Continúan sin poder evaluarse los daños y el porcentaje de pérdida de calidad en los cultivos de trigo y cebada, especialmente en las chacras del sur del país que no pudieron levantarse antes del exceso hídrico.

El paro que afectó la distribución de combustible por un conflicto gremial en la planta de La Tablada pegó fuerte en el interior y provocó una interrupción de las cosechas, por más que el clima ayudara. Después vino el diluvio.

Con más de 220 milímetros en algunas zonas agrícolas y mucho viento, hay varias chacras volcadas y seguramente no habrá piso por varios días, para evaluar daños. Según dijo el meteorólogo Guillermo Ramis, será el tercer diciembre con más lluvias en los últimos 110 años.

La pérdida de calidad afecta básicamente a la cuenca agrícola del sur, porque en el litoral ya se levantó prácticamente toda el área de invierno.

El común denominador está dado por el atraso de las siembras de segunda a nivel de cultivos de verano, especialmente las de soja. En muchos casos habrá que resembrar algunas chacras y no hay tanta disponibilidad de semilla en el mercado, según dijeron a El País algunos operadores.

Carlos Dalmás, asesor agrícola, aseguró que “ya hubo pérdidas de calidad en trigo y cebada”, pero insistió en que todavía habrá que esperar algunos días “para evaluar el porcentaje perdido y los daños que causaron las lluvias”.

El año pintaba bien y los productores estaban entusiasmados, porque los buenos rendimientos que se veían en trigo y cebada, hacían pensar en un promedio de 4.000 kilos por hectárea, permitiendo recuperar los números de las empresas, tras la menguada cosecha de soja del ejercicio anterior.

En el ciclo 2017/18 la cadena triguera tuvo una menor oferta de grano por la caída de la productividad del cereal, provocada por problemas climáticos y se espera una fuerte expansión de la oferta este año.

TRILLAS. “Porcentualmente el área de trigo y cebada que queda por levantarse en el sur no es tan alta, pero no se sabe con qué nos vamos a encontrar cuando podamos volver a entrar a las chacras”, explicó Dalmás a El País.

Estimó que seguramente faltaría levantar alrededor del 25% del área de invierno —en el norte ya se terminaron las trillas— y ahora hay que ver qué se salva de eso.

Para los productores agrícolas del litoral, “la cara buena es que este exceso de lluvia se registró después de la cosecha de cultivos de invierno”, afirmó el gerente de Copagran Paysandú, Luis Simean.

SOJA. A nivel de sojas de segunda, ni productores, ni asesores, saben cuánto habrá que resembrar, pero sí está claro que hay resiembra por delante.

“Todavía hay algunos días para poder terminar de sembrar soja y maíz en fecha, pero las lluvias nos están complicando mucho”, afirmó Simean.

En Paysandú y en otros departamentos del norte del país se había plantado alrededor del 40% del área con sojas de primera y “creo que iría la mitad del área de sojas de segunda. Seguramente esté faltando un tercio de la siembra de la oleaginosa”, agregó el gerente de Copagran Paysandú.

A su vez, el asesor Carlos Dalmás reconoció que seguramente “la siembra de soja se extienda hasta fin de año si las lluvias paran y el clima comienza a acompañar”.

CADENA TRIGUERA. Según Opypa, la productividad promedio para el trigo plantado en el ciclo 2018/19 estará en 3,9 toneladas por hectárea, cifra que está 71% por encima del rendimiento del ciclo anterior. En el ciclo 2017/18 el área de trigo se redujo 193.000 hectáreas y fue la menor que se haya registrado en Uruguay en los últimos 10 años, según las cifras de la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (DIEA/MGAP). Como consecuencia se levantaron 440.000 toneladas, con una producción promedio de 2,28 toneladas por hectárea plantada. La producción cayó 42% y fue la menor en los últimos 12 años.

Según un trabajo de Gonzalo Souto y Catalina Rava (Trigo y derivados: situación y perspectivas), la comercialización de la cosecha comenzó en noviembre de 2017, con más de 207.000 toneladas en existencias que venían de zafras anteriores, con diversos problemas de calidad.

Si ahora se confirma el rendimiento de 3,9 toneladas por hectárea, con una superficie de 204.000 hectáreas sembradas con trigo, se estarían cosechando 795.000 toneladas, 81% por encima de las 440.000 toneladas del año previo, aunque es 23% menos que el promedio anual de 1,1 millones de toneladas registrado en el último quinquenio.

PRECIOS. A su vez, el trabajo publicado en el Anuario de Opypa 2018 destaca que la actividad comercial en el mercado interno comenzó con precios por encima de los registrados en el comienzo de la zafra pasada (US$ 170 la tonelada), aunque siguen bastante por debajo de los US$ 207 de 2014/15.

El precio promedio para los trigos de buena calidad en noviembre estaba en US$ 189 por tonelada puesta en molino, registrándose actividad para la exportación, lo que marca una diferencia importante respecto al año anterior. Respecto al volumen para exportar, con existencias estables de 100.000 toneladas y un consumo de 500.000 toneladas, el saldo exportable estaría cercano a 305.000 toneladas, que estarían marcando un incremento.