La desilusión que produjo Cambiemos en materia de resultados económicos se plasma con 2018 terminando con un aumento del 48% en el IPC, con el Índice de Precios Mayoristas subiendo el 73,5%, el costo de la Construcción el 44,8% y la economía que sigue estancada desde hace una década.

No debe sorprender este resultado porque Cambiemos pensó que un sistema intrínsecamente ineficiente podía ser eficiente si era administrado por buenos gerentes. Creyeron que era solo un problema de gerenciamiento y no de calidad institucional. Al respecto también es conveniente aclarar que algunos economistas son encasillados en la corriente libertaria por repetir todo el tiempo que hay que bajar el gasto público y los impuestos o creen que son liberales solo diciendo esas dos cosas. Nadie niega la necesidad de esas medidas, pero eso es solo una parte de lo que hay que hacer para sacar a la Argentina de la larga decadencia. Agregaría que tener equilibrio fiscal es más de sentido común que de estricto razonamiento económico. Hasta el PSOE en la era de Felipe González defendía el equilibrio fiscal.

La aclaración del párrafo anterior viene a cuento porque algunos “libertarios” se horrorizaron porque dije que el problema económico de Argentina no se resuelve repitiendo una y otra vez que hay que bajar el gasto público y los impuestos, sino debatiendo los valores que tienen que imperar en la sociedad. Mientras los “libertarios” repiten como loritos que hay que bajar el gasto público, los progres controlan la educación al punto que hoy en día en los colegios no se sabe quién es Alberdi, se dice que Roca fue un genocida y que Sarmiento era un asesino. Lo que buscan los populistas y progres es destruir los valores que imperaron en la generación del 37 que se plasmó en el impresionante despegue económico de Argentina hacia fines del siglo XIX, destruyendo la imagen de esa generación.

Gráfico 1


El gráfico 1 muestra qué posición tiene Argentina en el ranking de países en base a su ingreso per capita con datos de Angus Maddison. Cuando rigieron los valores de la generación del 37 o más conocida como la generación del 80, es decir, el espíritu liberal de nuestra Constitución de 1853, Argentina llegó a ser el país con ingreso per capita más alto del mundo en 1895 y 1896. Lograda la consolidación nacional en 1880, nos mantuvimos entre los 10 países con mayor ingreso per capita. El gráfico muestra categóricamente cómo a partir de mitad de la década del 40 empezamos a perder posiciones aceleradamente. La caída de la curva puede ser más pronunciada porque tomo los primeros 70 puestos. Si tomo los 169 países considerados en la serie de Angus Maddison la curva queda de la siguiente manera.

Gráfico 2


Aun agregando más países, queda marcado el punto de caída a mediados de la década del 40. Como con las estadísticas uno puede inventar los datos que quiere, tomo una tercera opción que es la de Nicolás Cachanosky, quien calculó en qué posición se ubicaba Argentina entre los países de mayor ingreso. El gráfico 3 muestra que hasta la década del 70 Argentina perteneció al 20% de los países de mayor ingreso per capita, pero se ve claramente que la tendencia a la baja se da a partir de 1947. Es decir, cualquiera sea el mecanismo que se elija para ver en qué momento dejamos de ser un país que crecía, ofrecía condiciones para invertir y creaba puestos de trabajo, todos llevan a mediados de la década de 1940.

Gráfico 3


Nuestra decadencia coincide con la llegada del populismo, de la cultura de la dádiva, con la idea que el pobre es pobre porque otro es rico, por el sobredimensionamiento del estado, por la destrucción de la moneda, etc. Antes de nuestra decadencia imperaban los principios de la Constitución de 1853/60 inspirada en las Bases de Juan Bautista Alberdi, un personaje hoy desconocido en las escuelas y hasta en las universidades. Y no es casualidad que en las escuelas, que han caído en manos de los progres y populistas, se ataque o se ignore a Alberdi, Sarmiento, Mitre, Avellaneda, Pellegrini y Roca por citar algunos de los dirigentes de lo que se conoce como la generación del 80.

Alberdi no solo escribió las Bases, también publicó El Sistema Económico y Rentístico de la Confederación Argentina según su Constitución de 1853, El Crimen de la Guerra, Peregrinación de Luz de Día y muchos libros más. Pero en el Sistema Económico explica claramente que el sistema económico que inspira la Constitución Nacional es el del sistema liberal.

Dice Alberdi en el Sistema Económico y Rentístico: “La Constitución es, en materia económica, lo que en todos los ramos del derecho público: la expresión de una revolución de libertad, la consagración de la revolución social de América. Y, en efecto, la Constitución ha consagrado el principio de la libertad económica, por ser tradición política de la revolución de mayo de 1810 contra la dominación española, que hizo de esa libertad el motivo principal de guerra contra el sistema colonial o prohibitivo”.

Citando a Adam Smith y a Juan Bautista Say, dos exponentes del liberalismo del siglo XVIII y XIX, dice Alberdi: “A esta escuela de libertad pertenece la doctrina económica de la Constitución Argentina, y fuera de ella no se deben buscar comentarios ni medios auxiliares para la sanción del derecho orgánico de esa Constitución”.

Alberdi fue el que dio las bases para construir la Argentina y luego Mitre, Sarmiento, Avellaneda, Roca, etc. llevaron adelante esas ideas. Por eso hay que defenestrar a las generación del 80. Porque representa los principios de la libertad económica, algo que detestan populista y progres. Y para destruir esos valores coparon la educación.

Algunos podrán argumentar que esa constitución fue escrita para el siglo XIX y hoy las cosas son diferentes. La realidad es que cuando imperaron los valores de la Constitución de 1853 estábamos entre los 10 países con mayor ingreso per capita y llegamos a ser primeros. Cuando llegaron las ideas modernas de la economía cerrada, la redistribución del ingreso, las empresas estatales, los impuestos progresivos, el Banco Central y la cultura de la dádiva de los políticos “buenos” que hacen caridad con la plata del contribuyente, pasamos a estar en el puesto 62 en el ranking de los países de ingreso per capita y con tendencia a seguir bajando. Justamente, para desprestigiar las ideas de la Constitución de 1853, los progres y los populistas tienen que desprestigiar a la generación del 80 o dejar de enseñar cómo se construyó Argentina luego de Caseros. El revisionismo histórico apuntó a destruir los valores que hicieron grande a la Argentina. A demonizar a la generación del 80.

En definitiva, sabemos que este nivel de gasto público destroza la economía, que esta carga tributaria espanta cualquier inversión, que esta legislación laboral hace que las empresas no quieran contratar personal y que hay legiones de gente que viven de planes sociales. Eso lo sabemos, el punto es explicar por qué llegamos a esta decadencia. Mi punto central es que solo podemos explicar nuestra decadencia, o si se prefiere, cómo salir de la decadencia, debatiendo los valores que tienen que regir en la mayoría de la sociedad y no limitarnos a repetir todo el tiempo que hay que bajar el gasto público y los impuestos. Para cambiar la Argentina, el debate es mucho más profundo que esas dos simples afirmaciones, de las cuales, aclaro, no reniego. Solo insisto en que si no cambiamos los valores que llevaron a tener un gasto público disparatado y un sistema tributario confiscatorios, nunca vamos a tener un crecimiento sostenido.

Fuente: Economía para Todos