giomar Blanco, directora del INIA-Yaracuy, manifestó que en la institución se asumió el reto de trabajar con un proyecto de agricultura familiar desde el 2007, en el que participaron varios grupos familiares de los 14 municipios, siendo Yumare el de más presencia, pues en él se han obtenido los mejores resultados.

Hizo referencia a que la mayoría de estos trabajos se realizaron con fines de investigación y se contó con la participación de algunos productores, sin embargo, se requería de una serie de elementos para lograr el empoderamiento por completo de las familias, en materia de tecnología y profundizar en el acompañamiento productivo.

Blanco refirió que a partir del 2007, “cambiamos la estructura tradicional para trabajar de la mano con las familias y enseñarlos a producir en espacio reducido y a pequeña escala. Actualmente contamos con un lineamiento claro desde el ministerio que invita a propiciar la agricultura, ahora bajo un enfoque urbano para contribuir con el desarrollo económico del país, labor que estamos dispuestos a ejecutar desde nuestro fortalecimiento como sector agrícola de investigación”.

Indicó que no es una labor fácil. Asimismo, destacó que "desde la institución se han creado bases sólidas con el personal, realizando diagnósticos en la comunidades a trabajar y formulando alianzas con el Poder Comunal, que nos permiten aceptar el reto con las líneas de trabajo y estar a la altura que nos demanda la sociedad", puntualizó la directora del INIA en Yaracuy.

Hay unas nuevas exigencias y la experiencia ganada en este tiempo nos permite asumir con solidez el reto de brindar la asesoría necesaria, el apoyo a esta nueva fase del ministerio, en función de poner a producir las áreas urbanas y los espacios que estén a bien de incorporarse al proyecto.

Indicó que desde las fortalezas de la institución, como lo es el área de formación, también se puede comprometer a realizar el seguimiento y propiciar espacios para fomentar la conciencia colectiva en las comunidades, a fin de que se entienda, que más allá de un aporte social, en lo que respecta a la disponibilidad de alimentos, se trata de sumar esfuerzos para lograr que esta actividad influya positivamente en un repunte económico, tanto en el estado como en el país.

Es interesante evaluar los programas exitosos en algunos países, en donde la agricultura familiar, urbana y periurbana ha servido para repotenciar la economía, pues permite el desarrollo de cualquier familia y el aporte a las ciudades a través de los intercambios, al tiempo que se cumple la meta que planteó en su momento “el presidente eterno Chávez”, del autoabastecimiento, refirió Blanco.

La agricultura familiar; visión integral y herencia ancestral

Beatriz Becerra, socióloga del INIA-Yaracuy, ha tenido experiencias en esta área y aseguró que, desde el punto de vista social la agricultura representa una actividad que debe ser vista de manera integral; pues más que una actividad de subsistencia, es un modo de vida que implica un compromiso colectivo.

Indicó Becerra que muchos organismos y especialistas coinciden en afirmar que la agricultura familiar es la clave para la erradicación de la pobreza, gracias a los aportes que ésta proporciona a la producción de alimentos, al empleo y al desarrollo rural sostenible. “Sin embargo, es necesario reflexionar acerca de la importancia que tiene este modo de producción, ya que para la familia campesina significa la garantía de darle continuidad a una actividad que involucra, al hombre del campo, a su pareja e hijos, y de esta manera preservar una actividad que generalmente se maneja gracias a prácticas ancestrales heredada de parientes provenientes también del medio rural, es sin lugar a dudas, el aval no solo de contribuir y proteger con la alimentación del núcleo, sino de darle continuidad y vida a la actividad agrícola campesina”, refirió.

Mencionó que a lo largo de los espacios que ha visitado para constatar el trabajo que se vienen realizando en los distintos patios, ha notado la integración del núcleo familiar al proceso productivo, situación que es de gran importancia pues permite que una actividad en común los una en un esfuerzo que se ve reflejado en el resultado final que es la cosecha; además permite que los hijos se mantengan ocupados, desarrollen responsabilidades y el apego al trabajo.

Unión familiar, entrega y compromiso: componentes que han aderezado la agricultura urbana en YUMARE

Luego de la instalación del Consejo Nacional de Economía Productiva, el Gobierno hizo un llamado a la activación de los hoy por hoy "14 motores económicos", de los cuales la Agricultura Urbana integra no en vano, el número uno, el cual fue anunciado el pasado 27 de febrero en el Plan de los 100 días de la Agricultura Urbana, llamado que fue acatado por las bases del chavismo y que ha venido a afianzar el trabajo en algunos sectores.

En los últimos cuatro meses el Ejecutivo Nacional ha propuesto un repunte en la agricultura desde la producción en los pequeños espacios, situación que no ha sido nueva para los pobladores de las Colonias Agrícolas de Yumare, pues por su condición geográfica y potencial agrícola; este tipo de cultivo siempre ha sido una opción; más sin embargo, asumieron el reto y han descubierto que más allá de generar rubros para el autoconsumo y un dinero extra con la venta de los excedentes, se han encontrado con un fenómeno de gran importancia como lo es la integración familiar, la entrega y responsabilidad que cada integrante de la familia coloca para lograr tener un buen resultado y sobre todo el compromiso voluntario que manifiestan desde los más pequeños hasta las abuelas que se han incorporado al proceso de siembra.

Esta actividad que hasta hace poco sólo era ejecutada por los hombres de la casa, ahora ha cambiado su estructura tradicional y son las mujeres quienes con sus hijos e hijas y demás integrantes de la familia llevan la batuta en la mayoría de los casos, tal es el ejemplo de la comunidad Yumarito donde se desarrolla un proyecto que involucra un número significativo de familias y todas están a cargo de las mujeres de la casa.

Respondimos al llamado presidencial y ya tenemos cosecha en mano

Yasmín Silva, jefa de familia que trabaja brindando apoyo en la cocina del Centro de Educación Inicial de Yumarito, además es representante del Consejo Comunal de la misma localidad y trabajadora activa de la UBCH, asegura que este proceso revolucionario le ha permitido desempeñarse en distintos papeles y le ha dado la oportunidad de crecer cada día más, es por ello, que no desmaya en la lucha de hacerle frente a esta guerra económica; "vamos a dar la batalla y la vamos a ganar (...) Iniciamos este proyecto hace 4 meses, que en la actualidad involucra 44 familias que trabajan la agricultura en un espacio de 15 por 20 metros cuadrados, 12 que las trabajan en sus casas y 22 que esperamos incorporar en lo sucesivo”.

Silva detalló que iniciaron el trabajo en un lote de tierras correspondiente a la alcaldía, con semillas que ella adquirió de familiares y amigos que trabajan la agricultura e involucró a su núcleo familiar, vecinas, comadres y amigas, “esta guerra económica nos ha golpeado directamente a las mujeres, que somos las que estamos en las casas y tenemos que lidiar día a día con la alimentación de nuestros muchachos y demás integrantes de la familia, entonces ahora hemos sacado la parte positiva, pues sembramos; cubrimos la parte de hortalizas de nuestras cocinas con lo que recogemos de los patios.

"En mi caso como fui la primera que sembró, ya tuve mi primera cosecha de tomate la cual me permitió sacar 70 kilos, además hace 15 días tuve la primera cosecha de hortalizas. En lo que respecta a la siembra, como son cultivos de ciclo corto, ya se limpió el terreno se resembró y esperamos ir renovando los rubros.

Sembrar es fácil; lo complicado es velar por que el proceso se cumpla

Juana Zambrano; es la madre de 7 niños y asegura que lo mas importante de este proceso es ver a su familia involucrada, desde los más chiquitos hasta su esposo se han abocado al trabajo, “a mí me dieron un terreno un poco retirado de mi casa y todas las tardes disfruto ver a mis hijos regando las plantas y pendiente de cómo van creciendo. Ellos han entendido que sembrar es un compromiso y no es algo tan fácil; sino todo el mundo lo hiciera. Sembrar es fácil, lo difícil es cuidar que el proceso llegue a su fin; eso es como cuando uno tiene un bebé que hay que cuidarlo, alimentarlo y velar por que se desarrolle, crezca hasta que ya este grande y de sus frutos”.

Juana trabaja en el terreno junto a Gilda y Mayerlim; sus hermanas y su esposo Rafel Lugo quien al llegar del trabajo al final de la tarde también se incorpora para “echarles” una mano en lo que sea necesario.

Indicó que con esta experiencia, le ha permitido sentirse más útil y con mucha responsabilidad, al igual que sus hijos quienes han ido aprendiendo el sentido del compromiso y aunque aún no han visto su primera cosecha, asegura que cuando ve que “ya la siembra viene soltando se emociona mucho”.

Un espacio propicio para inculcarle a los hijos el valor del trabajo

Gregoria Hidalgo; tiene sembrado en su patio tomate, ají, yuca, caraota, frijol y maíz, y asegura que es su primera experiencia de siembra; la ayuda su hijo de 18 años, tiene muchas expectativas, la esperanza de seguir sembrando y ampliar la cantidad de rubros. Exteriorizó que lo más importante que ella ha visto en este proceso, es que le ha permitido a las familias inculcarle a sus hijos el valor por el trabajo y el sentido de responsabilidad.

INIA ha jugado un papel determinante

Luis Camacaro; responsable del laboratorio Social Yumare del INIA-Yaracuy, manifestó que desde que se creó esa dependencia institucional en las Colonias Agrícolas de Yumare, iniciaron un trabajo con las familias para ordenar y poner productivos los patios, labor que se ha hecho cuesta arriba, pues las personas no entendían el concepto que se les proponía, y en la actualidad con el llamado presidencial, se han sumado al trabajo de forma voluntaria muchas personas que han solicitado no solo semillas sino asesoramiento, lo que da garantía de que las personas quieren producir.

Camacaro detalló que se encuentran trabajando con familias que cuentan con terrenos propios, asignados por la alcaldía, y con grupos organizados que han recuperado espacios solo para la siembra, todo esto enmarcado en el reimpulso de los 13 rubros, banderas que propuso la cartera agrícola; entre ellos: acelga, cilantro, cebollín, vainita, berenjena, calabacín, pepino, ají dulce, remolacha, zanahoria, lechuga, pimentón y tomate, además de otros que hemos incorporado.

Se han entregado 7 mil plántulas

El servidor del INIA manifestó, que en lo que va de año la institución ha donado sólo en Yumare 7 mil plántulas para la producción de hortalizas, que han sido producidas en la institución y se les ha brindado la asesoría para que las atiendan bajo un enfoque agroecológico.

Quienes se encuentran sumados al proyecto de producción de patios en las distintas comunidades de Yumare, aseguran que el INIA ha desempeñado un papel importante, pues el equipo de trabajo, coordinado por Camacaro e integrado por Alexis Salon, Barbara Súarez, Ender Aranguren, Danny Fernández y Eglis Fernández les han brindado asesorías en lo que respecta a la siembra de cultivos, el manejo agroecológico; qué mecanismos aplicar para contrarrestar las plagas y enfermedades,además de generar alimentos libres de químicos. También les han ofrecido talleres formativos para la producción de abono de forma orgánica, con los materiales que tienen al alcance y actualmente les están enseñando a extraer semillas de manera artesanal para su futura multiplicación. Para que estas puedan ser donadas entre los vecinos y comunidades que se quieran sumar al proyecto de producción.

Juan Giménez, cuenta con un pequeño espacio que desarrolla a partir de 10, 20 y hasta 30 matas, el cual estaba subutilizado y con la asesoría de los trabajadores del INIA se ha incorporado al plan de producción a pequeña escala.

Giménez quien llegó a solicitar el asesoramiento por iniciativa propia, ha mostrado mucho interés y ya ha obtenido sus frutos en varias cosechas con las que se ha beneficiado del consumo y la venta. Actualmente está produciendo plántulas para donarla a sus vecinos y cada día incorporar a mayor cantidad de personas a la cadena de producción.

Jairo Pacheco, integrante de la UBCH indicó que al municipio llegó un donativo de 13 mil 500 plántulas para iniciar el trabajo de siembra, de los cuales un lote de 2 mil fueron distribuidas en las familias de la comunidad La Cero, interesadas en sumarse al Proyecto Nacional de siembra de Agricultura Urbana, "el INIA desde sus fortalezas nos apoyó con talleres de capacitación, en los que aprendimos cómo sembrar, así como lo básico para identificar enfermedades y cómo controlarlas, además nos dio un lote de unas 150 plántulas”.

Pacheco añadió que actualmente están haciendo un censo a fin de constatar la situación de los patios, ver en qué nivel se encuentran, sumar nuevas familias y ordenar lo que haya por ordenar para posteriormente ver con qué producto cuentan, hacer un recenso de las familias para ubicar los productos a un precio por debajo del mercado y realizar las ventas a través de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción, CLAP. (Texto y Fotografía: Izmir Barreto )