El proyecto nació en 2009 y contó con el liderazgo de Marina Gambardella, académica de la Universidad Católica de Chile, institución que trabajó en conjunto con el Consorcio Tecnológico de la Industria Hortofrutícola para sacar adelante la iniciativa.

El equipo de investigación, además, contó con la participación de la profesora Pilar Bañados y las candidatas a doctoras: Elida Contreras y Javiera Grez.

“El objetivo del programa de mejoramiento era generar una fruta que tuviera un mayor rendimiento y mejor calidad”, explicó Gambardella.

Esto, debido a que “la principal variedad que se cultiva en Chile [la Heritage] es una variedad antigua que tiene ciertas características positivas, pero que no estaba acorde con lo que hoy día son las exigencias del campo y del mercado”, indicó.

En esa línea, buscaban entregar una variedad a los agricultores que les permitieran adquirir un poco más de competitividad en el mercado, porque la baja productividad de la Heritage estaba afectando las oportunidades.

Destacó que si bien, los programas de mejoramiento suelen tomar entre 10 y 12 años en desarrollar una variedad, el de mejoramiento de la frambuesa tomó solo siete.

“Nosotros hicimos un trabajo bastante de récord en el sentido de que a los siete años ya producimos nuestras primeras tres variedades, las que al día de hoy ya son comerciales”.

Las variedades que obtuvieron las llamaron Santa Clara, Santa Catalina y Santa Teresa. Cada una, en promedio suele tener un peso cercano a los 6 gramos, versus los 2,4 gramos promedio de la Heritage.

En lo que es el rendimiento, los potenciales prácticamente doblan a la Heritage, afirmó.

Respecto a las diferencias, comentó que la Santa Catalina es una variedad que es más apta para congelado debido al tamaño del fruto.

“El tamaño del fruto está dado por una mayor cantidad de drupéolos …por eso es que el fruto es más grande”.

En cambio, la Santa Clara, tiene el tamaño de los drupéolos un poco mayor, lo que también deriva en un fruto un poco más grande.

Las tres variedades son altamente remontantes, según comentó la investigadora, por lo que comienzan a producir fruta desde el primer año de crecimiento de la planta y su tiempo de cosecha es entre febrero y fines de abril, lo que es un mes más que la Heritage.

En lo que respecta a la otra gran característica que tienen las nuevas variedades, la adaptabilidad a climas más cálidos, explicó que a diferencia de las frambuesas más tradicionales que requieren de bajas temperaturas, las mejoradas no lo necesitan.

Afirmó que están teniendo mucho éxito en España, país que quiere usarlas en zonas cálidas y en México, país que busca tener producción sin importar la época del año.

“Incluso llevamos estas frambuesas a Aysén, porque uno decía ya, podemos plantarlas en un lugar cálido, pero también las podemos plantar en lugares fríos y se comportan igual de bien”.

Agregó que “tienen una mejor adaptación, lo que nosotros decimos mayor plasticidad. Son variedades más plásticas, que tienen la capacidad de adaptarse a climas diversos”.

Remarcó que, al ser tres variedades diferentes, tienen aptitudes distintas, pero lo que sí comparten son el que todas son mejores en términos de tamaño de fruto y productividad que la Heritage.