Siguen apareciendo focos de roya asiática en la soja uruguaya y ya van cuatro. Al primer foco de la zafra, reportado el pasado martes 15 en Colonia Lavalleja (Salto), con origen desconocido, se sumaron otros dos: el viernes 25, en la localidad de El Chimango (Rocha) y el restante en localidad de Sarandí de Gutiérrez (Lavalleja). A su vez, el pasado domingo, también a través del Sistema de Alerta a Roya Asiática en la Soja (Saras), dependiente del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), se sumó otro caso en la localidad de Plácido Rosas (Cerro Largo).

El Saras mantiene alerta a productores y técnicos sobre los nuevos focos de la enfermedad y cuenta con el apoyo de los laboratorios privados y públicos que son referentes. Esos laboratorios aportan todos sus datos al sistema y generan las alertas que son publicadas en la página Web del INIA (inia.gub.uy)

La enfermedad entra todos los años desde Brasil, es muy conocida en toda Sudamérica y está entre las 40 enfermedades que padece la oleaginosa, que son causadas por hongos, bacterias, nematodos o virus.

A la roya asiática se le atribuye hasta el 90% de pérdidas en la productividad de los cultivos si no es tratada a tiempo.

Su desarrollo es favorecido por temperaturas por debajo de los 28 grados centígrados —las temperaturas óptimas serían entre 16 y 24 grados centígrados— y con un mínimo de 6 horas de rocío y/o lluvias.

La enfermedad avanza desde las hojas inferiores del cultivo hacia arriba y se pueden confundir con otras enfermedades de fin de ciclo de la soja como la septoriosis o la pústula bacteriana, según explica la ficha técnica del INIA. Se disemina con el viento y ese es otro factor importante a tener en cuenta.

Cabe recordar que en 2001, la roya asiática afectó el 60% del área sojera en Brasil, en variedades de ciclo tardío, provocando pérdidas totales por un monto de US$ 24,7 millones. Posteriormente, en el ciclo 2002/03, afectó el 90% de la cosecha de Brasil en las regiones del centro norte y noreste, con un total de pérdidas de grano de 3.248.000 toneladas y un monto de US$ 716 millones.

La bióloga Silvina Stewart, experta del INIA, explicó en un video institucional que la roya asiática “es una enfermedad muy difícil de detectar a nivel de campo”. Dijo que cuando comienza la roya, que es cuando hay que controlarla, “resulta difícil de verse en el campo”. Por eso la bióloga consideró fundamental “hacer un diagnóstico temprano para controlarla. Si dejamos que la severidad aumente en el campo, luego es imposible controlarla”.

A través del Saras se puede saber dónde está la enfermedad, que todos los años ingresa desde Brasil y se puede hacer un seguimiento de cómo se va desparramando por Uruguay.

“En estos años que tuvimos roya asiática, entró desde mediados de enero hasta fines de marzo. Si entra a finales de marzo, ingresa en etapas avanzadas del cultivo y las mermas van a ser ínfimas. Si entra a mediados de enero, si se le dan las condiciones climáticas, puede causar daños potenciales”, explicó la experta de INIA en el mismo video. La oleaginosa es el cultivo principal en la agricultura del Uruguay.