Celso Fantinel, primer vicepresidente del gremio, explicó que en 2018 Pequiven y Agropatria comercializaron 30% del fertilizante requerido y que privilegiaron el maíz y el arroz, pues para el gobierno el café y la caña de azúcar no son prioritarios. “2018 cierra como el peor año para la producción agrícola”, afirmó.

La cosecha de maíz blanco no llegó a 160.000 toneladas, de una demanda de 1,3 millones de toneladas. “De cada 10 arepas consumidas este año, solo 2 fueron preparadas con maíz nacional, las otras 8 con el importado”. Del amarillo, necesario para la alimentación de pollo y cerdo, etcétera, se cosecharon 520.000 toneladas, de un consumo de 1,8 millones de toneladas. “No satisfacemos ni 20%”, añadió.

Las cifras bajas se extienden al resto de los rubros. La producción de soya no cubrió 1% de las necesidades y la de arroz se desplomó 10% con respecto al año anterior. En cuanto a la caña de azúcar, las asociaciones de cañicultores pasaron de moler 8.231.490 toneladas en la zafra 2007-2008 a 3.543.097,04 toneladas en la última: un descenso de más de 50%. Y lo que se espera para 2019 es peor. “Se prevé una producción de 2,5 millones de toneladas de caña molida en la zafra que comienza pronto, lo que representa prácticamente 20% del consumo”, dijo Hopkins.

En general, las perspectivas para el año entrante no son óptimas, sobre todo por las medidas económicas que ha ejecutado el gobierno de Nicolás Maduro, que ponen más en riesgo la producción, señaló el jefe de Fedeagro.

Una de ellas es el control de precios. El maíz blanco y amarillo húmedo se fijó en 16 bolívares y el arroz padi en 20 bolívares, montos que llevan a la quiebra al productor y que seguirán atentando contra la producción.

Hopkins fue tajante al alertar que es compleja y preocupante la situación que se espera para el primer trimestre, y que no hay nada que indique que se podría recuperar la producción. “En este momento en el país no hay fertilizantes, no hay acceso a agroquímicos, no hay semillas y no sabemos cuál será el panorama para la siembra de maíz. Si esto no se corrige, la producción continuará cayendo, lo que incrementará la escasez de alimentos”, advirtió.

Este mes de diciembre, la Asamblea Nacional sancionó la Ley de Semillas y las reacciones de los productores fueron inmediatas. Carlos Albornoz, presidente del Instituto Venezolano de la Leche y la Carne, expresó en Twitter que la aprobación de la normativa representa “un gran paso en la ruta correcta” y que se trata de un significativo aporte. “Un especial reconociendo al diputado Alexis Paparoni que se puso esto a cuestas”, escribió.

Hopkins también compartió un mensaje por la red social: “A partir del martes, el sector agrícola cuenta con una Ley de Semillas de primer mundo, de la mano de la tecnología y a favor del productor agropecuario y de la producción”.