En Santa Fe, el verano 2019 comenzó con temperaturas que rompieron récords: el 2 de enero la estación meteorológica del Palacio Municipal registró 42,1 °C en la capital provincial. Si bien, estas marcas son habituales en esta época del año provocan que el rodeo, tanto en las cuencas lecheras como en las zonas pampeanas de cría y engorde, se aleje de la zona de confort térmico y afectan su eficiencia productiva y reproductiva.

Para anticipar estos eventos de calor, un equipo de investigadores del INTA –integrado por especialistas del Instituto de Clima y Agua y del INTA Rafaela– presentó una herramienta que permite monitorear el índice de temperatura y humedad (ITH) en tiempo real. Además, anticipa el pronóstico de los próximos días y recupera las condiciones pasadas.

Desarrollada por Nazareno Martin, especialista en informática del Instituto de Clima y Agua del INTA, la nueva herramienta está disponible en el sitio institucional SIGA (Sistema de Información y Gestión Agrometeorológica).

“La herramienta permite al usuario consultar, a partir de la estación meteorológica automática (EMA) deseada o de un determinado punto en el mapa (latitud y longitud), el índice de temperatura y humedad de los últimos dos días (incluyendo el actual)”, explicó Martin y agregó: “Además, permite conocer el índice pronosticado a futuro, hasta 48 horas”.

“El usuario puede acceder, desde su dispositivo móvil, a una versión simplificada de la herramienta que se ajusta según las necesidades”, señaló Martin quien apuntó que luego de la consulta, el resultado se visualiza en forma de gráfico y tablas y permite la descarga del informe generado.

Si bien el monitoreo del ITH es una actividad que el INTA monitorea desde el 2012, con el correr de los años y el avance de la tecnología se adoptaron diversos formatos. “Ahora, de los boletines semanales emitidos durante el verano, pasamos a la consulta online mediante esta nueva herramienta disponible en el SIGA”, acentuó Natalia Gattinoni, especialista del Instituto de Clima y Agua del INTA.

“Mediante una fórmula matemática que combina temperatura y humedad del ambiente, el sistema infiere el nivel de calor que pueda estar sufriendo el ganado, según las condiciones que se registren a lo largo de día”, expresó Roberto De Ruyver, coordinador de Agrometeorología del Instituto de Clima y Agua del INTA.

De acuerdo con Laura Gastaldi, especialista del INTA Rafaela –Santa Fe–, los animales se estresan y pierden bienestar a partir de un ITH igual o mayor a 72, valor crítico de referencia para el ganado lechero. “Si el ITH se mantiene por encima de 72 durante al menos tres días, dicho evento constituye una ola de calor”, afirmó.

En este sentido, “es importante analizar de manera conjunta las condiciones de ITH a las nueve de la mañana y a las nueve de la noche, sumado al pronóstico de los días siguientes, para saber de manera anticipada si el ganado se está alejando de la zona de confort”, agregó De Ruyver.

Si bien la temperatura ambiente es importante para determinar el estrés calórico, por sí sola no es una adecuada expresión de la respuesta animal, ya que su efecto sobre el ganado es alterado por la acción del viento, la humedad relativa, las precipitaciones, la velocidad del viento y el nivel de radiación solar, entre otros.

La humedad relativa acentúa las condiciones adversas de las altas temperaturas y complican la efectividad en la disipación de calor por sudoración y respiración en el ganado. Si la humedad del aire es baja –zonas cálidas y secas–, la evaporación será rápida; mientras que si la humedad es elevada –zonas cálidas y húmedas–, la evaporación será lenta y, por lo tanto, se reduce la pérdida de calor y se altera el equilibrio térmico del animal. El viento ayuda a reducir los efectos del estrés por calor y mejora la evaporación.

Cómo minimizar el calor

La implementación de sombras naturales y artificiales –mediasombra–, sumado al enfriamiento de los animales mediante el uso de ventiladores y aspersores, son estrategias recomendadas para reducir los efectos de las altas temperaturas. Esto es importante porque una vaca estresada por el calor come menos y, en el caso de ganado lechero, hace que se perjudique la cantidad y calidad de la leche, la salud y el comportamiento del animal.

En cuanto al manejo de la alimentación se recomienda priorizar pastoreos nocturnos y de madrugada y suministrar dietas frías, equilibradas y de mayor contenido energético. De este modo, el calor interno producido por el animal no será excesivo.

El agua es otro factor crítico a cuidar. En situaciones con temperaturas elevadas, una vaca puede consumir en promedio hasta 107 litros por día, mientras que una lechera de alta producción puede ingerir hasta 140 litros por día. En una toma de cinco minutos, se calcula que un solo animal puede beber hasta 13 litros.

La respiración del animal es un buen indicador de su estado de bienestar. El incremento de la frecuencia suele ser el primer síntoma visible de la respuesta al estrés térmico. A medida que aumenta la cantidad de aire respirado, mayor será la pérdida de calor.

No obstante, la frecuencia respiratoria elevada no indica que los animales mantengan con éxito su equilibrio térmico, sino más bien que poseen una carga excesiva de calor y tratan de restablecer su equilibrio. Si esto no es suficiente, el animal tiende a minimizar sus desplazamientos hasta disminuir la ingestión de alimentos.