Los pequeños productores del departamento santafesino de 9 de Julio -al noroeste de la provincia- son los más afectados por las inundaciones que alcanzan, solo en esa zona, a 30.000 hectáreas productivas. Plantean que el no tener espalda financiera para reiniciar sus actividades cuando baje el agua complicará más el "desastre biológico" que afecta a los suelos, que quedan compactados y barrosos.

En los últimos 20 días, en la región -al límite con Santiago del Estero- cayeron unos 600 milímetros y, como las tierras están aguas abajo, a las lluvias se le suma el desagote de las provincias ubicadas cuenca arriba.

Paula Forlano, productora de Tostado, enfatizó que "nunca hubo planificación integral del manejo de las aguas y eso es lo que reclamamos".

El departamento -que como informara LA NACION será declarado en "emergencia agropecuaria" por la provincia- es productor ganadero-agrícola y alberga tanto a grandes explotaciones como a familias que viven de la cría de animales y el cultivo de algodón.

A pesar de que en las últimas horas la urgencia es por la atención de los pobladores rurales que quedaron aislados por el agua, ya empezó el traslado de hacienda a zonas más altas. "En los establecimientos chicos, de agricultura familiar, las pérdidas son totales", apuntó Forlano.

Este miércoles, el gobernador Miguel Lifschitz, recorrió la zona y se comprometió a un relevamiento en números concretos, con coordinación de tareas. "Hay una catástrofe natural, pero también es cierto que desde hace décadas cada comuna hace canales y cunetas sin coordinación general y lo provisorio termina quedando para siempre", señaló Forlano.

El departamento 9 de Julio, en la última década, registró ciclos de tres años de sequía por uno de inundación. La situación lleva a que todos los períodos haya una declaración de emergencia sea por falta o exceso de agua. Incluso, hace dos años hubo por las dos causas en el mismo año.

Desde los sectores productivos insisten en que por esos problemas hay migraciones porque cada vez es más complejo retomar la actividad y, en ese contexto, inscriben su planteo de la necesidad de un plan de manejo hídrico integral. Subrayan que son conscientes de que son un bajo natural, pero también advierten que hay formas de canalizar el agua para evitar problemas permanentes.